No, de ti no

[19.Todoroki es importante]

Fue un día muy bueno, sin duda, pero todo lo bueno se acaba, se despidió de Bakugo con un pensamiento claro en su cabeza.

"Esto no significa que sea mi amigo o que confíe en él." Izuku no era estúpido, si Bakugo le demostraba un poco de entrega a la hora de recuperar su muerta amistad él sería capaz de plantearselo. Bakugo le había hecho muchas cosas horribles, le ha pegado, insultado y le ha humillado. Mucha gente le gustaría con todas sus fuerzas ver a esos individuos afectados por el karma, pero el pecoso no era así, él era bondadoso y de buen corazón, aceptaba que no tenía los gustos más sanos, pero jamás sería capaz de desearle el mal a nadie más, bastante se odiaba ya a sí mismo.

Después del rato que pasó con su amigo de la infancia, Izukuno decidió volver a casa, tenía la ropa empapada y necesitaba secarse antes de pescar un resfriado. Al entrar a su casa se esperaba que estuviera vacía, como siempre, pero escuchó el sonido del televisor en la sala principal, al asomarse vió a su madre, intentó no hacer ruido al meterse a su dormitorio, no tenía los ánimos para hablar con ella, nunca los tenía. Agarró ropa para cambiarse e intentó ir lo más rápido posible al baño para que su madre no le viera, pero falló.

-¿Dónde estabas? -Preguntó con la mirada todavía clavada al televisor.

-Estaba con unos amigos.

Inko se giró y le vió empapado de pies a cabeza, en una relación madre e hijo normal lo más seguro es que la madre se pusiera a gritar y a echar una bronca a su hijo, pero no tenían una relación madre e hijo normal. Lo que hizo la peliverde fue mirarlo con preocupación.

-Ve a por toallas, yo te preparo algo caliente. -Le dijo con una falsa tranquilidad dirigiéndose a la cocina. Esa reacción era rara para Izuku, normalmente lo que hubiera pasado es que Inko le ignoraría, pero esta vez de verdad se preocupó por él.

"¿Qué les pasa a todos últimamente?" Y es que Izuku no sabía que su vida iba a dar muchas vueltas, empezó con el cambió de Katsuki, continuó con la rara actitud de su madre, Izuku no lo sabía pero dentro de poco tendrá una vida sana y con gente que le quiere, aunque él lo niegue.

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Estaba embobado, miraba hacia todos lados y a la vez hacia ninguno. Estaba feliz, sabía el porqué, pero no se quería hacer ilusiones. Lo mejor que podía hacer por el momento era ignorarlo, intentar controlar a sus amigos para que le dejaran en paz, y dejar que todo fluya y que vaya a su propio ritmo. Ni siquiera había aceptado sus disculpas, pero intuía que con el tiempo, y muchas demostraciones de afecto, aceptaría su perdón.

Volviendo a su casa se acordó de que había dejado a sus amigos en su casa, si su padre volvía las cosas iban a acabar mal para él. Aún con esa condición, no decidió ir corriendo o con prisas, siguió a paso lento y no queriendo angustiarse, volviendo al momento que pasó con Midoriya. Tenía muchas ganas de volver a verlo, aunque sea desde lejos.

Todavía podía recordar su pelo empapado, y sin duda su nueva obsesión es la de contar sus pecas, sobre todo preguntarse si tendrá más esparcidas por el cuerpo. Era un tonto enamorado, enamorado de una persona a la que ha maltratado durante mucho tiempo. Tenía una mezcla de emociones en su cuerpo, por un lado se sentía como si todo fuera a ir bien, aunque sabía perfectamente que no, y por otro lado se seguía odiando a sí mismo, ¿y cómo no hacerlo? Lo raro es que Izuku parecía no odiarlo, lo que Bakugo se esperaba es que, al estar vulnerable delante del pecoso, le escupiera en un ojo, o le diera una patada en la entrepierna, según él, Izuku le debería haber insultado, como mínimo.

Entre pensamientos de odio hacia su persona y amor hacia Deku, llegó a su casa, dónde parecía no haber nadie, por un momento tuvo la esperanza de que sus amigos se hubieran ido.