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LuHan se removió en la cama, aún medio dormido, ignorante al horario en que se encontraba, demasiado a gusto con las caricias en su ya endurecido miembro.
—SeHunnie... –balbuceó, empujándose hacia la gran mano para recibir más de esas caricias; SeHun río, y besó el hombro desnudo del menor, apegándose aún más a su espalda, sin dejar de masajear la erección contraria.
—Buenos días, Hannie. –murmuró en un tono grave, y sin previo aviso, adentró de una sola estocada su eje en el cálido, y estrecho, interior del omega, quien no dudó en gritar ante el repentino ataque contra su punto.
LuHan despertó al instante, siendo girado en la cama hasta quedar con su pecho pegado al suave colchón, y duramente penetrado por el eje de su marido; sus gemidos resonaban en toda la habitación, junto con los gruñidos del alfa, quien no daba tregua a su ataque, y tenía al menor clavado en el colchón, con las piernas separadas, y sus glúteos tomando un tono rosado ante el choque de su pelvis contra aquella zona.
—SeHun... SeHun-ah... –sollozó, retorciéndose de placer.
Era su último día allí, y quería aprovechar cada segundo de él, además de hacer el amor con LuHan cuántas veces quisiera, y durante tanto tiempo como pudiera soportar, compensando todas las lunas sin sexo de debió pasar.
—LuHan... –murmuró con voz ronca, casi inentendible, embistiéndole con ímpetu, en lo que inclinaba su cabeza, y lamía parte de la espalda del menor, hasta detenerse en el hombro, y decir:– Gime para mí, bebé; dime cuánto te gusta lo que hago...
Y así lo hizo.
LuHan se corrió, duro, contra las sábanas, después de haber gritado tal, y como le fue pedido, entre espasmos, y siseos, antes de recibir la ardiente descarga en su interior, junto con el nudo que se aferró a su próstata; SeHun le rodeó con sus brazos, jadeando, al igual que él, y besando cada parte de su piel descubierta, hasta finalmente recuperarse.
—Buenos días, SeHunnie... –dijo finalmente, manteniendo una dulce sonrisa en sus labios, y apenas girando su cabeza en la dirección donde estaba el rostro del alto, para besarle los labios.
—¿Listo para nuestro último día? –cuestionó, nuevamente besándole el hombro descubierto.
LuHan rió, estirándose todo lo que pudo en la gran cama, asintiendo vagamente; tenían que tomar un baño, no podía estar todo pegajoso en su último día en la playa, por lo que, ni bien el nudo les liberó, prácticamente corrieron a tomar un baño de burbujas, donde la bañera estaba repleta de espuma blanca, burbujas, que no hacían más que aumentar su excitación.
Eran como conejos en celo, haciendo el amor sin descanso alguno, sin importar nada más que sus cuerpos unirse en uno, de todas las posiciones que se les ocurrió, llegando a su blanca explosión una vez encontraran la cima; tenían que terminar de arreglar sus bolsos con la ropa que habían llevado para el viaje, dar una última pasada al centro, y comprar algo para comer en el viaje.
SeHun conduciría el auto durante la noche, para llegar más o menos al mediodía a la casa, por eso mismo estaban dando una última vuelta por la playa, pasando por el centro, y terminando por comprarse unos waffles cada uno, junto con dos Bubble Tea; durante esa semana volvieron a encontrarse con los chicos de la playa, era lo más lógico teniendo en cuenta que, a diferencia de la pareja, no eran turistas, y SeHun le protegió en todo momento, cuidando de que la humana no volviera a molestarle, e inclusive, rodeándole con su brazo a modo protector, además de marcar su territorio a lo que él denominó como "buitres".
LuHan era demasiado tierno para su propio bien, no dándose cuenta de cuánto excitaba a su alfa; SeHun se veía a si mismo oprimiendo sus ganas de tumbarlo sobre la primera superficie que viera, y hacerle el amor incontables veces.
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Mi Omega III: Mi tierno omega «HunHan»
Fanfic🌸Historia Original. Tercer libro de la serie: Mi Omega. Kim SeHun llevaba, prácticamente sus dieciocho años, buscando a su compañero, y un par de meses, viendo a sus hermanos mayores con sus compañeros, hasta que lo encontró. Lù Hán era un omega q...