[8.El "defensor"]

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Bakugo estaba mareado, una vez vió al peliverde salir corriendo volvió a sentirse en una nube, le tendió una trampa algo sucia, así aprendería a no huir de él y sus amigos a la salida, y ya pensaría en otro momento que le haría al de cabello bicolor, ahora se debía centrar en su madre, se levantó lentamente del suelo intentando no marearse, cerró la puerta importandole poco si mataban al pecoso de camino a su casa, subió muy despacio las escaleras con la intención de no resbalarse o que le fallaran las piernas, no quería acabar con algún hueso roto solo por ir al piso de arriba, y pensar que antes, guiado por la furia y las ganas de golpear ni si quiera procesó que podría haberse caído.

Ya en el piso de arriba, fue caminando lento hacia el cuarto de su madre, se arregló la ropa, mirando por si su víctima le hubiera dejado algún rastro no deseado de sangre, abrió la puerta, aparentando estar bien, su madre seguía dormida, se acercó solo para comprobar si tenía alguna herida, ya hacía años que no se fiaba de su padre, y de lo que este le pudiera hacer a su pobre madre. Katsuki no sabía que iba a hacer con su vida, pero sabía que no quería ni iba a acabar como su padre, maltratando a un ser inocente e indefenso, que pena que nunca pille la ironía. Después de una pequeña inspección vio que no tenía ni un rasguño, y esto le llegó a asustar más, su padre se estaba aguantando la ira, y bien conocía lo que pasaría si seguía conteniendola, y no lo iba a permitir, no está vez, nada más vea a su padre levantando la mano o escuchara un sollozo de su madre, él se metería, ya le daba igual que su padre lo matara.

[*]

Un nuevo día de clase, Ochako recibió un mensaje de su pequeño amigo.

*No voy a ir a clase hoy*

-Tenya, -Llamó Ochako a su amigo de gafas. -¿tu estuviste ayer con Midoriya a la salida?

-Siempre se va solo. -Iida ya estaba leyendo otro libro, como cada mañana. -¿No viene hoy tampoco? -Se le oía preocupado, a fin de cuentas era su amigo, era imposible no preocuparse, aun más sabiendo las razones de porque solía faltar el pecoso.

Ochako estaba preocupadisima, pero esa preocupación dio paso al odio, en cuanto en frente de su vista contempló como los tres chicos que más problemas daban en su clase entraban por la puerta, sintiéndose los reyes del lugar, y como no si a cada chaval que tenían atemorizado agachaba la cabeza ante su presencia. Uraraka apretaba los dientes, no los soportaba, no le gustaba ni sus comentarios ni sus acciones.

-Calmate, no tienes ni idea si han hecho algo. -El peliazul intentaba calmarla, no sería esa la primera vez que su amiga quería lanzarse a insultar, por ende tampoco sería la primera vez que acabaría en el suelo con algún golpe y mareada, pero eso a la castaña poco le importaba, solo quería que sus amigos estuvieran bien.

-Buenos días chicos. -Entró Todoroki, saludando a sus dos compañeros. -¿Midoriya todavía no llega?

-No va a venir. -Dijo mirando de forma directa al grupo de Bakugo, quienes se reían, a saber de qué.

Esto Todoroki lo notó muy fácilmente, Uraraka sentía que esos chicos habían hecho algo y Shoto también, eran los chicos que esperaron al peliverde a la salida, no hacia mucho que entró nuevo a esa escuela y ya desconfiaba de media clase.

-¿Por qué? -Preguntó el de cabello bicolor poniendo una mueca incomprensible, aunque ya se hiciera una ligera idea de que podría haber pasado.

-No lo sé, le he preguntado pero no me responde.

Fue una pena que no pudieran continuar la conversación, pues su profesor entró por la puerta.

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No, de ti noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora