¿AMIGOS?

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Lunes, 8 de octubre.

Paso por el pasillo con la cabeza abajo, esperando con ansiedad que Melody no me vea, todos están fuera del aula como es lo de siempre, la diferencia es que hoy he llegado tarde, me he quedado dormida, siempre llego una media hora antes de que suene el timbre, pero hoy ya solo faltan cinco minutos.

Entro al aula y para gloria mía, Melody ni me ha notado, me siento al final del aula, al lado de Paterson, pongo mi cabeza sobre mis brazos como si me fuera a quedar dormida sobre el pupitre y cierro los ojos.

—Lo he conseguido —me susurra Paterson.

No le presto atención.

—Lo he conseguido —susurra de nuevo.

Giro mi cabeza hacia el otro lado, su aliento a menta me está fastidiando.

De repente el asiento de adelante se tambalea un par de veces.

—Roth, tienes que preguntarme. —Paterson está de nuevo desprendimiento su aliento sobre mi cara.

¿Qué es lo que quiere? Suelto un bufido hostigada de él.

Me toca un par de veces esperando que abra los ojos, sin embargo, no lo hago. Él sigue insistiendo como si se tratara de vida o muerte.

—¿Qué Paterson? ¿Qué? —Me incorporo—. ¿Qué fue lo que conseguiste? —Frunzo el ceño.

—No me lo vas a creer —alza sus cejas morenas—, Melody ya me mira con otros ojos.

—Sí, con ojos de lástima. —Intento recostarme nuevamente, pero él me detiene.

—No, Roth, me mira con amor. —Sonríe de oreja a oreja.

—Sí, Paterson lo que tú digas.

—Lo digo muy enserio, Roth. Me ama.

He tenido que morderme la lengua para no soltar la carcajada. Él realmente está loco, ¿Quién podría amar a alguien en menos de una semana?

—Ah, ¿sí? —le digo incrédula, colocándome en posición de dormir nuevamente—. Que bien Paterson, solo vete.

—No me vas a preguntar porque me ama.

Suspiro fastidiada y abro los ojos.

—¿Por qué te ama?

Él se acuclilla y luego susurra—: Le he hecho saber que me he acostado con más de diez mujeres.

Por favor, que alguien me diga que no escuché eso realmente. Aprieto los ojos y mis labios con fuerza para no decir nada que no deba.

—Tienes que ser bastante estúpido para querer conquistar a una chica de esa manera. —Escucho a Milo.

Al parecer acaba de llegar y justo a tiempo, no me hubiera creído si se lo hubiese contado.

Paterson se ríe de forma ruidosa y se pone de pie.

Me paro, lo miro a los ojos, al mismo tiempo que ubico mis manos sobre sus hombros.

—Paterson, has mandado al fregadero todo. —Meneo la cabeza de un lado al otro—. To-do.

—Ustedes no saben nada de mujeres, ni siquiera tú que eres mujer. —Se suelta de mi agarre. Milo con decepción se acomoda en su asiento, saca el libro de ciencias y se pone a leer—. No saben que a las mujeres les gusta los hombres con experiencia.

Por los frijoles de mi abuela, ¿qué tiene Paterson en la cabeza?

—Paterson, como mujer puedo decirte que eso no tiene relevancia.

De Enero a DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora