Mi otro yo.

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La ciudad estaba llena, todos salían de cada una de sus respectivas ocupaciones, haciendo que las calles se congestionaran más y más al pasar de los minutos, no cabía una sola persona más en la acera, era incomodo, pero el saber que todos los que estaban a su alrededor sufrían la misma impaciencia le daba la tranquilidad de que al igual que todos los días, pronto llegaría a casa. Tal cual fuera por inercia, pronto se vio subiendo las escaleras que le llevarían a su pequeño apartamento, el ultimo y el más barato del edificio por las filtraciones de agua del tanque de la terraza; pero eso no importaba, sus cansados pies y la sensación de estar harto de andar con el peso de la resignación de aquella vida que "le toco vivir"  solo le daba cabeza para ansiar el llegar pronto y tomarse aquella cerveza que le hiciera sentir que podía por fin descansar.

en cuanto abrió la puerta, se quitó los zapatos, la camisa y el pantalón, hacía mucho calor, se sentía muy acalorado y en cuanto obtuvo la cerveza se estiró cual queso derretido en el sofá, vio un poco de tv y comió las sobras de pizza que habían quedado del día anterior; una vez cómodo en casa se sintió  aburrido así que apago el televisor y dio un vistazo a su desordenado habitad, al ver el polvo y la suciedad por doquier solo pudo pensar que pronto se convertiría en animal, lo cual le produjo un poco de gracia pues de ser cierto no tendría que trabajar; tal cual era su rutina, se bañó y se fue a ver lo único bueno que tenía su vivienda ( la vista de la terraza) donde se quedaba hasta tarde muerto de frio acabando lo poco que le quedaba de vida a punta de cigarrillos. Mientras miraba la agitada ciudad le acompañaba su alter ego alguien a quien ya se había acostumbrado a ver quizás a causa de una vida solitaria.

-¿Cuál es el plan? ¿Seguir muriendo como un perro? eres patético.

- jejeje (sonrió mientras dejaba al viento una bocanada de humo)

- Disfruta de las cosas, arriésgate un poco, o por lo menos vamos a hacer un poco más, tu sabes que podemos ganar varios lujos si nos lo proponemos.

- Estás muy molesto el día de hoy, cállate como siempre lo haces...

- ¡Mike! Deja me tomar el control, ¿no estas aburrido, cansado y arto de las personas? yo te puedo cubrir y de esta forma descansarás un poco ¿qué dices?

- ¿De qué hablas? somos la misma persona no hay forma en que sea diferente.

- No me entiendes, yo soy tu, pero yo soy la parte de ti que te haría vivir mejor, ¡usa me! soy parte de ti y ya me estoy hartando de vivir de esta forma...

Diciendo esto, aquella visión desapareció dejando solo el final de aquel último cigarrillo que indicaba la hora de ir a dormir.

A la mañana siguiente el reloj sonó temprano, como siempre, no tenía ánimos de levantarse, esta vez había recordado una frase "tú nunca has tenido una tragedia" - puede que sea cierto- pensó mientras se sentaba en el borde de la cama, sonrió lastimero y después de un suspiro que pareció durar un día entero, se levantó a enfrentar un día más.

Parado frente al edificio donde se ganaba su vida ante la sociedad, daba pasos lentos hacia el escritorio donde se disponía a estar las próximas mejores horas del día. Todo iba "bien" pero tenía dolor y esa frase, no le había abandonado en todo el día, se sentía culpable por no haber tenido "tragedias" -¿qué es una tragedia?- pensaba mientras su corazón dolía, pronto sintió que la cordura ya no hacia parte del paquete de su personalidad, se hacía difícil respirar, por lo que decidió salir, y justo cuando iba por el pasillo, su arrogante jefe Kage se le interpuso en el camino.

- ¿A dónde crees que vas?

- Necesito salir (respondió Mike ahogado)

- Yo te pago por trabajar, y mientras no hallas cumplido tu horario, eres mío, y yo no te pago "por salir" ¡ve a trabajar!

Mike con la mirada baja, siguió su camino hacia la puerta, esto enfureció a Kage quien lo tomó fuerte del hombro y lo volteó para quedar de frente a él, luego se acercó a su oído para decirle:

- Si te vas, estas despedido...

Después de decir esto, sintió un empujón, sorprendido, miró como sus pies retrocedían tres pasos atrás, alzó la mirada para dar una respuesta a tal agresión, pero toda acción que pudo pensar hacer, quedo detenida al ver que su tímido y enclenque asistente tenía en sus ojos, una mirada de fuego llena de una confianza que nunca antes hubiera imaginado verle; Mike sonrió burlón y se alejó diciendo:

-Entonces debería renunciar ¿cierto?

Luego de salir, tomo un respiro hondo y se dijo a sí mismo -Mi tragedia, soy yo mismo y nadie nunca sabrá lo difícil que es llevarla, por esta razón seguiré mi camino sin esperar ser comprendido ni consolado, solo Dios sabe, lo que ni yo entiendo y el motivo por el que mi corazón sangra sin haber sido lastimado- fue en ese instante en el que Mike se rindió ante ese lado de sí mismo que había reprimido tanto, ahora ya no podía seguir hablando en voz baja, por lo que todo cambiaría a partir de ese momento.

Corrió a su casa sin dejar que nadie se interpusiera en su camino, se sentía libre y al encontrarse frente a la puerta de su apartamento, lanzó la puerta con fuerza y lo primero que hizo fue correr hacia las ventanas para abrir de par en par las cortinas, la luz iluminó cada rincón del lugar, mostrando lo percudido que estaba, lleno de chuspas de mecato y ropa sucia en el suelo, algunas gavetas de los muebles abiertas y un desorden monumental en cada esquina; todo lucia tan deprimente que por un momento le atribuyó toda su desgracia aunque no fuera cierto; tomo una gran bolsa negra y tiró todo lo que estuviera en el suelo, sirviera o no, cuando termino, limpio la cocina y el baño, lavo la ropa y dejó todo impecable; necesitaba hacerlo, antes de empezar de nuevo debía dejar algunas cosas atrás, entonces quiso cambiarse el mismo y en un arranque  tomo las tijeras y se cortó el cabello para luego rasurarse y quedar muy diferente, había olvidado que tenía una enorme cicatriz en su cabeza, pero eso le gusto, se  veía rudo casi irreconocible, pero al ver el resultado final en el espejo se reflejó la persona que siempre había sido, recordándole que necesitaría más que un corte de pelo para dejarlo atrás.

La tarde llego, y era inútil mantener las cortinas abiertas, como era costumbre, comió algo para mitigar la fatiga y subió a la terraza, pero a diferencia del día anterior, no fumaria, solo quería pensar acerca de lo que había hecho y el paso siguiente.

- ¿Ahora eres una persona "libre" o un vago sin empleo? me suena más como la segunda...

- No seas tan pesimista, algo bueno saldrá de esto, por lo menos ya no tienes a ese bastardo gritándote tal cual y fuera tu dueño. A demás como tú mismo dijiste, somos la misma persona, así que no te insultes a ti mismo.

- Jajajaja tienes razón. Aun así, date prisa y has algo antes de que me ponga de mal genio y empiece a reprocharte lo que has hecho, tu sabes que aunque seamos uno, siempre estamos tenemos dos perspectivas distintas.

La conversación termino de este modo, ahora quedaba el silencio y el frío junto con una hermosa vista de colores brillantes que la cuidad difuminaba conforme los minutos avanzaban acercándose a un nuevo mañana... 

Desde su perspectivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora