Mi Omega III: Mi tierno omega «HunHan»

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—¿Viste sus rostros, SeHunnie? –cuestionó un muy emocionado LuHan, mientras el mayor le dejaba sentado en la cama, y asentía.

—También vi el tuyo. –murmuró, sonriendo con diversión, en lo que descalzaba al menor, y le acomodaba mejor en la cama.

—No los había visto desde hace tanto tiempo... SeungRi ha crecido tanto; es todo un hombrecito. –rió, haciendo que sus ojitos se estrecharan, y sus mejillas se sonrojaran levemente.

—Me alegra que te divirtieras. –murmuró con voz ronca, en lo que acariciaba el hinchado vientre del menor.

—Gracias. –suspiró, y alzó una de sus manos, llegando a acariciar el rostro del contrario, y confesó:– No quiero que te vayas...

—He excedido mi horario, ChanYeol va regañarme. –dijo intentando sonar divertido, pero tampoco quería irse.

—Quédate... Quédate conmigo esta noche. –pidió nuevamente en un suave susurro.

—Sabes que no podré mantener mis manos lejos de ti... –advirtió, y él asintió.

—Y no quiero que lo hagas. –susurró.– SeHunnie... Hazme el amor; quiero saber que en verdad me amas. –pidió, ¿y cómo podría negárselo?, no habían vuelto a estar juntos desde lo sucedido en la luna, hacía prácticamente dos meses atrás.

Él, tal, y como se lo dijo al omega, pasó la luna anterior solo, no tenía intenciones de estar con ningún omega, y aunque así fuera, no lo haría; no iba a cometer el mismo error dos veces, gracias.

LuHan tiró de él, haciéndole acercarse cada vez más, hasta que sus respiraciones se volvieron una, y sus labios lograron juntarse en un suave roce, uno que fue tomando intensidad conforme pasaban los minutos; un beso lento, y profundo, donde LuHan tomó la oportunidad de recorrer la cavidad bucal del mayor, tanto como quiso con su lengua, donde mordió, y estiró levemente el labio inferior del alto, antes de volver al ataque, gimiendo quedo ante las suaves caricias en su vientre.

SeHun tenía el poder de dejar un ardiente camino en su piel, por donde sus manos pasaban, dejándole deseoso, y jadeante; necesitaba que el mayor le hiciese el amor, así como necesitaba respirar cada minuto del día.

LuHan comenzó a tironear de la camiseta que el alfa traía puesta, no logrando más que la risa divertida del mismo, quien, mientras él fruncía los labios en un tierno mohín, y se miraban a los ojos, tiraba su camiseta fuera de su cuerpo; no había nuevos tatuajes, pero SeHun claramente había cambiado, sus músculos estaban más definidos, duros como rocas, presionándose contra el menor, quien suspiraba de gusto en lo que era lentamente desvestido.

»—SeHun... –siseó, y, pasando ambas manos por encima de los duros músculos del mayor, dibujó la división de los abdominales, hasta detenerse en la cinturilla del pantalón, antes de escabullir su diestra dentro de ellos.

—Por lo que más quieras... –siseó entre dientes, besando castamente los labios del menor, en lo que gruñía:– No quites esa mano.

LuHan rió, un hermoso, y sensual sonido que pareció apretar un botón dentro del alfa, quien separó lentamente las piernas desnudas del omega, presionándose entre ellas en lo que se apoderaba una vez más de sus labios; SeHun gruñó de gusto ante las suaves caricias que le eran repartidas, y mordisqueó los labios contrarios, dejándolos rojos, brillantes, y ligeramente inflamados, separándose cuando el menor comenzó a desviar una de sus manos, para tocarse a sí mismo.

»—Yo haré todo el trabajo, tú solo disfruta, mi amor. –jadeó, y apartó con suavidad las manos del omega, quien asintió, mirándole con sus hermosos ojos heterocromáticos.– Dios... Eres tan hermoso. –susurró; sabía que sus ojos estaban de un brillante color dorado, LuHan le miraba fijamente, con un brillo de amor que casi pierde.