#24 -El pasado y los secretos-

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TIEMPO DESPUÉS

—Que fue lo que pasó después de que descubriste eso.

—Todo cambio literalmente, —me quedó callada un momento, mientras no dejo de mover el anillo en mi dedo anular. —Lo amaba demasiado.

—¿Lo amabas? ¿Quieres decir que ya no lo amas?. —Él me mira muy confundido esperando la respuesta.

Mi corazón comienza a latir muy rápido, cada que escuchó algo así mis nervios me traicionan y me pongo mal. Quisiera reconocer que ya no lo amo pero aún lo hago, quisiera decir que lo perdono pero no puedo hacerlo, no puedo perdonarlo.

—Tengo que irme, —tomó mi bolso y me pongo de pie rápidamente.

—Huyes de nuevo —él se vuelve a dirigir a mi y señala la puerta. —Claro es tu costumbre, ¿Cierto?.

—Te recuerdo que hoy es mi boda, ni siquiera debí de venir aquí. —Miro la hora en mi reloj y aún faltan muchas horas para mí momento.

—Entonces porque veniste a verme.—Me cuestiona, cada vez sus preguntas me molestan más, pero aún así siempre necesito hablar con él.

—No lo sé, —me encojo de hombros. —Me voy y espero verte allí.

—Estaré en primera fila Azul.


TIEMPO ANTES



—¡Alex responde, Romina y tu estuvieron juntos!.

Alex no dijo nada, él se quedó callado y su silencio dijo más que cualquier palabra.

—Me engañaste, me engañaste con mi amiga. —La decepción, el enojo y una profunda tristeza inundaron mi corazón, Alex me había engañado.

—Azul, yo... —Alex intentó hablarme pero no pudo formular ninguna frase.

—¡No quiero volver a verte Alex, eres un maldito hijo de puta que no vale nada!. —Le grite lo más fuerte que pude, pensando que con eso me dejaría de doler.

—¡Azul escúchame por favor!. —Él me suplicó y trato de acercarse a mi.

—¡No voy a escucharte más, ya no Alex porque esto se acabó!. —Lo empujé, una, dos, tres veces hasta que se me acabaron las fuerzas en los brazos.

Todo era horrible, jamás pensé sentirme así de humillada y destrozada.  Alex lo había vuelto hacer y yo confíe en él, como una ciega.

—No lo digas Azul, esto no se ha acabado.

—Por supuesto que sí y ahora entiendo que cometí un grave error al casarme contigo.

—¿Qué? ¿Que estás diciendo?.

—¡¡¡QUE JAMÁS DEBÍ CASARME CONTIGO!!! ¡TODO FUE UN MALDITO ERROR!.

—Azul no digas eso mi amor.

—Perdí a mi familia por tu culpa y eso jamás te lo voy a perdonar, jamás Alex.

—Azul no, tan solo déjame explicarte —Alex vuelve a intentar agarrarme pero lo vuelvo a empujar. —¡Te juro que me arrepiento tanto, yo solo te amo a ti!.

La gran mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora