Intenté evadir su mirada en ocasiones pero su intensidad lo hacía aún más difícil, siempre sabrás que esta allí.
— ¿Sabes que podrías haberme dado un gran susto, verdad? –cuestionó mientras preparaba café.
Algunos discos viejos se encontraban desparramados sobre la mesilla frente al sofá. A su lado un cenicero bastante sucio parecía llevar allí varias horas.
— Lo siento.
— Estuve a punto de ir yo misma a tu apartamento. –rió– Creí que esos tipos podrían haberte hecho daño o algo así. Pero... –indicó como si fuese divertido– Resulta que eres muy activa en redes sociales.
La observé confundida.
— No quería interrumpir el reencuentro. –se encogió de hombros y sirvió dos tazas de cafe.
Me senté frente a ella en la pequeña isla de la cocina y observé la taza de café por unos segundos, en realidad me encontraba bastante perdida.
— Oh...
La foto. Aquella foto que a Alvaro se le ha ocurrido postear en mi Instagram. Nos encontrábamos abrazados en mi cama, yo reía sobre su pecho y el besaba mi frente. Cerré los ojos por un microsegundo y presioné apenas mis párpados. Esa foto es una prueba contundente de que tu vida a través del internet es puede ser muy distinta a la realidad.
— Has visto esa foto...
¿En serio? ¿Esa es la única basura que podía decir?
— ¿Esperabas un Like? –sonrió sarcástica y bebió café.
Suspiré. Necesitaba mantener la calma, en especial ahora. Autocontrol, tan solo eso.
— Ya no tienes que seguir preocupándote por hombres del coche. –comenté cambiando de tema con descaro– Está solucionado.
— Vaya. ¿Entonces si has hablado con tu padre, eh?
Asentí.
— Puede encargarse de eso, ya no es un problema.
— Más sencillo de lo que creí. –rió– El mayor acto de protección de mi madre conmigo fue no consumir durante el embarazo. Adorable, ¿no crees?
Otra vez era sarcástica. Esta claro cual es su mecanismo de defensa en este tipo de situaciones. Todo se volvía cada vez más incómodo, y es justo por esos motivos que no lograba concentrarme y fijarme en lo que he venido a hacer.
De repente suspiró y chistó un poco. Se puso de pie y llevo la taza vacía hacia el fregadero.
— No intento actuar como una loca contigo. –expresó desde la cocina– No me debes nada.
Fruncí el ceño levemente. No lograba entender el punto.
— Iria...
— Estamos bien, ¿vale? Da igual que me hayas ignorando, no siempre a uno le apetece contestar. –se volteó– Además... ahora se que ya no corres peligro. ¿Verdad?
— Claro. –contesté– Lo que sucedió realmente es que... necesitaba pensar un poco, ya sabes. Es necesario... a veces.
— Lo es, absolutamente. –se inclinó un poco sobre la encimera– Aunque... si sabes que todo en exceso es dañino, ¿cierto?
Asentí y reí un poco. Necesitaba juntar el coraje suficiente. No podía arrepentirme ahora.
— ¿Y Andrés? –cuestioné tomándola algo desprevenida.
— En casa de sus padres. Problemas familiares.
Hice una leve mueca.
— Nada demasiado grave. –añadió al instante– Puedes... quedarte si quieres. Podemos ordenar comida y... ¿ver televisión?
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La chica del bar. [lgbt]
RomansaLa vida perfecta de una universitaria de veinte años comienza a descarrilarse cuando se entera de que quizá no es tan perfecta. Tenerlo todo planeado y un futuro asegurado siempre fue su mayor fuente de confianza, además de su novio... Hasta que en...