Capítulo 11.- #BLAZE.

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#BLAZE

Paciente II Kim Kibum. // 18 Años.

Paciente presenta cuadro de Sindrome Kleine-Levin, Trastorno del sueño.

Paciente internado debido a su dificultad para manejar sus cuadros de hípersueño.








La niña - ¡qué gran tristeza! -

ardió de pies a cabeza.

Quedaron sólo cenizas,

y rojas, dos zapatillas.





-             Me da miedo ese cuento mamá. – decía entre las sabanas mientras intentaba no mirar la ventana que dejaba ver la sombra de aquel árbol viejo que parecía un hombre.

-             Es un cuento de hace muchos años Kibum. No tiene que darte miedo. –

-             De todas formas, siento que no puedo dormir cuando me lo cuentas. –

-             ¿debería contarte otro para dormir? -

-             Todos tus cuentos me dan miedo mamá. –

-             Tranquilo amor, nada de lo que pasa en los sueños te puede dañar. –

-             ¿de verdad? –


Mi madre siempre me contaba historias con enseñanzas algo bruscas antes de dormir. Supongo que era para que yo fuera un hijo bueno y que jamás tomara en cargo los peligros de algunas cosas. Pero presumo que algunos de esos cuentos no me dejaron dormir y otros me hacían dormir por el día completo. No fue un problema, no un gran problema para mí, hasta el día en que no despertaba.


-             Su hijo, tiene un trastorno del sueño. Algo muy parecido a la narcolepsia.


La verdad, cuando era pequeño. No entendía mucho que era lo que pasaba conmigo. Y la verdad, no le veía problemas más grabe que el solo hecho de estar en un lugar y de repente despertar en la enfermería de la escuela. Viendo como mis profesores y enfermeras estaban asustados del hecho de que no despertaba con ningún estímulo de partes de ellos.

Cuando se supo de mi enfermedad. Papá y mamá intentaron que fuera un niño normal. Pero, no paso mucho cuando tomaron la decisión de que era mejor internarme a que me quedara con ellos. Asustándoles la idea de que pudiera golpearme la cabeza al caer dormido o que simplemente un día no pudiera despertar. Y admito que es la idea más lógica si lo piensas detenidamente pues, muchos de los internos de este hospital no han visto a su familia en años.

Algunos no recuerdan los rostros de quienes los vinieron a dejar. Sus padres, sus familiares o sus cuidadores. Todos ellos se perdieron con el tiempo y el desgaste de los años. Y ni yo mismo he podido recordar a mis padres.

Pero si aquel cuento que me aterraba algunas noches. La niña que por jugar con cerrillos. Se quemó viva.








Y Mina y Minz, las gatitas

lloran, lloran ¡pobrecitas!

"¡Qué tragedia, miau, miau miau!

¿Cuándo vendrán, papáu, mamáu?"

















Desperté por los ruidos de las alarmas, sintiendo los gritos que estaban por todos los dados a donde pudiera esconderme. Cerré mis ojos una vez más, tapando lo que podía también de mis oídos y lo sentí. Aquel olor a madera quemada. Aquellos gritos los cuales suplicaban ayuda. Aquella alarma la cual había escuchado solo una vez. Y ahora se repetía por lo mismo.


Hospital Psiquiátrico De LiddellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora