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//Jericho//

Sentí como mi corazón casi quería salirse, por el simple hecho de tenerlo frente a mí, jamás me pasó por la mente que fuese a ser él; después de tanto tiempo lo volvía a ver .Si que era una gran sorpresa.

--¡Jericho!—apareció una gran sonrisa en su rostro.

--¡Arthur!--dije con alegría y sin previo aviso, sentí como el chico se unió a mí en un caluroso abrazo.

--¡Hasta que por fin te encuentro en casa, niña!-- lo oí suspirar--¡Te he extrañado tanto!-- nos separamos un poco y me miró analizando cada detalle en mi-- Parece que sigues siendo la misma. Solo que ahora eres más bella que antes-- sentí ruborizarme un poco ante tal comentario.

--Tú también sigues igual de coqueto-- le seguí en juego-- Claro y más guapo que antes -- agregue y el castaño me guiñó un ojo con gracia.

Una fresca brisa hizo que nuestros cabellos se alborotaran y mejor lo invite a pasar a la sala para estar más cómodos. El con gusto acepto.

--Es bueno verte de nuevo-- se sentó en el sofá, para después acariciar a Haru, el cual parecía no molestarle la presencia del castaño.-- Pasaba por aquí y recordé tu casa. Vine hace tiempo, con la esperanza de encontrarte, pero no fue así. Hoy vi las luces encendidas. Supuse que si te encontraría, y bueno, ahora me tienes aquí – se encogió de hombros.

--Es bueno tenerte aquí -- también me senté en el sofá y me gire un poco para poder verle mejor-- ¿Gustas algo de beber? Un café, agua, té...

--No, estoy bien así--hizo una pausa para mirarme a los ojos--Jericho... ¿Que ha sido de tu vida? ¿Por qué te diste de baja de la universidad? ¿Por qué no dijiste nada? ¿Pasó algo malo? -- su semblante se tornó algo triste.

Sus preguntas me cayeron como un balde de agua helada. Arthur siempre se había preocupado por mí en el tiempo que estuvimos juntos en la universidad. Fue de las pocas personas con las que pude tener una bonita amistad. Siempre estuvo apoyándome en lo que ocupará.
Sin duda, fue mala idea ni siquiera despedirme cuando tuve que salirme de la institución y ahora que lo pienso eso fue muy grosero de mi parte, pues nunca le agradecí todo lo que hizo por mí. 

Pobre Arthur.

Lo mínimo que pude hacer fue contestar a sus preguntas y ya de paso lo actualice con más información para tenerlo al tanto. Aunque claro, hubo cosas que preferí guardarme y no decir.

--¿De verdad trabajas como bailarina exótica?-- me miró incrédulo.

Yo solo asentí.

--Vaya-- hizo una pausa. Parecía aún procesar las cosas -- Es difícil imaginarte en un sitio en dónde se divierten con tu cuerpo-- hizo una mueca de disgusto.

--Descuida, una se acostumbra -- me encogí de hombros y apreté un poco los labios --pero mejor cuéntame, ¿Que ha sido de ti en estos años?-- preferí cambiar de tema.

Yo también quería saber todo sobre Arthur y así fue. Me contó bastante sobre él y sus proyectos en mente. Es un recién egresado como médico veterinario, ya ejerce su profesión en un famoso hospital canino. Me da gusto que haya terminado como esperaba, sin duda se lo tiene bien merecido. Es bastante bueno en todo lo que se propone.
Aunque por otro lado, el amor parece no ser lo suyo, pues desde hace tiempo no ha logrado conseguir una buena relación amorosa, aun así parece no ser motivo para seguir adelante.

Las horas pasaron y sin darnos cuenta nos dieron las 3:00 a.m. Aun así la charla parecía bastante entretenida y a decir verdad, los dos disfrutábamos del momento.

VIOLET- Ban x JerichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora