- ¿Cuánto nos falta? -preguntó Tokio-
- ¿Hace cuánto preguntaste eso? -respondió con una pregunta Berlín-
- Cinco minutos.
- Entonces faltan cinco minutos menos.
- Me confundí -dijo Kiev-.
- Yo también -comentó Yucatán-.
- ¿Y si nos detenemos un poco?
- Apoyo a Damasco.
Los amigos se detuvieron, Yucatán fue la primera en lanzarle al piso para acomodarse.
- Debo admitir -habló Chiloé-, que escuchar tu nombre me da hambre -dijo mirando al hijo de Siria-.
- ¿Por qué? -preguntó Kiev molesto, el resto rió-
- Mi familia le dice damasco al albaricoque¹ -respondió-. Celoso.
- No estoy celoso.
- No lo estás porque fuiste el único que toco su-
- Cállate -dijo tapando la boca de la tokiota-.
- ¿Todavía estás enojada conmigo? -preguntó Misk-
- Yo diría que si -dijo Yucatán viendo los gestos de su mejor amiga-. Y todos, ¡¿qué clase de broma era esa?!
- Primero, si me quedé inconsciente.
- ¿Entonces no nos escuchaste? -preguntó Berlín-
- Bueno sí, desperté mientras me hablaban.
- ¡Entonces sí nos escuchaste! -gritó Yucatán-
- El tema es, de que quede inconsciente por el golpe, quedé inconsciente por el golpe.
- ¿Y qué tiene que ver eso? Estamos hablando de que fingiste no reaccionar.
- ¿Se dan cuenta que no hemos hablado nada coherente? -preguntó Minsk- Debe ser la poca creatividad.
- Cambia el tema nomás -le dijo su primo hermano-.
- ¿Escucharon eso? -preguntó levantándose el minscense-
- Ya, en serio.
- No, no -Minsk miró a todas partes-. Estoy hablando en serio, escuché un ruido.
- Yo también -habló finalmente Chiloé, levantándose del suelo, cargando su arma-.
Todo el grupo escuchó unos pies arrastrándose.
- ¿Corremos o disp-?
Tokio no terminó de hablar porque Yucatán la agarró del brazo comenzando a correr.
Berlín tomó una de las granadas, le quitó el anillo y la lanzó hacia atrás.
Cuándo explotó el grupo cayó, sin daños mayores². Miraron hacia atrás y el suelo estaba lleno de sustancias verdes y asquerosas.
- Voy a vomitar -dijo Damasco y sí, lo hizo-.
- Fo -dijo la yucateca mirando a otro lado-.
- Me duele el pie -dijo la chilota acariciando su tobillo, se había golpeado con la caída-.
- Yo te ayudo -dijeron Tokio y Minsk, después de eso se miraron fijamente-. Yo la ayudo -se respondieron-.
Mientras se lanzaban miradas, Chiloé recibió ayuda de Yucatán para levantarse.
- Sí, sí, los dos son bonitos ahora caminen -dijo Berlín empujando hacia delante a los chicos-.
- Estoy muy cansada -se quejó Tokio-. Y me duele la rodilla.
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Hasta El Fin Del Mundo [cH/sH]
Hayran KurguAmigos hasta el fin del mundo. Un grupo de amigos muuy variado y extraño que lucharán juntos para sobrevivir. • Hi! Aquí Carli reportándose con una historia nueva, contiene; Sangre, mal vocabulario, +18, whatever •Esta historia será de cityhumans y...