34. Jimin hyung

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Jimin colocaba las tazas de café en una bandeja en la cocina, agarró el objeto, suspiró rendido y salió del lugar. Miró a su pareja sentado en el sofá, inhaló su aroma y supo que estaba nervioso.

—¿Por qué caminas así? —preguntó con preocupación. —No te veo feliz, Jiminie —siguió hablando el alfa, mirándolo de pie a cabeza y estudiando su actuar. —. ¿Estás bien, cielo?

El rubio dejó la bandeja sobre la mesa, caminó hacia su prometido y lo abrazó. Estaba muy triste. Luego de aquello, el alfa soltó feromonas suaves en el ambiente, dándole una sutil mordida a su omega en su cuello como señal que todo estará bien.

—Aun no entiendo... —dijo con dificultad por haber llorado en silencio. —. Cumplimos dos años y medio juntos, se supone que nuestra boda sería este mes, pero tenía que venir mi familia a decirte que esperes... sigo diciendo que no te aceptan del todo, amor.

—No es así, tu familia me quiere y respeta, es solo que quieren tiempo, cariño —respondió con seriedad. —. O al menos, tu padre, es entendible que quiera probarme, pero a estas alturas, sabes que a mi edad, es difícil conseguir una pareja —prosiguió, mientras acariciaba su espalda. —. Debo darte las gracias porque apareciste en el momento indicado, como si de un ángel se tratase, eres el único que no le importó mi edad, trabajo o de dónde vengo para relacionarte seria y emocionalmente conmigo.

Jimin se sonrojo, acomodándose más en los brazos de su alfa, si bien estaba afectado por su boda, de cierta manera, estaba agradecido con sus padres, dado que no le separaron de él y solo le pidieron tiempo.

—Pero ¿no se supone que los de la Realeza pueden obtener lo que quieren? —preguntó, entre sollozos, a lo que Jin negó. —¿Por qué?

—No siempre, Minie. Sé que este tema para ti es aburrido, pero no es nada del otro mundo —murmuró, sentándose en el sofá junto su omega. —. Lo único que cambia es que debes cuidar tu imagen, reputación, como te comportas con los demás, ser responsable, entre otras cosas más. Creo que si cambiara los papeles de nacimiento, sería un poco distinto las situaciones, sin embargo, ahora Taehyungie es mi ejemplo. —finalizó entre risas.

El rubio negó con la cabeza, separándose un poco de su alfa y dándole un cálido beso en sus labios. El mayor correspondió gustoso al beso suave de su omega, mientras, le subía encima suyo, apretando con suavidad su cintura y apegarlo más hacia su cuerpo.

—Ah, espera Jinie~ —jadeo entre el beso con timidez.

—Hmm~ Minie... —gruñó bajo, cortando el beso y haciendo una línea de besos húmedos hasta llegar a su cuello. —. Hueles exquisito~

Varios minutos después, el salón era un caos de gemidos y jadeos. Ambos apenas podían quitarse la ropa por las caricias de por medio, Jimin se dejó amar por completo por su prometido, pero antes de que el alfa siguiera con los besos húmedos dirigiéndose hacia abajo por todo el cuerpo del omega semi desnudo, un sonido los interrumpió.

Era el teléfono.

Se miraron por unos instantes, el mayor le pasó a Jimin su celular y contestó. Mientras, SeokJin seguía con lo suyo hasta llegar a apretar sus muslos.

Jimin hyung.

Esa voz... mierda es Jungkook reaccionó en su mente al escucharlo, miró a su pareja e intentó apartarse un poco de él.

—Buenas, Jungkookie.

Te llamo para avisarte que ya estamos llegando a tu casa.

—Yo... bueno, aquí los espero...

Unos cinco minutos más tarde, el timbre sonó por todo el departamento del omega

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Unos cinco minutos más tarde, el timbre sonó por todo el departamento del omega.

—Debe ser Jungkookie, amor —musitó, tratando de salirse de los brazos del mayor. —. Me iré a arreglar, espero que tú lo hagas antes de hacerlos pasar a la sala, no quiero que nos vean así. —finalizó con timidez.

El alfa soltó un gruñido bajo, a la vez que se iba al baño a acomodarse su ropa y lavarse la cara. Al finalizar, podía verse por el espejo chupetones en su cuello, su pelo alborotado y pegado en su frente.

Se secó con una toalla, lo acomodó en su lugar y salió corriendo de allí para ir a la puerta principal a atender a los invitados.

—Jimin hyung... Ehh, ¿Jin hyung? —habló Jungkook, un poco extrañado al verlo.

—Buenas, Tae y Jungkook. —saludó el mayor con una sonrisa, el castaño le devolvió el saludo, mientras guiaba a los guardias que cuidaran el lugar.

—¿Podemos pasar? —preguntó el omega, el mayor asintió. —Gracias.

Ambos chicos se adentraron a la vivienda, fueron guiados por SeokJin hasta llegar al salón.

—Que agradable sorpresa, Jinie hyung —habló Taehyung, sentándose en el sofá. —. ¿Y Jimin?

—¿Verdad?, él se está arreglando, ya viene. —respondió, ambos menores asintieron.

—¿Cómo van las cosas entre ustedes, Jin hyung? —preguntó el menor, sentándose al lado de su alfa.

—Por lo visto, bien —susurró Taehyung en voz baja al ver los pequeños chupetones que sobresalían de su cuello. —. ¿A qué sí?

—Te escuche, Taehyungie... —gruñó con un leve rubor en sus mejillas. —. Estamos bien, solo que a Minie no le gusta esperar demasiado.

—Lo sé, lo conozco, ya le he dicho que debe esperar —murmuró Jungkook. —. Eso por un lado, por otro vine a visitar a mi mejor amigo para darle una noticia buena y otra mala.

—Adelante.

El menor comunicó que estaba en cinta de tres semanas, salió con su alfa y en la cita se encontró con su ex. Sin embargo, cuando Jimin apareció en el salón y escuchó aquello, no reaccionó bien como el azabache se esperaba que reaccionara por el fuerte aroma de enojo que empezaba a oler.

—¿No se cansa de ser un sinvergüenza? —cuestionó Jimin con molestia al escuchar el semejante disparate de su mejor amigo y sentarse en el sofá. —¿Les hizo algo?

—Mi alfa me defendió de lo que decía Hoseok y le dio una bofetada...

—¡Taehyung! —exclamó Jin con voz serena y mirándolo en desaprobación por su actuar.

—No me mires así, me comporté bien y llamé a los guardias como tiene que ser —dijo, cruzándose de brazos. —. Al menos, no llegué a pelearme con él hasta matarlo, sabes cómo es nuestro lado salvaje ante este inconveniente y agradecer que no llegó a mayores como suelen hacer algunos alfas cuando se meten en un territorio ajeno y más aún con mi omega.

—Suena lógico, él se lo buscó y se lo merecía. —dijo Jimin, encogiéndose de hombros.

—Bueno, si te sigue molestando, nosotros vamos a tomar cargos en el asunto, ¿está bien, Jungkook? — el menor asintió. —Adelante, sírvanse un poco de café, nosotros invitamos con galletas.

Jungkook agarró la taza de la bandeja, sopló un poco y tomó despacio. Aunque el castaño agradeció por el gesto y permaneció a lado de su pareja.

—¿No eres de toma de café? —preguntó Jimin.

—Lastimosamente, no. —respondió.

—Entiendo, muchas felicidades a los futuros padres.

La pareja agradeció al unísono.

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