十一 (once).

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Richard estalló en carcajadas al escuchar el comentario de su amiga, le contagió su risa a ella, la cual no tardó en carcajear también.

—A-Amo tus ocurrencias. —Dijo cuando su aliento se estabilizó un poco.

—Podría ser comediante, el único talento que tengo es decir cualquier estupidez.

—¡Que mentira!, Tú tienes más talentos.

—Lo que digas... Bueno, a lo que viniste, sígueme contando. —Cambió de tema.

—Oh, está bien... Y como decía... ya después tú te despertaste, fuiste a tu casa y después de eso él también me dijo que se iría, le propuse el hecho de acompañarlo a su casa y el accedió. Durante el camino él me miró fijamente por unos instantes, no hablamos más y justo cuando íbamos a llegar a su casa al fin tuve el valor de darle la pulsera.

—¡¿Si le diste la pulsera?! —Preguntó exaltada la jóven.

—Sí. —El ojiazul bajó un poco la manga de su abrigo y dejó ver tal pulserita.

—Aún me pregunto de donde sacaste el valor para hacerlo sin desmayarte ahí mismo.

—¿Por qué lo dices?

—Ay jovencito, te conozco desde el jardín de infantes, sé como eres cuando te enamoras.

—Sí, soy un idiota cuando ando así.

—¡Que va!, Eres todo tierno.

—No. —Ringo le dió un sorbo a su bebida.

Él se había enamorado una vez anteriormente, logró ser correspondido. Lamentablemente esa relación se fue a la basura, no duraron ni un mes.

A veces estás tan enamorado que ni te das cuenta de los antivalores de esa persona, hasta que un día por fin logras caer en cuenta.

Obviamente todas las personas tienen defectos, lo que sucede es que hay parejas que simplemente no son compatibles, por determinados motivos. Así que por más que intenten arreglarlo no funcionará.

Tal vez la creencia de "los polos opuestos se atraen" no sea del todo cierta.

Esta vez no iba a ser así para Richard.

—Sígueme contando mas bien. —Jake se removió en el viejo sillón que con los años iba perdiendo su color.

—Ahh, entonces me dijo que si eso era como una manilla de la amistad, respondí que podía interpretarlo de esa manera si quería. Le parecieron muy bonitas, se la puse y el a mí.

—¿La pusiste hoy? —Jake alzó sus cejas en un gesto pícaro.

—¡LA PULSERA!, ¡LE PUSE LA PULSERA! —Exclamó el menor mientras su rostro se teñía de rojo.

Ella rió a carcajadas.

—Pero, ¿Si viste que la idea de la pulsera si estuvo buena?

—Sí... —Murmuró el ojiazul. Seguía nervioso por el hecho de haberse imaginado en esa situación con el niño que ponía sus emociones de cabeza.

—Oye... ¿Has visto como que Paul y John siempre andan bien juntos?

—¡Sí! —Exclamó. —Esos tienen algo, estoy segurísimo.

—Puro McLennon.

—¿Qué?

—Junté sus dos apellidos, esa palabra podría usarse cuando se hable de ellos ya sea en un contexto romántico, o en cualquier otro, no sé.—Intentó explicar.

𝟓𝟎'𝐬 𝐃𝐢𝐧𝐞𝐫. [𝐒𝐭𝐚𝐫𝐫𝐢𝐬𝐨𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora