32. Una cita romántica

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Taehyung mimaba en silencio a su omega. No quería despertarlo ni mucho menos que haga un berrinche. Entonces, le hizo caso. Se acostó, le atrajo más a su cuerpo y besó su mano con suavidad.

El castaño se ruborizó al sentir en su torso los pequeños ronroneos provenientes de su pareja, le encantaba estar cerca de él y ser de ayuda en cualquier cosa que necesitaba. No solo eso, sino que sentía el lobo de su chico hacer lo mismo y seguir su sesión de mimos con su lobo.

—Ustedes tampoco dejan de mimarse. —susurró en voz baja, sonriendo por las acciones internas. Le parecía adorable.

Una hora había pasado, el alfa no dejaba de pensar en dónde le podía llevar a su omega a almorzar o siquiera hacer una mini salida juntos. Después de todo, vivían juntos, se veían todos los días y podían hacer cosas de pareja.

—Tae, estás preocupado, ¿por qué, cielo? —preguntó de repente Jungkook, con voz adormilada.

—Hm, te dije que saldríamos, pero no sé a dónde podemos ir —respondió, con un leve rubor en sus mejillas. El omega le miró con una sonrisa. —. Bueno, si...

—Kim Taehyung, ¿me estás diciendo que quieres tener una cita? —cuestionó con voz divertida, no podía creer lo que estaba viendo. A lo que el castaño asintió. —Eres tierno, amor, ¿por eso solo dijiste vamos a salir?

—Hmm, algo así —sonrió, besando su frente. —. Arréglate, mi amor. Hoy solo seremos tú y yo, a menos que debas avisar a Jiminie sobre nuestras salidas —siguió, soltando una carcajada. —. La última vez, cuando vine a verte y dejarte algo, casi me asesinó con un tenedor.

El omega carcajeo ante aquello, negando con la cabeza y dejar varios besos en su rostro. Ese día, no le había mencionado a su mejor amigo que podía irse a su casa, ya que no tenía que quedarse o preocuparse más, dado que Taehyung vendría a mudarse en el departamento, tanto fue la sorpresa para el omega que en medio de la merienda, al verlo entrar por la cocina, se asustó y casi le atacó con un tenedor en mano.

—Está bien, Tae. —musitó entre risas.

El nombrado no evitó reírse también. Miró la gran sonrisa que tenía en su rostro, lo tomó de su barbilla y dejó un beso en sus labios. El omega le devolvió el beso, sonriendo y soltar feromonas suaves en el ambiente.

—¿Acaso te estás burlando de mí?—preguntó, separándose un poco de él y besar su nariz.

—No, me río por la forma que Jimin hyung se defendió —respondió, con una sonrisa. —. Ahora que recuerdo, cuando estábamos en la clínica, me dijo que estaba con Jin hyung en su casa.

—¿Sí?

—Así parece, amor. Supongo que aún sigue muy triste por su boda.

—No te preocupes, cielo —susurró, besando su mejilla. —. Mi hermano dijo que se encargaría de eso y sé que es injusto que le pongan más años a su relación, ¿no te parece que es demasiado?

—Lo sé, pero si las dos partes no tienen ningún problema con las reglas que impone una de las familias... —musitó con seriedad. —. Creo que lo justo es respetar y entender sus razones, amor.

El alfa asintió. Si bien su hermano respetaba lo que acordaron, no era del todo fuerte sobrellevar y dejar el tema pasar. Lo poco que sabía de la pareja de su hermano era que le dificultaba, dolía y pasaba mal la regla que interpuso su familia.

—Y... ¿a dónde vamos, alfa?

—Al centro, hermoso.

—Al centro, hermoso

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