ANGELA
—Mira este, tal vez pueda funcionar— dijo la peli rosa acercándome el periódico.
—¿Enserio?, no pienso calentar hombres por medio de llamadas— devolví la vista a mi periódico, mi amiga solo soltó una risita burlona.
—No es para tanto, solo les dirás cosas sucias a viejos de la tercera edad, aparte pagan bien— dejo su periódico y tomo su celular.
—Ya dije que no, aún así paguen millones no lo haría jamás— solté un suspiro —Esto es inútil, nadie querrá contratarme, no tengo experiencia en absolutamente nada— bufé.
Llevo más de tres días buscando un trabajo decente en el cual pueda trabajar medio tiempo en estos días que quedan para graduarme pero solo quieren a alguien con algún título o que ya haya concluido la High School, a mi solo me faltan tres semana para eso.
Creo que rogarle durante un mes a mis padres para que me dejaran trabajar fue en vano, tuve que prometer que si en una semana no encuentro el trabajo lo dejaría de buscar. No es que lo necesite pero tampoco me vendría mal un poco de dinero extra, mis padres son enfermeros en el hospital público del pueblo y con lo que les pagan podemos vivir adecuadamente al igual que pueden sostener mis estudios pero tal vez si consiguiera un trabajo donde me paguen bien podría ir a la universidad que quiero aunque es casi imposible.
La semana pasada que tuve esa conversación con mis padres, mi mamá casi se desmaya y mi papá me dio una platica de dos horas del por qué no puedo ir ahí, en especial por dos motivos;
1. Está lejos de casa.
2. Es un poco costosa.
También dijeron que ahí aplican chicos muy adinerados y qué tal vez no me aceptarán ahí, lo que no saben es que hace días que me llegaron las dos cartas donde dice que quede en las dos universidades en las que aplique, la que está aquí en el pueblo y la universidad de Columbia en New York. Es una de las diez mejores universidades y ni en otra vida podría pagarla.
—Angie, ¡Angie!— la voz de mi mejor amiga me saco de mis pensamientos —¿Que te sucede?— pregunto preocupada.
—Me aceptaron en Columbia— tapé mis oídos al escuchar los gritos de Katherine.
Comenzó a dar brincos y gritar como una loca, esta mas emocionada que yo.
—¿Pero que te pasa?, ¿No estás feliz?— dejo de festejar al verme sin expresión alguna.
—Claro que si, pero seamos sinceras, en mi vida podría pagarla— baje la mirada.
—No te pongas así, puedo darte mis ahorros y decirle a mi hermano que nos preste de lo suyos— sonreí, ella siempre es así —También podemos hablar juntas con tus padres y.....
—No— la interrumpí —No puedo pedirles eso después de todo lo que me han dado para entrar a la del pueblo, aparte sabes lo que piensan sobre eso.
—Mira, piénsalo y lo en lo que decidas te apoyaré, ¿de acuerdo?— asentí sonriendo —Bien, ahora tengo que irme, mi mamá quiere que la ayude a limpiar la casa— me dio un beso en la mejilla.
—Cuídate— dije antes de que saliera por la puerta de mi habitación.
Solté un suspiro para después tirarme de golpe a la cama, definitivamente hoy no es mi día. Tal vez el destino no quiere que trabaje y quiere que me de cuenta de que mis padres tienen razón y debo quedarme en Cooperstown, al fin y al cabo aquí he vivido siempre, unos años más aquí no me harán daño.
.....
El olor a comida entro por mis fosas nasales provocando que abriera mis ojos lentamente, en cuanto me senté en la cama mis estomago comenzó a rugir, ¿como es posible que tenga hambre si acabo de levantarme?, a veces soy tan rara. Deje de pensar en mi obsesión por la comida para levantarme por completo de la cama y mirarme en el espejo, comencé a acomodar mi cabello para no parecer un león y salí de mi habitación, necesito comer.
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Más allá de tus ojos
Romance"Me volví adicta a unos ojos que no me miraban" Angela Rawlings Una chica normal la cual está a punto de graduarse para ir a una universidad pública en el mismo pueblo donde vive, hasta ese punto es una chica como cualquier otra pero todo cambia cu...