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La cena fue extraña. Por momentos parecía que el padre Álvaro intentaba idolatrar a mi padre y su ausencia todo el rato. Que mi padre trabaja mucho, que se esmera demasiado, que se lo toma en serio... Mas de lo mismo. Admito que he cuestionado el hecho de que no este en la cena varias veces, pero con mis razones. Me han torturado toda la semana con esta cena, adoran a Alvaro y su familia. Me da rabia que simplemente haya decidido ausentarse, pareciera que solo esta para regañarme o darle razón a las exigencias de mi madre.

- Cariño. -habló mi madre refiriéndose a mi mientras los demás disfrutaban del postre. Yo prefiero evitarlo esta noche.- ¿Te parece si me acompañas un momento? Es hora de brindar, ayúdame con el champán, venga.

- Monica, por supuesto que no. -intentó acercarse la madre de Álvaro- Tu tranquila que lo yo me encargo...

- Que no hace falta, sois los invitados. -indicó tomándome sutilmente del hombro.

Me puse de pie y la seguí rápidamente. A veces su amabilidad extrema con los padres de Álvaro es tan empalagosa que parece falsa. Pero conozco a mi madre.

En cuanto dejamos el comedor ya tenia su mirada sobre mi. Me apoyé sobre la encimera de la cocina y la miré.

- Te escucho, mamá.

Frunció el ceño y se acercó a la nevera en busca de la bebida.

- ¿Te parece a ti ponerte en plan detective cuando se habla de tu padre? Sabes lo en serio que se toma tu trabajo, y aquí la hija eres tú.

- No creí que fuera a incomodar a nadie, simplemente...

- Pues nada, se mas respetuosa.

Es patético estar teniendo esta conversación a mis casi veintiún años.

- Vale. -exhale luego de una respiración profunda y cargada de rabia. Me ocupé de buscar las copas.

- He hablado con Álvaro. -agregó- Ya sabes... antes de que llegaras.

- Veo que no era todo. -dije refiriéndome a sus reproches- Me alegro que podáis tener una buena relación. -sonreí con cierta ironía.

- Es un buen muchacho, ¿lo sabes, verdad?

Reí un poco.

- Es mi novio, después de todo.

- Y así debe ser.

Fruncí el ceño y masajeé mi frente pensativa.

- ¿A qué quieres llegar, mamá?

- Sabes muy bien de que hablo, Mia. Me contó sobre vuestra discusión del fin de semana. ¿De verdad te cae bien Raquel?

- Joder...

- Si así me hablas a mi no imagino como...

- Ya basta. ¿Por qué haces esto? ¿Por qué te importa tanto? Es mi novio no es mi padre, puedo hablarle como me de la gana y si discuto con el es problema mío. ¿No crees?

Definitivamente es una situación que me excede.

- Pues porque me importas, ¿tú que te crees?

- ¿De verdad, mamá? -insistí molesta procurando no elevar demasiado la voz.

- Se que Álvaro es el indicado para estar contigo, no puedes echarlo todo a perder por... caprichos. -reprochó- Ahora vámonos, que nos están esperando. ¿O echarás esto a perder también?

La chica del bar. [lgbt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora