T1E10: Espera con paciencia, ni que fuera en fin del mundo

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Chiloé miró hacia otro lado con las mejillas rojas.

— Es bueno saber que no nos dejarás —dijo Tokio entrando a la cocina—. Amigo mío.

Palmeó la espalda del bielorruso y luego se acercó a la chilena.

— ¿Quieres que te ayude en algo?

— Yo la puedo ayudar.

— Sí, bueno. Ya tengo todo listo así que solo llamaré a los demás —dijo la chilota saliendo de la cocina—. ¡A comeer!

— ¡Ya vamos!

En menos de cinco segundos ya habían llegado los demás.

— ¡Comida! —Yucatán se lanzó a una silla— ¡Gracias Chi!

— No hay de qué —se sentó junto a su amiga y los demás le siguieron—.

— ¡Hace tiempo no comía pancakes! —dijo Kiev comenzando a comer—. Están muy buenos, Chi.

— No sé acostumbren —rió—.

Damasco habló. — Yuca, ¿hablaste con tu papá?

La nombrada asintió rápidamente. — Hace un rato, dijo que nos quedaramos unos días aquí y mandarían a algunos para que vengan por nosotros.

— Nunca pensé que diría esto pero comienzo a extrañar a mis hermanos —mencionó Berlín—.

Kiev asintió. — Hasta yo extraño a mis hermanos

Tokio apoyó su cabeza en la mesa. — Estoy cansada, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que inició esto, hace unos días íbamos camino a la playa.

— ¿Saben qué? —habló Minsk, con un sorpresivo positivismo— Descansemos de esto unos momentos, ya llegará el momento que debamos ponernos serios, pero ahora, disfrutemos esto, como si fuera una de nuestras salidas normales.

Yucatán sonrió. — Eso es lo más y casi lo único lindo que has dicho, Minsk. Y te encuentro la razón, despejemos nuestras mentes.

— ¿Y de qué hablamos?

— De que Kiev y Damasco deberían de jugar al tonto y hacerse pareja de una vez.

Damasco miró a Kiev, y comenzaron a reír.

Berlín alzó una ceja. — ¿Qué es tan gracioso?

Kiev asintió y aclaró su garganta. — Llevamos saliendo un mes.

Los otros cinco abrieron sus bocas sorprendidos.

Chiloé se levantó y golpeó la mesa. — ¡Bien conchetumare! ¡Yo dije, yo dije! —señaló a la yucateca— ¡Págame!

La señalada se quejó mirando a la recién revelada pareja. — ¿Por qué? ¿No podían esperarse hasta hoy o está semana?

— Chi —habló Minsk—. Me debes la mitad de lo que gané, recuerda que ibas a apostar por un mes después y yo te convencí de que apostaras por uno antes.

Berlín, Tokio, Damasco y Kiev estaban confundidos. Mientras que Yucatán le tendía dinero a regañadientes a Chiloé, y ésta le daba su mitad a Minsk.

— No sé si reírme o preguntar de qué hablan —dijo Kiev—.

— Yucatán y Chiloé apostaron por cuando se harían pareja, Yuca dijo que en estos días, mientras que Chi dijo que ya eran pareja de hace un mes pero todavía no lo decían.

— Como sea, ¡felicidades!

— ¡Ya tienen a los padrinos y a las damas de honor para su boda!

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2021 ⏰

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