Capítulo 9: Papá

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Mientras volviamos a casa, vi por el espejo retrovisor a mi pequeño Alan abrazando su nuevo peluche. Desconozco el porqué de estos cambios infantiles que le están sucediendo a Alan, aunque puede que el no se de cuenta de ello aún. El viaje a casa transcurrió normal, estacione el auto en el garage y me lleve a Alan para dejarlo en el sofá y pasarle el control del televisor por si quiere ver algo. Luego me fui de nuevo al auto para bajar las compras, mientras iba de un lado para el otro, nunca deje de echarle un ojo a Alan y vi como poco a poco se decidió en tomar el control y encerder la televisión, cambiando entre canales hasta que se quedó en un canal fijo.

Aún vez qué acabe de recoger todo, empecé a preparar espagueti para la cena, no sin antes chequear si Alan esta bien.

Al ver a la sala, aún sigue sentado en el sofá mirando un programa infantil. No se si estos comportamientos infantiles puedan ser malos para Alan, para un niño de su edad es de lo más normal pero en retrospectiva él no lo es, pero cómo no a pasado nada malo, lo mejor es seguir observando por si pasa algo.

Una vez preparada y servida la cena sobre el comedor, fui a la sala para recoger a Alan y llevarlo al comedor.

— ¿Todo bien, Alan?

— Si, ¿porque lo dices?

— Es qué estas aquí muy callado, ¿quieres hablarme de algo qué te está molestando?

— No, estoy bien.

— ¿Seguro?

— Si.

— Bien, la cena está lista.

Iba a cargarlo pero el no quiso.

— Espera, no tienes qué estarme cargando siempre, tengo piernas.

— De todos modos yo te tengo qué subir a la silla para que llegues, es más rápido así.

Y esta vez si me lo cargo, para luego dirijirme a la cocina y antes de dejarlo en una silla, pongo un libro grueso para pueda alcanzar la mesa y lo dejó, después me siento en otra silla y los dos empezamos a comer, pero luego de un rato ninguno decía nada, y fui yo quien rompió el silencio.

— ¿Quieres salir a algún lugar mañana? Podemos ir al parque o algún otro lugar, para tomar un poco de aire fresco, ¿Que dices?

— Jmm... El parque está bien.

— Bien, ¿y como te va en la guardería? Casi no me dices nada.

— Me gustaría no seguir yendo ahí.

— Lo sé, pero recuerda de lo que hablamos.

— Es que, no me acostumbro... Solo es eso.

— Esta bien, no tienes que acostumbrarte si no quieres, solo es por ahora.

Luego de cenar baje a Alan de la silla y recogí los platos sucios para limpiarlos, mientras Alan se fue al segundo piso, de seguro con su nuevo peluche. Una vez que acabe de fregar los platos y puestos a secar, subí al segundo piso y entre a mi estudio personal, Alan casi nunca entra tal vez para no arruinar nada o simplemente no le interesa lo que hago. Encendí la luz y me dirijo a mi escritorio para ver unos planos de unos edificios que tengo que entregar mañana, si les interesa saber en que trabajo, soy arquitecto.

Mientras estoy concentrado en mi trabajo, noto que algo se movió en la puerta y al ver es Alan que parece no atreverse a entrar pero toma valor y se acerca a mí.

— Papá...

— ¿Que pasa, Alan?

— Necesito... Un cambio.

No otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora