ANGELA
Respiración controlada, atuendo perfecto y mi spray pimienta por si en realidad no es un trabajo y me quieren secuestrar, ideas locas de mi papá. Respire profundo una vez más antes de tocar el timbre de la gran casa frente a mi, hace media hora que mi padre me dejo aquí afuera pero como la cobarde que soy no me atrevía a tocar el timbre, jamás había visto un timbre tan grande aunque era de esperarse.
Frente a mi estaba la gran casa de los Jones, ahora mismo lo único que puedo visualizar es el gran portón color blanco y un poco de patio que puedo ver desde aquí, si así es la entrada ya quiero ver la casa, debe de ser de ensueño, jamás había venido por aquí, al menos no había entrado a la privada, siempre la mire desde afuera ya que si llegas con el guardia de la privada y no estás registrado como invitado o alguna persona de las que viven aquí, no te deja entrar.
—Residencia Jones, ¿que se le ofrece?— hablo una voz que me hizo brincar del susto en mi lugar.
Mire el aparato en la pared y solté un risita, que tonta soy —Oh, buenos días, soy Angela Rawlings yo vengo a....
Ni siquiera pude terminar de hablar ya que el gran portón comenzó abrirse simultáneamente, yo solo observaba como boba el movimiento. Ya que estuvo abierto por completo dude en si entrar o no, la voz del pequeño aparato ni siquiera me dejo terminar de hablar, tal vez estaban ansiosos por mi llegada.
Después de pensarlo decidí entrar, comencé a caminar hasta la gran puerta principal, está era blanca igual que toda la decoración que hasta ahora he podido observar, hasta las rosas son blancas, estoy empezando a sospechar que la señora de la casa tiene una severa obsesión por el color blanco, solo una pequeña siendo sarcástica ya que todo aquí es blanco, ya me imagino cuánto han de batallar si se ensucia algo.
Estaba a punto de tocar la puerta cuando de la nada se abrió dejando ver a una chica de unos treinta años, está tenía puesto un traje de sirvienta como en la novelas que ve mi madre, pensé que ya no se usaban pero veo que en el mundo de estas personas si. La chica me dio una sonrisa y se hizo a un lado para dejarme pasar.
—Adelante, la señora la espera ansiosa— le devolví la sonrisa, no creo que esté mintiendo —Te llevaré a su oficina— asentí mientras miraba la decoración.
Todo es blanco. La sala es blanca con cojines grises, mesas de vidrio con decoración doradas en el centro que relucen más que mi futuro, un candelabro muy hermoso cuelga en el techo, las escaleras son blancas al igual que todo el piso en el cual puedo reflejarme ya que está perfectamente limpio, aquí lo único que podría decirse que es negro es el barandal de las escaleras, eso la da un toque aún más elegante.
—¿Acaso aquí todo es blanco?— pregunté mientras seguía a la chica.
—Casi todo, la señora tiene una pequeña obsesión con ese color— dijo mientras llegábamos a una puerta, blanca por supuesto.
—Que va, ni se nota— reímos bajito y después la chica toco la puerta tres veces.
Se escuchó un "pase" del otro lado, inmediatamente la chica abrió la puerta dejando ver una oficina más grande que mi habitación, como lo supuse casi todos era blanco y de cristal, después de que ya vi la casa por fuera y por dentro no me impresiona que sea blanco, hasta está empezando a gustarme ese color.
Mi vista cambio de la decoración hacia la señora que estaba sentada detrás del escritorio, su cabello es rubio y está peinado en un pequeño moño bajo, sus ojos son verdes casi como el pasto y tiene puesto un vestido blanco que seguro es más caro que un coche, es tan elegante, quiero ser como ella cuando sea más adulta.
—Hola, pasa, tú debes ser Angela, ¿verdad?— asentí cuando termino de preguntar, su voz es aún más elegante —Soy Amelie de Jones, ¿Quieres algo de beber?— volvió a preguntar.
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Más allá de tus ojos
Romansa"Me volví adicta a unos ojos que no me miraban" Angela Rawlings Una chica normal la cual está a punto de graduarse para ir a una universidad pública en el mismo pueblo donde vive, hasta ese punto es una chica como cualquier otra pero todo cambia cu...