Cuentos De Alfa y Omega: El Castillo De Dalvandor

un nuevo viaje

– señor Erric!, Es urgente, hemos encontrado un bote con Edjer al borde de la muerte, lo hemos llevado a nuestra guardería pero solo repite que quiere hablar con usted – dijo una visiblemente alterada asistente del viejo dueño del gremio
– sabía que esto pasaría – gruño entre dientes el hombre y partió a ver al herido guerrero.
– Erric maldito seas, tu sabías lo que estaba pasando, no pensabas decírmelo, bastardo siempre te ayude en tus asuntos de mierda, creo que merecía estar al tanto del tipo de misión que me estaban dando, no la mitad de la información – grito un Edjer encolerizado mientras era vendado en todo su cuerpo por las asistentes
– Edjer por dios, no seas hipócrita tu sabías que esa muchacha algo tenia que ver con el príncipe, no había que ser muy listo para verlo, no entiendo tu colera hacia mi, sabías que era una misión difícil y que la chica iba bajo su propio riesgo, no es tu culpa que haya muerto – le respondió Erric
– que haya muerto? Encerio no sabes quién era esa chica, no me jodas, creo que el gran maestro nos ha ocultado algunos detalles, como por ejemplo que la chica ahora esa la reencarnación de una diosa, maldito gordo, Lilith la diosa de la noche reencarnó en ella y me dio el mensaje de que sus hermanos pronto harán lo mismo – dijo Edjer ya empezando a adormecerse por el efecto de las medicinas que estaban aplicándole, mientras Erric sin palabras quedó estupefacto ante lo que acaba de escuchar
– blanco yo... Yo no sabía eso, yo supuse que habías logrado matar al príncipe y la chica murió no tengo conocimiento de lo que me acabas de decir pero esto es algo muy importante, una diosa en nuestro mundo es algo imposible, y si es cierto no creo que sea algo bueno, ahora descansa yo me ocuparé de contactar con el gran maestro – dijo Erric y salió disparado como un rayo dejando al guerrero en la cama ya inconsciente luego de gastar sus últimas fuerzas en relatarle a Erric lo sucedido.

– edjer....edjer... despierta Edjer... ayúdame...no...me...dejes –

El blanco despertó de repente, otra vez la voz de helena en su cabeza otra vez esa triste voz llamándolo pidiendo por su ayuda. Dos días habían pasado desde que el blanco llegó echo un despojo de hombre al gremio y ya estaba bastante recuperado de sus heridas, solo un brazo vendado era lo que quedaba como recuerdo de aquella travesía con los vampiros.
– señor Edjer, el señor Erric lo espera en su despacho – era una de las asistentes quien le decía esto, el guerrero la siguió ingresando a la sala donde no solo estaba Erric, sino el gran maestro ambos sentados, esperando la llegada del hombre, luego de que les relatara todo lo sucedido el maestro pregunto
– lo que estás contando no es algo que se pueda tomar a la ligera Edjer, entiendo tu enojo, y tú desconfianza pero debes creerme algo así no se dejaría pasar por alto al gran consejo, nosotros solamente estábamos interesados en el anillo, no nos esperábamos una noticia de semejante envergadura, por cierto pudiste conseguirlo? – No supo si fue un reflejo o que pero el guerrero negó haber conseguido el anillo que sin embargo estaba en su bolsillo no sabía por qué pero algo le decía en su interior que no debía entregarlo
– enviaremos un equipo al castillo para ver si quedo entre los escombros – dijo Erric y mirando a edjer le pregunto – que vas a hacer ahora?, ahí algunas misiones esperando por si quieres cuando ya estés disponible –
– no tomaré ninguna misión quiero saber cómo sigue esto, que van a hacer con Lilith – pregunto edjer al gran maestro
– primero debemos presentar está información al consejo y luego analizaremos que hacer, la llegada de un dios a nuestras tierras tiene que tener algún objetivo y si pronto vendrán los demás antiguos debemos informarnos más, podemos ganar algo de tiempo edjer, el consejo tomara una desicion pero llevará algunos días reunirnos y presentar todo te propongo algo extraoficial si me lo permite el señor Erric – este asintió con la cabeza y el viejo continuo – si la diosa de la oscuridad está aquí seguramente ahí un lugar donde podría llegar a estar, en realidad tengo dos lugares en mente, en el santuario de la gran montaña al sur, y el otro quizás te interese más a ti, según la leyenda los dioses que crearon este mundo habitaron las regiones en base su elemento natural, Lilith es la diosa de la oscuridad y pienso que quizás pueda estar en la región de khaz mirtan la antigua ciudad de los elfos oscuros, quizás allí podríamos encontrar alguna pista que nos conduzca a ella o con algo de suerte encontrarla, yo enviaré uno de mis magos al santuario aquí en la región a averiguar y tú puedes ir a la ciudad oscura que te parece Edjer, si encontramos algún tipo de información te la haremos llegar con alguno de mis mensajeros, creo que es el plan más apto Dada las circunstancias y los acontecimientos – dijo el anciano quien mientras hablaba con una pluma que estaba en el escritorio de Erric iba escribiendo en distintos trozos de papel diversos mensajes

– lo haré, iré a la ciudad, ustedes me mantendrán al corriente si encuentran algo, yo averiguare también en las aldeas que están cerca quizás tengan información – contestó el blanco y sin saber por qué miro su collar, aquel collar que le había entregado aquella elfa oscura, algo en su corazón le decía que sus caminos se Iván a cruzar nuevamente, y ese algo lo hacía estremecer algo que no era común en el, por primera vez edjer tenía más dudas que certezas sobre lo que hacía, pero no había vuelta que darle, ya esa misma noche se encontraba en la cubierta de un barco, con destino a Alfa, mirando el horizonte adentrándose en algo en lo que ni el sabía que era, pero que lo llamaba, como esa voz en su mente que le pedía ayuda, la suerte estaba echada pensó el guerrero y dejo que el destino decida lo que pasaría cuando arribaba, todo mientras en su mano sostenía el anillo del principe que brillaba con una tenue luz roja.