Carlie corrió hacia la habitación mientras Galen la seguía de cerca, ella abrió la puerta y encontró a Lenny hincado en el suelo con Faizah entre sus brazos, ellas estaba llorando y sus manos estaban hechas puños en su camisa, Lenny sobaba su espalda y susurraba algo para ella, besaba la parte superior de su cabeza y la mecía entre sus brazos.
Eso es lo que pasa cuando los secretos son guardados por demasiado tiempo y salen a relucir en el peor momento, logan agrietar la confianza con los demás, es cómo un dique que se va llenando, y cuando el dique revienta te espera un océano enorme, pero, ¿cómo logras no ahogarte?
- ¿Están bien?- preguntó Carlie muy preocupada, Galen posó su mano en el hombro de ella y la hizo dar un paso atrás.
-Sí, sólo... no sé. - respondió Lenny, tenía los ojos llorosos y expresión confundida, Faizah no paraba de llorar por más que lo intentaba.
-Estaremos en la sala por si necesitan algo. - intervino Galen.
-Y te puedes quedar si quieres. - esta vez fue Carlie quien habló. - Son bienvenidos siempre que quieran.
Galen la empujó hacia el pasillo y cerró la puerta detrás de sí.
-Ven, sube a la cama. - le susurró Lenny a Faizah, ella lo obedeció al instante.
-No puedo para, es como si hubiera una fuga dentro de mí.
-Te deshidratarás si sigues así.- besó su frente y se recostó junto a ella en la cama.
La abrazó durante un rato más, ella sollozaba de vez en cuando pero el llanto ya había pasado, aún no lograba entender todo, pero al parecer se había estado guardando tantas emociones y por fin había explotado, probablemente él necesitaba lo mismo, desahogarse sería lo mejor, pero en ese momento ya no sabía lo que sentía y no podía encontrar una buena razón (o sólo una en especifico) para llorar.
Se quedaron ahí un momento más, eran apenas las seis de la tarde, y Faizah estaba medio dormida sobre su brazo izquierdo.
- ¿Quieres ir a casa?- le preguntó, ella se dio media vuelta para poder mirarlo a los ojos, los suyos seguían rojos e hinchados.
-No tengo fuerza para caminar. - se acomodó la cobija hasta el cuello y le posó la pierna sobre su cuerpo.
-Te llevo cargando. - sugirió.
-Trato hecho. - estrechó su mano y se sentó en el colchón para que él pudiera levantarse. Recogió sus cosas y se trepó en su espalda por segunda vez en la semana, abrió la puerta y salieron del cuarto. Galen y Carlie estaban tirados sobre el sofá leyendo unos libros de la universidad.
- ¿Qué pasa?- preguntó Carlie poniéndose de pie.
-Volverá a casa. - contestó Lenny.
-Eso suena a que se reconciliaron. - se burló Galen mientras se recostaba en el respaldo del sofá.
-Algo así. - Dijo Faizah. - Y gracias por todo, en serio. - ambos asintieron y Faizah sonrió.
-Cuándo quieran, ya saben que esta es su casa. - Respondió Galen. - Excepto s quieren hacer una fiesta, entonces sí, esta no será su casa.
Todos rieron.
-Nos vemos mañana. - gritó Lenny mientras se encaminaba hacia la puerta y salía por esta.
Lenny la dejó en la camioneta y se subió rápido hacia su asiento, condujo con cuidado pues era la hora en la que había más tráfico, y deseaba llegar sano y salvo a su casa.
Cuando llegó estacionó el auto en la entrada junto con el de Steve y ayudó a Faizah a bajarse, la puso sobre su espalda y tomó sus cosas. Abrió la puerta y saludó a los chicos quienes comían tirados sobre la alfombra de la sala, éstos sonrieron al ver a Faizah volver con él.
- ¡Hola, volví!- musitó ella mientras reía. - Y a la otra él es el que se va, no me importa que sea su casa.
Los chicos rieron.
-Vamos, te dejaré en tu cuarto. - Lenny sonrió y subió las escaleras con ella a cuestas. La depositó sobre la cama.- Te dejaré para que descanses, nos vemos mas tarde o mañana.- besó su frente y dio un paso hacia la puerta para poder marcharse, Faizah lo detuvo de un jalón, lo empujó hacia ella y tomó su rostro con ambas manos.
-No irás a ningún lugar. - Murmuró ella. - No hasta que yo lo diga. - Besó sus labios con rudeza y él la dejó, lo empujó sobre su cama y se sentó a horcadas sobre su abdomen, se separó un poco y lo miró a los ojos. - Soy yo quien pone las jodidas reglas, ¿de acuerdo?- Él asintió. - No te acostarás con alguien que no sea yo, no besarás a nadie más. - enumeró. - No me interesa quien sea, no lo harás jamás.
-Está bien, está bien. - musitó él entre risas, posó las manos sobre su trasero.
-Última cosa.
- ¿Cuál?- sobó sus piernas y ella le golpeó el hombro para que le prestara atención.
-Estaremos ahí el uno para el otro en cualquier situación, no importa cuál sea, si uno sufre el otro lo consuela y ayuda, ¿trato hecho?
-Trato hecho. - estrechó sus manos y aprovechó que estaba desprevenida, la volteó dejándola debajo de él. Sonrió ampliamente mientras volvía besarla.
*
Carlie se movió nuevamente en la cama mientras intentaba dormir, eran las doce de la noche y no podía dejar de pensar, su cabeza estaba llena de información y no sabía cómo parar.
Galen regresó de l cocina con un té para ella, Carlie se sentó en la cama y tomó la taza con ambas manos mientras le agradecía a su esposo.
Le dio un sorbo y se talló el rostro con cansancio, se sentía agotada después de pasar todo el día estudiando, pero también estaba muy agradecida con Galen por apoyarla en todo, sobre todo en sus estudios y sus sueños, era el mejor hombro que hubiera podido encontrar, el amor de su vida aunque solía pensar que esos no existían, o por lo menos no para ella.
Se envolvió en la cobija y recargó su cabeza en el hombro de Galen mientras tomaba un poco más del té, pues los somníferos no eran buena opción para ella, los odiaba a muerte.
Él le pasó el brazo sobre los hombros y besó su frente, prendió la lámpara de noche y sacó uno de los libros del buró.
-Erase una vez, una niña que creció entre monstruos...- susurró.
- ¿Crees que estarán bien?- interrumpió de repente.
- ¿Quién, los monstruos?- frunció el ceño hacia Carlie y ella negó.
-No, Lenny y Faizah.
- ¡Oh!, probablemente estén peleando de nuevo mañana, pero estarán bien. - sonrió.
- ¿Cómo es posible eso?
- ¿Nos has escuchado eso que dice que los que se pelean se gustan?
Ella negó.
-Pues a veces así para, no te preocupes, ellos estarán muy bien. - Besó su frente y suspiró. - ¿Dónde me quedé?... oh, cierto. Erase una vez una niña que creció entre monstruos. Pero los ángeles incendiaron las puertas hacia su mundo, y ella quedó completamente sola.
Carlie se reacomodó junto a él, dejó el té en su buró y lo abrazó mientras él le leía un libro para que pudiera dormir tranquila y sin preocupaciones.