Prólogo

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CHILD OF THE MOON

~*~

Stiles Stilinski y Derek Hale fueron, al conocerse, como agua y aceite, incapaces de mezclarse. Pero ahora, casi cinco años después de aquel peculiar encuentro en medio del bosque, justo en la propiedad privada Hale, buscando pistas sobre la supuesta culpabilidad del ojiverde ante la muerte de quien más tarde sabrían era nada más y nada menos que su hermana mayor, Laura; agua y aceite eran más bien polos opuestos en el imán, atrayéndose naturalmente.

Tan natural, que estaban saliendo.

Sí, en plan "novios no muy empalagosos que pelean cada dos por tres por nimiedades y se reconcilian con sesiones del mejor sexo que un mortal común y corriente podría fantasear mientras se masturba en la soledad de su cama". Sí, largo el plan, pero cierto.

No hacía más de un año que todos los estira y afloja, el sarcasmo e indiferencia mutua, las discusiones innecesarias y hasta divertidas, los trabajos en conjunto con excelentes resultados y la intensa forma de mirarse, habían mutado a esto. A un noviazgo peculiar, donde todavía prevalecía mucho del sarcasmo Stilinski y la frialdad Hale, pero también la encendida pasión y las miradas cargadas de sentimientos a los que, en realidad no le han puesto nombre.

Tanto así, que cuando comenzaron a salir fue una escena lejos de ser romántica. De hecho, estuvo más bien velada por una sobrecarga de celos y una buena dotación de hartazgo.

― ¿Por qué mierda le estabas mirando, de nuevo, el trasero a Parrish?

― ¡Qué te importa! Lobo amargado.

― Es el novio de tu padre.

― ¡Y qué! Todavía tengo dos ojos para mirar.

― Pues mira algo que no sea prohibido para ti.

― ¡Ya sé que Jordan es el novio de mi papá! Gracias. Pero qué hago, tiene un trasero...

Stilinski no había podido terminar la frase porque cierto lobo celoso soltó un alarido gutural dejándole un poquito sordo, y acto seguido le tomó las manos, posándolas directamente sobre su propio trasero.

Trasero lobuno que Stilinski amasó sin vergüenza alguna, sonriendo pícaro y viendo con orgullo el brillo intenso que se apoderaba de las verdes pupilas.

― Podría consolarme con este trasero, Hale. ― Musitó con tono burlón.

Pero honestamente recreándose el tacto con el bien formado trasero del lobo.

― Bien, mientras dejes de mirar a Parrish. ― Aseveró, aprovechando la cercanía para rodear la cintura del castaño.

― ¿Estás celoso~?

Por toda respuesta, recibió un gruñido lobuno.

Y a cambio, él sonrío con suficiencia.

― Pero, ya sabes, Hale, tengo fantasías en mente, ¿también me vas a dejar satisfacerlas contigo~?

― Lo que sea, mientras entiendas que al único que puedes mirar es a mí, Stiles.

― Joder, eso ha sonado tan sexy. Como que me estás convenciendo.

Hale elevó finamente una ceja, muy a su estilo, imponiendo su faceta alfa, esa que ha recuperado desde que evolucionó en un lobo completo. Es decir, capaz de transformarse en un lobo de verdad. Lo que fuera, la cuestión ahí fue que después del coqueteo mutuo que se extendió por años, parecía que finalmente darían el gran paso.

Entendiendo por gran paso animarse a ese tipo de contactos tanto más íntimos que simples bromas sarcásticas, salvarse el trasero mutuamente de tanto en tanto (superando por apenas pocas veces el lobo al humano, cuenta que, sí, también se volvía motivo para coquetear mientras discuten y ninguno de sus amigos tiene las... ganas, de meterse para mediar). Provocar los celos del otro y mantenerse solteritos porque, pese a que se hicieron imbéciles durante tantísimo tiempo, sabían que terminarían siendo el uno del otro.

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