Me dueles cuando en tu cara pintas figuras indescifrables
y le riñas la voz a tu villain de te veo favorito,
esquivas bruscamente cualquier sutileza mía
y me escupes con palabras que aprendieron esgrima.
Me dueles cuando callas y prefieres mirar al techo,
cuando sonríes sin ningún destello de bondad,
sacas la correa y me pones el collar,
y me conviertes en miga, en tu pordiosero particular.
Me dueles tanto que mis lagrimas son madres astilladas
y mis noches suenan huecas con mi nombre junto al tuyo.
Me dueles todo porque soy débil y en mi flaqueza
he permitido que lo seas todo para mí.
Me dueles cuando despiertas y me hablas en otro idioma,
cuando parece que nuestra cama yace sobre la Antártida
juegas a colocarme en una montaña rusa,
disfrutas de mis vértigos y de los miedos que un día te desvelé.
Me dueles cuando te conviertes en humo y sales por la ventana,
cuando me mientes con desgana y despreocupación, pero sobre todos me dueles, y me dueles hasta el alma
porque has dejado de quererme, y verme lejos de ti es la mayor humillación.
ESTÁS LEYENDO
NACH Hambriento
PoesíaA Isabel Olmo. Sin ella no existiría este libro, sin ella no existiría mi pasión por la palabra sin ella no existiría.
