20. Alteza Kim

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Taehyung se despertó muy temprano, se removió de la cama sin ninguna molestia de por medio, su celo había finalizado. Se levantó, estiró y miró la hora del celular, este marcando las cinco de la mañana.

Hay tiempo de sobra, igual me tengo que apresurar pensó. Él estaba decidido en enfrentar a su madre con un tema delicado, el compromiso. Sin perder el mínimo tiempo, se fue al baño. Como de costumbre, prendió la luz y se miró al espejo encontrándose con sus ojos grises.

Se sorprendió ante ese gran cambio, se lavó los dientes como si nada y salió del aseo. No obstante, aquello no podía mostrarle a su madre, dado que podría hacerle una serie de preguntas sobre eso. Caminó hacia el armario, buscando unos lentes de sol, se los colocó, arregló la cama y salió de la habitación.

Mientras caminaba por los pasillos, saludó a los empleados hasta llegar a la gran mesa Real, Taehyung se quedaría lo justo y necesario esperando a su madre.

Quería conversar con ella sobre la unión, ya que ella no tenía mucho tiempo para él, su hermano o la casa en sí, su madre trabajaba hasta cierta hora de la noche por las grandes conferencias que daba en cada parte de Corea, dando solo mandados a las plebeyas que vinieran y tuvieran alguna oportunidad con el príncipe más joven del castillo para formar una familia, pero este les había rechazado a todas.

Unos minutos después, Taehyung pidió a los sirvientes que prepararan el gran desayuno, con varios decorativos y música relajante para la ocasión. La señora Kim entró a la cocina. Sin embargo, notaba el ambiente diferente, caminó un poco más y el fuerte aroma de uno de sus hijos, le llamó la atención.

Se volteó siguiendo el olor hacia la mesa Real, encontrándose con Taehyung, el príncipe más joven, sentado, solo y escuchando música clásica.

—Buen día, hijo —saludó, la castaña. El alfa le devolvió el saludo sin mirarla, acomodándose bien los lentes de sol. —. ¿A qué se debe que te hayas despertado tan temprano?

El nombrado dio un sorbo a su chocolate caliente sin responder, invitando a su madre que se sentara para que se sirviese a gusto, lo que había en la mesa. La alfa agradeció por el gesto, se sentó en una de las sillas cercanas, no tenía tanta prisa en ir a su trabajo, ya que apenas eran las cinco y media de la mañana, faltaba veinte minutos para salir de la casa.

Preparó en silencio su café. Miró de reojo a su hijo, este tenía su pijama negra y unos lentes de sol negros. Frunció el ceño, se extrañó que tuviera los lentes puestos en la mesa, pero no le dio mucha importancia. De todos modos, como dijo el primer príncipe ya eran personas adultas.

—Madre, ¿podemos hablar? —habló Taehyung, con voz serena. A lo que la castaña asintió, dando un sorbo a su café. —Bien, es sobre el compromiso.

La mujer tosió de golpe al escuchar aquello, ¿acaso estaba escuchando bien?, ¿su segundo hijo por fin ya tenía alguien a su merced?, al pensarlo, sonrió ampliamente, asintiendo despacio y limpiándose con una servilleta cercana sus labios.

Taehyung trató de respirar con normalidad, era un tema demasiado delicado y quería que saliera bien.

—Primero, quiero que dejes de llamar a las plebeyas —prosiguió el castaño. —. Segundo, conocí a un hombre omega para mi pareja, madre —dijo con firmeza. —. Y, por último, me gustaría que des un comunicado oficial al reino para poder seguir con mi relación con él. —finalizó, dando un pequeño sorbo a su desayuno con tranquilidad.

La alfa le miró atónita. Por primera vez en su vida, no tenía las palabras exactas para responder al menor, ya que con SeokJin no tenía ese inconveniente, dado que tanto él y su omega, su compromiso era bastante lento y tranquilo. Sin embargo, lo que el más joven le presentaba, le agarró muy desapercibida.

—¿No te molesta que mi omega sea un hombre, madre? —volvió a hablar el alfa, ya que no recibía respuesta de la contraria.

—No, mi amor. Si ese omega te hace feliz, bienvenido sea. En estos días, haré el comunicado, diciendo que ya tienes pareja —murmuró, con voz calmada, tenía una sonrisa formada en su rostro. —. Así como paso con tu hermano SeokJin, pero debo decir que eres mucho más recto con tus modales cuando se trata del compromiso, y eso, valoro y respeto mucho de ti, hijo mío.

El menor se tranquilizó, sentía a su lobo interior mover la cola de felicidad, por un momento creía que sería difícil de que su madre accediera, ya que ella era un poco especial a la hora de escoger parejas para uno de los príncipes, y no quería pasar lo mismo que, SeokJin. Aún que, el de él fue más por la edad que de los compromisos o el relacionarse con las plebeyas.

—Sé que en toda tu adolescencia, has salido con mujeres, Taehyung, pero este cambio, no me sorprende —prosiguió la alfa, con voz serena y baja. —. Al comienzo, con tu hermano mayor si me sorprendí bastante, no creí que saldría con uno de su mismo sexo. Me costó asimilarlo, después lo acepté, hijo, y ahora que me comentas esto con toda la madurez del mundo, puedo decir que los eduqué bien.

Taehyung se levantó, caminando hacia su madre, dándole un gran abrazo soltando feromonas dulces en el ambiente, estaba muy feliz. La contraria correspondió a los cariños de su pequeño. De todos modos, ambos ya estaban bastante grandes, como para seguir cuidándolos, solía tener tanto estrés por el trabajo, pero por el poco tiempo que tenía, disfrutaba de las pequeñas cosas que ambos alfas le brindaba a ella, le bastaba, por qué era lo único que tenía en su vida solitaria.

—Te quiero mucho, mamá. —ronroneo, oliendo el fuerte aroma de café con naranja que desprendía en el ambiente con el suyo.

—Yo más. —sonrió, acariciando la espalda del menor. —Ve a descansar un poco. Ya me debo ir al trabajo, pequeño.

—Está bien, mamá. Ve con cuidado, por favor.

—Así será, Taehyungie.

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