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//Jericho//

Mi turno en el club había terminado. Me sentía agotada; han sido días bastante ajetreados. Esta vez Guila me pidió que me adelantase a buscar su auto, pues primero necesitaba ordenar su camerino. Sin más, me encamine por el amplio estacionamiento. Y en eso mis ojos viajaron hasta donde yacía un bulto, justo a menos de cinco metros de distancia.

La curiosidad pudo conmigo, y cautelosamente me aproxime para encontrarme nada más ni nada menos que a Ban. Aun y con la poca luz proveniente de las farolas fue fácil reconocerlo, gracias a ese característico cabello en tonos blanquecinos , a ese voluptuoso cuerpo y, a esa conocida chaqueta negra de cuero.

Una extraña preocupación se apodero de mí, al observar, como trataba de ponerse de pie, pero sus esfuerzos venían en vano. Pensé en que tal vez algún maleante lo había herido, o quizás se había golpeado con algo. Todo lo anterior desapareció en cuanto estuve a centímetros de él y un fuerte olor a alcohol invadió mis fosas nasales.

Esta ebrio.

--¿Ban? --le hable con nerviosismo.

--¡Perico! --balbuceo y una risita sale de sus labios.

No esta ebrio...lo que le sigue de eso.

--Creo que te has pasado de copas--digo con una mueca de disgusto.

--Solo fueron unos tragos--habla torpemente.

--Mas bien fue la botella completa--lo miro seria--¡¿Como rayos se te ocurre...?

--Por favor, no sigas--arrastra las palabras con fastidio--mejor ayúdame-- pide y sin dudar, le tiendo una mano para que se levante del frío pavimento. Es bastante pesado, no lo voy a negar, y más ahora ; su cuerpo no tiene un control de sí mismo, parece un espagueti, tambaleándose por todos lados. Jamás me paso por la mente estar ante tal situación; Ban; ebrio hasta el tope; su orgullo se ha esfumado, dando paso a un ser más vulnerable, y dependiente de otros para realizar una simple acción cotidiana.

Recargo al peliblanco en una puerta de los tantos autos que se encuentran en el lugar. Sigue muy mareado. Dejo que apoye sus manos en mis hombros para evitar que caiga otra vez. Puedo sentir el calor que emana su cuerpo. Tengo la ventaja de que es mucho más alto que yo, y por consiguiente el contacto visual es escaso.

--¿Dónde están tus amigos?, supongo que han venido a beber juntos, o ¿me equivoco?--pregunto para iniciar una conversación, y de cierta manera para sacar la sopa.

--Ja...ellos ni siquiera saben que estoy aquí--confiesa.

--Entonces, ¿has venido a embriagarte por tu cuenta?

Asiente con la cabeza y puedo asegurar que sonríe zorrunamente.

--¡Estás loco! --lo regaño--No cabe duda, que la estupidez humana evoluciona cada vez más.

--¡Oye!, Esas palabras ofenden-- veo de reojo, como hace un tierno pucherito. Parece que el alcohol lo hace mostrar distintas facetas.

--Pues una felicitación no te mereces--digo con seriedad--¿Tienes idea de lo mal que te encuentras? -- me atrevo a míralo a los ojos.

--Tranquila, Perico--aleja sus manos de mí, para ahora masajear su sien-- yo puedo arreglármelas solo.

--Y, según tú, ¿cómo te las arreglaras? --continuo con una postura seria, y logro mantener el contacto visual con él.

--Dormiré en mi auto, o ya veré que hago--dice con simpleza.

Suspiro con algo de frustración.

VIOLET- Ban x JerichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora