Capítulo diecisiete: ●"Abuelo"●

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— ¿Estas segura de que tu padre no está únicamente evitando el trabajo?

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— ¿Estas segura de que tu padre no está únicamente evitando el trabajo?. Pregunto un chico de cabello teñido de blanco.

— Ser un empresario es difícil supongo, con todas esas personas a tu alrededor esperando cosas de ti. Le comenta una chica de cabello rubio a Sofía.

— Papá llevaba meses sin siquiera un resfriado, supongo que le pegó muy fuerte, debe ser una mezcla de resfriado, gripe, dolor por todo el cuerpo, mareo... Enlista Sofía.

— ¿No se esta muriendo verdad?. Preguntó el chico.

Sofía sintió una fuerte punzada en el pecho, por consecuencia abre los ojos con sorpresa y se queda callada en su lugar.

— ¡Elías!, mira lo que hiciste. Le reprendió inmediatamente la chica.

Sofía dejó caer una lágrima que rápidamente limpió, Elías se acercó a ella con miedo.

— Hey, lo siento Sofí no quise decir eso. Elías abraza con pánico a su compañera. —Elizabeth, haz algo. Le exige al ver que la chica solo lo mira mal desde el otro lado de la mesa.

Sofía y sus amigos terminan de comer en un silencio un poco incómodo, tanto Elías como Elizabeth intentaban devolverle el ánimo, pero no funciona del todo, ella se disculpa con sus amigos por su actitud y se despide, tenía que volver a sus clases. Sus amigos tienen un año más que ella, por tanto solo se pueden ver en los recreos y almuerzos.

Una vez la hora de la salida está llegando, los tres salen de la Academia hablando de reunirse en la casa de Elías, pues pronto llegaría el verano y no querían perder el tiempo. Las familias de ambos chicos habían arreglado desde meses atrás unas largas vacaciones lejos de la ciudad, impidiendo que los chicos puedan verse. Sofía se vio en la obligación de negarse respetuosamente. Aún tenía cosas que hacer en su hogar y su puesto como vigilante le obligaba a quedarse esa noche en su hogar.

Ella se quedó unos minutos esperando a Alfred en el estacionamiento de la Academia, pero el anciano no llegaba, cuando estaba por llamar por teléfono aparece una moto roja que reconoce inmediatamente. El casco rojo del conductor brilla de limpio.

— ¿Le pasó algo a Alfy?. Pregunta Sofía mientras se acomoda delante de Jason.

— Nada grave, solo un poco de fiebre. Le responde mientras arranca la moto.

— ¿Fiebre?, ¡¿Alfy sigue trabajando estando enfermo?!. Le pregunta exaltada.

—¿Por quién nos tratas mocosa?, claro que no. Responde ofendido.

Luego de unos minutos ambos llegan a la mansión, aparcan en el estacionamiento y pasan al interior de sus hogares de forma tranquila, la niña deja todas sus cosas en el sillón y corre en dirección a la habitación de Alfred, cuando está por abrir la puerta ve como sale de ella Damián, no se saludan directamente, pero si agachan la cabeza uno frente al otro con respeto. Sofía cierra la puerta despacio y logra ver como Alfred se encuentra despierto. Ella se sienta no muy lejos de él.

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