T1E8: Сем, Minsk es un idiota

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Сем: "siete" en bielorruso

Minsk miró a su amigo, esperando que haya sido una broma.

— ¡No me mires así! ¡No sabía que se iba a acabar la bencina!

— Eres un...

— ¡Voy bajando! —avisó— ¡Afirmense bien!

— No quiero morir joven —dramatizó Kiev—.

— ¡Macachi pec, que yo soy la joven de aquí! —le gritó Yucatán—

— ¡Solo afirmense por la cresta!

— ¡Si vamos a morir debo decir que yo me comí tu última marquesita! —confesó Berlín—

— ¡Lo sabía! ¡Y me culpaste! —le gritó Tokio—

— ¡Estamos cerca!

Todos se afirmaron y el helicóptero cayó, dio una vuelta en el suelo.

Una pistola golpeó la cabeza de Minsk.

— ¿Hay algun muerto? —preguntó Damasco—

— Sí, yo —respondió sarcástica Yucatán—.

— No siento mi pene —dijo Kiev—.

— No quería saberlo —dijo asqueada Berlín—

— Ese... No es el tuyo, Kiev —dijo Damasco—.

— Oh, perdón.

— Nos salieron jotos.

— ¿Te enteraste hoy?

Chiloé comenzó a reír. — Lo siento, pero es gracioso vernos de esta forma.

Tokio y Berlín estaban de cabeza ya que su cinturón no se había soltado y el helicóptero estaba dado vuelta, Kiev y Damasco estaban el uno sobre el otro sobre el techo del helicóptero, Minsk estaba tirado con la mitad del cuerpo afuera, Chiloé y Yucatán estaban tiradas sobre el techo, bajo las cabezas de sus amigas.

— Si si, ahora ayúdame a bajar.

— Uy, ese genio —negó mientras ideaba una forma de sacarlas sin que se doblaran el cuello—. Minsk, ayúdame por favor.

No recibió respuesta. — ¿Minsk?

Yucatán y Chiloé fueron al lado de su amigo. — Hey, reacciona.

Lo movieron un poco pero no reaccionaba. Yucatán habló desesperada — ¡Máare, se nos murió! ¡Minsk! ¡Despierta! ¡Yaa! ¡Tus bromas no son graciosas en medio de un apocalipsis! ¡Minsk! ¡Reacciona!

— ¡Despierta! ¡Reacciona conchetumare! —sacudió al minscense— Por favor, Minsk...

— ¿Qué pasa? —preguntó Damasco, mientras junto a Kiev bajaban a las chicas—

— Minsk no reacciona...

— Por favor —susurraba Chiloé abrazando al minscense, sollozando—. Puede que casi vuelque el auto esa vez pero no nos dejes, por favor. No me dejes.

Los amigos rodearon a Minsk esperando alguna reacción de su parte.

— Creo que recordé el porque odiaba los helicópteros...

El nieto menor de URSS abrazó a la chica.

— Siempre me dejan con un moretón en la cabeza —rió—.

— ¡Tú, saco de...! —el grupo comenzó a insultar en todos sus idiomas y modismos a Minsk, quién reía ante la reacción de sus amigos—

— Se preocupan por mi, aw —habló Minsk—.

Hasta El Fin Del Mundo [cH/sH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora