0•2 OTRA VEZ?

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《Acá estoy. Recién son las diez de la mañana y yo ya tengo mal humor. No es que siempre lo tenga, de hecho, la mayor parte del tiempo en el que vivo por mi y no por los demás soy un amor. Eso es uno de los pocos talentos que tengo... "ser un amor" como me dicen los que me conocen. Bah, la mayoría cree que me conoce, pero sólo se quedan con la imagen de cartelera que intentan forjar en mi familia, casi nadie conoce mi esencia. Y eso me duele, porque al fin y al cabo terminó quedándome sola pero rodeada de gente. Acá estoy. Después de una semana que quisiera olvidar. Una semana en la que nuevamente me doy la cabeza y el corazón contra un mural por un amor no correspondido. Uno más para la lista. Uno más para la colección de los que no me notan y no me quieren ver. Ya lloré. Ya insulte cada parte de corazón roto que me quedaba lleno de ilusión y eso me alivio, porque se que es la última vez que me dejo llevar por mis impulsos. Me va a costar un huevo, lo se. Porque en mi huella digital lo primero que sale es mi impulsividad como ser humano. Es increible. Cuando me cebo con alguien mi mente es un caos. Y a mi que no me vengan con las mariposas de mierda esas que te causan indigestión... a mi cuando me enamoro se me incendia el alma, y ahí quiero ver al chabon de turno amoroso tratar de domar ese fuego. Seguro que después de conocerme intensa y enamorada se convierte en pirómano. Bueno ya flashé otra vez, si el punto era lo no correspondido Margarita pedazo de pelotuda ubicarte en el mapa y fíjate donde carajo estas, porque hasta ayer llorabas por ese amor. Pero ya está, salí a la cancha y está vez hacelo por vos; por nadie más que vos carajo. Garchate a quien se te de la gana, chapa como desquisiada, disfruta de tu libertad pero por favor no te enamores. Porque el amor es una mierda, y vos lo sabes muy bien...》 aquellas palabras que Margarita se repetía a si misma como un discurso ensayado. Aquello que ella anhelaba con escuchar , anhelaba con comprender, pero su impulsividad y su falta de control sobre dar amor le impedian. Escucho su celular y enseguida supo que era su amiga Agustina. Aquella que la conocía desde los 4 años y que vio en vivo y en directo cada vez que a Margarita se le rompía el corazón de desilusión. Esta no era la excepción, ella sabía perfectamente el estado deplorable del corazón de su amiga y sabía también como consolarla.

- Hola gugu- respondió ella alegre, pensando que  podía llegar a disimular un poco de la tormenta que llevaba en su corazón y en su mente.
- Hola chini como estas? Te pinta que vaya con unas facturitas a tomar unos mates así nos ponemos al día con las noticias?-

- Dale, me copa, pero a mi traeme criollitos porfa, sabes que no me gusta mucho lo dulce- y era completamente cierto, Margarita tenía cierto asco a lo dulce. Le gustan los criollitos , los grisines,  tomaba la chocolatada sin azúcar y el mate amargo. Inclusive su comida favorita se reducía a papá fritas, sanguchitos de miga y una birra. Simple y feliz.. así se definía ella y así defina sus gustos. Tenían que ser simples y felices. Cuando se puso de acuerdo con su amiga, fue directo a poner agua a calentar. A sacar a su gata ya que su amiga era fóbica y podía llegar a espantar a esa pobre criatura con sus traumas. Le dio de comer a su perra y atinó a ir a prepararse después de todo el tormento mental que manejaba.

- DOÑA!!! ABRA LA PUERTA!!!- chilló del  otro lado aquella amiga tan rara y hermosa que Margarita tenía. Sonrió por inercia yendo a abrir la entrada y le dio un abrazo casi asfixiante a aquella rubia que poseía en sus manos la comida que prometió. Al sentir ese abrazo, Agustina no dudo en que su amiga estaba rota. Sabía el porque, pero no entendía como después de tantos fallos ella seguía tropezando con la misma piedra.
- La próxima vez no grites tanto, porfa gugu, te quiero mucho pero me van a echar del edificio y me vas a tener que bancar a mi y a mis engendros en tu rancho... ¿como estas?- Preguntó Margarita casi sin aliento, ya que ese abrazo había sido el hincapié de sus lágrimas reprimidas.
- Acá la que me tiene que decir como esta sos vos... chini, que pasó?- acto seguido su amiga comenzó a sollozar, no podía contenerse ante las lágrimas y Agustina no entendía como podía llorar así por alguien a quien no amo siendo correspondida. No tuvo relación. Sólo se ilusionó.
- El amor es una garcha, no me engancho más con nadie. Ya lo decidí. Y sabes que cuando me pongo firme con algo por mi, lo cumplo- dijo Margarita con un tono muy serio, como si estuviese enojada consigo misma por dañarse sin ningún tercero en el mapa.

- Ok, eso me enorgullece, pero que vas a hacer?

Margarita lo pensó, no lo había planeado más allá de dictarse el discurso propio de autoayuda que se formó. Lo pensó bien y decidió. - voy a fluir- dichas esas palabras su amiga río levemente, sabía que su amiga al estudiar psicología y ser artista en muchos aspectos hablaba como una gran filosofa y utilizaba palabras no muy comunes en sus jergas. De hecho, el lado artístico más visible de Margarita eran sus textos. Eso era arte puro, no entendía bajo ningún concepto que su amiga no publicara esas maravillas en algún lado. Algunos eran poemas, otros canciones y otros simplemente textos sin estructuras. -Fluí entonces, yo te hago la gamba- retrucó la amiga, animandola.
-Eso sí- sentenció Margarita con el ceño fruncido - no me voy a enamorar mas-

Al oír esto, Agustina se estremeció porque supo que lo decía enserio. Y se asustó al caer en la posibilidad de que la belleza humana que tenía su amiga dentro de su personalidad se apagara por falta de amor en su corazón. -¿y como vas a hacer?- Preguntó curiosa aquella chica esperando ansiosa que su amiga se retractara de sus dichos.
- viste que las historias cuando tratan de seguir en suspenso ponen tres míseros puntos?-
- Si...-
- Bueno, mi vida amorosa va a ser así a partir de ahora, voy a vivir en tres puntos suspensivos hasta que la vida me demuestre lo contrario-
Así fue como Margarita sentenció a su corazón para poder sanarse.

















                         Empezó el juego wacho

TRES PUNTOS SUSPENSIVOS •••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora