Capítulo 8

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Capítulo 8

~*~

Cuando McCall y su manada se acercaron con la intención de pasar a saludar a los padres primerizos, la naturaleza lobuna del castaño le hizo sentir inquieto, incómodo y huraño.

― No quiero que vengan, Derek. ― Dijo de pronto, confundiendo un poco al moreno.

― ¿Por qué?

― Solo, no quiero. Por favor, no dejes que se acerquen más. Es nuestro territorio, de nuestros cachorros. ― Stilinski dijo eso, y algo hizo clic en la mente del lobo negro.

Hale asintió, y aulló de manera tal que la manada de Scott entendiera la solicitud de no acercarse más. Después de aullar, también envió un texto al otro alfa, esperando que entienda y no salte a las preguntas. Lo cual, por supuesto no pasó. McCall incluso le llamó, y el moreno no tuvo más remedio que atender mientras el castaño continuaba correteando por ahí, con demasiada energía circulando en su sistema como para sentirse listo para volver junto a sus hijos.

¿De nuevo? ¿Por qué Stiles no nos deja acercar? Ni siquiera hemos podido verlos desde que nacieron los trillizos.

― Es una cuestión de comportamiento lobuno. Stiles los trajo al mundo, las lobas suelen ser territoriales y muy agresivas cuando otros lobos quieren acercarse a sus crías. Deaton debió decirte algo de esto, Scott.

Él lo hizo, pero no pensé que realmente fuera tanto así. Además, ¿no están su padre y Parrish ahí? ¿Por qué ellos pueden y nosotros no? Todos queremos conocer a los pequeños.

― ¿En serio no entiendes?

Es porque ahora ustedes son manada. Otra, manada. ¿Va a ser así? Tu manada y la mía, Derek. ― El tono con el que pregunta denota su incredulidad y su desdén hacia ese comportamiento territorial que nunca hubiera esperado de Stiles.

― Parece que sí, Scott. ― Ofrece, casi deseando poder simplemente cortar e ignorar el tono del otro alfa, porque como presionara los botones correctos, Stiles no iba a ser el único lobo territorial con los nervios crispados.

Pero Stiles es mi mejor amigo.

― Eso no está cambiando.

No deja que me acerque.

― Solo por un tiempo, un par de meses quizá.

El lobo mayor suspiró cuando escuchó al otro alfa gruñir y maldecir al otro lado de la línea. Y ya que el lobo ártico no estaba tan lejos de su amante, al escucharlo, aulló temperamentalmente, claramente ofendido por el trato que su alfa estaba recibiendo de otro lobo. Hale sonrió, sintiéndose capaz de ignorar el comportamiento de McCall y enfocarse en su amante y recién transformado lobo ártico.

― Oye, Scott. Sé que es difícil, pero trata de entenderlo, ¿bien? Te dejaré ahora, no hagas tonterías, ok.

¿Qué crees que soy, Derek? Estaré tranquilo, les daré espacio y tiempo. ― Bufó, colgando la llamada con algo que, el moreno jura, sonó a otra maldición.

Hale se acercó a Stilinski, mientras él jugueteaba con su cola y mantenía las orejas erguidas. Está avergonzado con su amante, pero para nada arrepentido del límite marcado para otra manada, aunque se trate de su mejor amigo.

― ¿Estás enojado, Derek?

― Stiles, eres un lobo ahora. ¿Algo en mí te indica que lo esté?

― No. ― Dijo, agitando la cabeza de un lado a otro mientras una sonrisa tira de las comisuras de sus labios y sus ojos brillan a la luz de la luna. ― Pero Scott lo está, seguramente Lydia y los demás también.

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