El cazador de momentos

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Tu no te das cuenta,
pero te estoy tan atento,
tan constante en ti,
prestado y alerta
para arrebatarte esos instantes
que sin querer
echas en la papelera de la vida,
pero que para mí
son mensajes eternos.

Cuando despiertas,
me quedo con tu primer parpadeo,
te lo arranco de cuajo
porque es tu saludo a la vida.

Esa primera gota del jabón
que roza tu cabello
me la guardo para limpiar mi
sucio deseo de quererte.

Aquel paso al volver a casa
(era el paso número 3612 de aquel día)
me lo he quedado, y será tan mío
que ni el tiempo se acordará de él.

Ese gesto con tu mano,
que se abre otorgando,
que es indiferencia para quien te conoce,
pero que para mi
es el mayor descubrimiento.

Aquella consonante, dentro de aquella palabra
donde tus labios se juntaban convencidos,
la quiero para mi,
quizás porque sea lo más parecido al beso
que nunca pueda darte.

Tú instante de aburrimiento,
con el codo en la mesa y el puño bajo la mandíbula, ese momento que quieres que acabe,
yo te lo quito para divertirme
y entretenerme contigo siempre que lo necesite.

Tú no te das cuenta,

pero te estoy tan atento.

NACH HambrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora