Habiéndose cumplido un año desde que comenzaron a entrenar, finalmente el núcleo dorado de Wei WuXian era comparable al de Jiang Cheng, algo que solo el talentoso Patriarca podría lograr. Muchos, a pesar del apoyo recibido, podrían tardar por lo menos media década de entrenamiento intenso.
A pesar de sentirse muy a gusto en el ambiente tranquilo del Descanso de las Nubes, revivir las costumbres pasadas en el Muelle de Loto junto a su amado Lan Zhan, provocó en Wei Ying sentimientos cada vez más reacios a marcharse. Durante la última visita de rutina de su esposo a la secta Lan, había decidido quedarse para disfrutar sus, probablemente, últimas semanas de instancia allí.
—¡Jiang Cheng, vaaaamos! Robar un par de lotos por los viejos tiempos no es malo. Piensa en la nostalgia...
Ambos en esos momentos se encontraban en un bote en medio del lago, discutiendo tonterías sin sentido.
—¡Wei Ying, deja de decir estupideces! Como líder de secta, ¿Qué dirían de mi los aldeanos si me ven robando en sus plantaciones de loto?— Jiang Cheng se había cruzado de brazos, con el ceño fruncido en disgusto. — Y dejá de moverte, voltearás el bote— agregó ácidamente. Originalmente estaban allí porque Wei Ying deseaba discutir el asunto de su estancia allí, pero de alguna forma una cosa llevó a la otra y terminaron hablando de cualquier cosa menos eso.
Tan maduro como siempre, Wei Ying se quejó —No dirían nada si no te descubren...
—Cuando Lan WangJi está aquí dices que te comportabas correctamente aquí, pero apenas se fue y ya sugieres desastres.
—Nunca dije que me comportara bien, ¡solo le dije que nos siempre provocaba los desastres yo!— Tomando envión, extendió sus manos a cada lado del borde del bote para impulsarse a Jiang Cheng. En un instante su rostro cambió a pánico e inmediatamente ambos cayeron al agua, se pudo oir entre sus gritos el sonido de dos campanas de plata sonando, cada una con su respectivo dueño.
Mientras tanto, en el Descanso de las Nubes, Lan WangJi soportaba los reclamos de su tío, quién aprovechó la ausencia de Wei WuXian para abordarlo. Quejas y quejas sobre por qué aún no volvían, por qué había permitido que algunas de sus responsabilidades con la secta cayeran en su hermano Lan XiChen y un largo etcétera más, todo escuchado atentamente en silencio por su sobrino. Sin embargo, había evitado criticar a Wei WuXian abiertamente, como si se hubiese resignado a que se trataba de un caso perdido.
Lan Zhan había disfrutado conocer lo poco que quedó del ambiente en el cual creció Wei Ying, sin embargo, deseaba apaciguar las inquietudes de su tío y volver finalmente para seguir instruyendo a sus discípulos en Gusu, así como evitarle problemas a su hermano. Pero el había notado la renuencia de Wei Ying de irse de Yunmeng, a pesar de sus intentos por ocultar aquellas dudas.
Wei Ying se sentía a gusto en Muelle de Loto, conviviendo con su hermano y teniendo aquella rutina animada que hacía parecer que había rejuvenecido diez años, como si la Guerra con los Wen fuera un cuento antiguo para asustar a los niños. Compartía responsabilidades con Jiang Cheng y ayudaba a entrenar a los discípulos, ayudaba a resolver pequeños conflictos como un escudo para su hermano. —Como siempre debió ser— se repetía mentalmente Jiang Cheng, aquellas noches dónde accedía a beber junto a Wei Ying. Lan Zhan normalmente se encontraría allí, simplemente escuchando sin tomar una gota de alcohol, acompañándolos.
Wei Ying en verdad amaba estar allí y compartir momentos con dos personas amadas, pero su alma libre no deseaba seguir atando a su esposo allí y ansiaba el cambio de rutina movido con aquella tranquilidad que solo sentía en el Descanso de las Nubes. Sin embargo sentía casi una atadura invisible, habiendo tomado demasiadas responsabilidades en Yunmeng, casi podía intuir un berrinche de Jiang Cheng apenas mencione irse, casi le dolían los oidos por palabras como malagradecido y una ofensa que duraría por lo menos medio año más.
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Restaurando Lazos
Fanfiction[ En el momento más crítico, Wei Ying no permitiría que nada le pase a Jin Ling... Y, de alguna manera, gracias a un momento de descuido, nuevamente comienzan a encajar las piezas del viejo rompecabezas que hace tantos años se perdió. ]