¿Solo yo?
—Entonces....
—No la conozco, ¿vale?
—¿Tú hermano no se las ha presentado?
Lo miro con la ceja elevada regalándole una sonrisa sarcástica, —¿no recuerdas quien es mi hermano?
Asiente mientras me sonríe genuinamente, —bien, lo pillo. Pero ni aún así. ¿No se ha presentado para las fiestas importantes?
Doy una pequeña mordida a su hamburguesa, trago y respondo, —claro. Para mi cumpleaños, pero solo se presentó él.
—Oh, valla... Veo que no está interesado en presentarla.
—La verdad no me importa, solo deseo que sea feliz y suficiente para él.
—Valla, eres muy madura para tu edad.
—No, Hazzy simplemente soy realista y comprensible. Si él no la quiere presentar es muy su problema.
—Vale, pero entonces, ¿ya sabes la nueva noticia? — niego, dando otra mordida a la hamburguesa. —Eres muy lenta para este tipo de información. Al parecer esta tarde llega nuestra nueva profesora de arquitectura.
Tomo de su jugo y elevo los hombros restándole importancia. Harry golpea mi nuca al ver que no le prestaba la más mini atención a los chismes que se corrían por los pasillos.
—¿A que ha venido eso? — lo golpeo mientras sobo mi nuca.
—Se más atenta a las nuevas noticias.
—Pero, ¿a mí que me debe de importar eso? — bebo de su jugo mientras me mira con mala cara.
—Nuestra profesora será "The Boss Bitch", arquitecta y heredera de JM.
Asiento con una sonrisa, —¿y...?
—Que no lo captas, tendremos a la mejor y seremos los privilegiados. Además, se comenta que se ha casado a escondidas. Fue una boda oculta, — muerde un pedazo de su sándwich.
—Sigue sin interesarme mucho, la verdad es que prefiero simplemente enfocarme en su nivel académico y que me muestre algo que sea más de mi interés.
—¿Por qué siempre eres tan soberbia y exigente?
—No lo sé, tal vez gracias a mi padre y madre.
—Cierto, tus padres siempre te exigen de más. Los odio a ambos.
—Yo igual, pero no puedo hacer nada. Siempre debo complacerles.
—No te preocupes, has mejorado y te aseguro que este año te ira mucho mejor. Siempre das más de ti.
—Gracias Hazzy, eres el mayor apoyo.
—¡Epa!, pero que rápido me olvidan malditos egoístas— toma asiento a un lado de mí.
—Hola guapo— saludo, besando ambas mejillas.
—Hola preciosa, ¿qué tienes? ¿por qué esa carita? — pasa su pulgar por mi mejilla borrando una mancha oscura.
—Sus padres— simplifica Harry.
—¿Te siguen presionando?
—Si, y esta vez están exagerando demasiado— suspiro lentamente recargando mi rostro en la mesa, —mi estrés y ataques de ansiedad están empeorando. Ahora no puedo controlarlo como antes, me desmoronando.
Ambos se miraron preocupados ante aquella confesión. Sabían de lo que eran capaces sus padres. ¿Pero exigirle hasta el punto de que su ansiedad aumente? Les estaba pareciendo hacer cambiar de opinión sobre ambos señores. No querían culpar a su hermano Alessandro, pero sabían que él era el problema principal. Él y su soberbia.
