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LuHan corría como si su vida dependiera de ello, y lo era; tal, y como su padre se lo había ordenado, estaba huyendo de lo que sea que había invadido su hogar, donde únicamente vivía con el alfa.
Él era un omega, un cachorro de apenas siete años, un mestizo que había perdido a su madre al momento de nacer, quedando únicamente con su padre, quien batallaba a muerte con más de un lobo, solo para proteger a su hijo; eran miembros de una manada de Busan, Corea del Sur, que habían llegado a China en busca de dulces omegas los cuales pudiesen traficar, como LuHan.
Simplemente, era un niño muy hermoso; LuHan tenía los cabellos rubios, y delicados rasgos, heredados de su madre, y un dulce aroma a melón, mezclado con otras frutas dulces, sin llegar a serlo demasiado como para empalagar.
El único defecto que los lobos encontraron en él, era que, era un mestizo, hijo de una humana, y un lobo, incapaz de sobrevivir a un embarazo; con suerte sobreviviría, pero ¿a quién le importaba eso en esos momentos?, iban a usarlo como a un puto cualquiera, como trataban a todos los omegas secuestrados.
Si eran vírgenes, como claramente el niño era, serían vendidos al mayor postor, para ser usados exclusivamente como sus esclavos, o mascotas, como quisieran llamarles, pero, si no eran vírgenes, se quedarían viviendo entre los pasillos, prostituyéndose para vivir de migajas; LuHan jadeó, apoyando su espalda sobre la corteza de un árbol, descansando un segundo, recuperando las fuerzas necesarias como para volver a correr.
Tenía tanto miedo.
Estaba con su papá, quien le había regalado un brazalete de oro, con algunos dijes en formas de ciervo, porque, a pesar de ser un lobo, siempre le decía que tenía la mirada de un lindo ciervo; he ahí su apellido, Lù.
Unos hombres demasiado grandes irrumpieron en la tranquilidad de la casa en donde ambos lobos vivían, y el mayor, el alfa, le ordenó a su hijo correr, no mirar atrás, y buscar ayuda; el mayor sabía que no sobreviviría, pero rezaba por demorar el tiempo suficiente a los contrarios, como para que no encontraran a LuHan, no contando con el hecho de que había más de ellos ahí, donde el omega fue capturado por unos hombres igual de grandes, y arrastrado hacia una camioneta negra, con el único propósito de llevarle fuera del país.
Y así lo hicieron.
LuHan no despertó hasta que pasaron varias horas de lo sucedido, viéndose solo, completamente solo en el mundo, y bajo el cuidado de hombres horriblemente peligrosos; el niño no pudo evitar ponerse a llorar, haciendo enfadar a sus secuestradores, quienes no dudaron en darle un que otro fuerte golpe, para hacerle callarse.
Ese fue el inicio de su pesadilla, y el fin de su vida tal, y como la conocía.
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Un LuHan de trece años siseó de dolor, ante el hematoma que se formaba en su brazo derecho, producto del bruto alfa que le había sujetado con demasiada fuerza; odiaba tener que pasar por lo mismo otra vez, y sus ojos ardían ante las lágrimas que se negaba a derramar.
Su padre había sido asesinado seis años atrás, por los monstruos de sus secuestradores, una manada que le arrastró, junto con más omegas, a Corea de sur, Busan; pasó cinco años, y medio intentando escapar, porque el medio año restante se la pasó en una cama, drogado hasta el culo, y rodeado de sensores donde podía ver su frecuencia cardíaca, además de otras máquinas extrañas.
Ya no le resultaba tan incómodo el que un doctor le revisara constantemente; cada vez que entraba en celo, lo cual había sucedido desde los once años, le daba supresores, o simplemente lo drogaban tanto que no era consciente de lo que sucedía hasta que el efecto pasara, al igual que el celo.
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Mi Omega III: Mi tierno omega «HunHan»
Fanfiction🌸Historia Original. Tercer libro de la serie: Mi Omega. Kim SeHun llevaba, prácticamente sus dieciocho años, buscando a su compañero, y un par de meses, viendo a sus hermanos mayores con sus compañeros, hasta que lo encontró. Lù Hán era un omega q...