Decisión

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Capítulo veintinueve

Yuu

De mis ojos caían miles de lágrimas, a chorros gruesos. Me encontrada jipiando, mordiendo mis labios en un vano intento por retener los sonidos de mi garganta así como las gotas cristalinas que escapaban de mis cuencas. 

Mikaela me observaba detenidamente, podía notar sus zafiros arrepentidos que también derramaban lágrimas a la par mío, y si bien, no se encontraba tan vulnerable como yo, sus ojitos centelleaban con tristeza. Me sentía tan jodidamente mal, porque no tenía nada qué decir más que lo obvio y aún así temía lastimarlo.

Pararon unos largos minutos antes de lograr tranquilizarme, después de su disculpa, no sabía qué responder o decir, pues, ni siquiera sabía si sería capaz de disculparlo. 

Restregué mis mejillas y ojos para secar las lágrimas, sorbiendo por la nariz. Seguramente mi rostro se encontraba un poco rojo ante el llanto.

—No sé qué responder ante tu pregunta —acepté—. Ni siquiera sé qué pensar o qué es lo que quiero. No puedo mentir tampoco, me sigues gustando, me sigues causando escalofríos, me sigue encantando que me beses, y que me hagas el amor. Apenas llevas un par de meses aquí y yo siento que pasó una eternidad, porque no pudimos hacer esto antes, y porque al mismo tiempo es una tortura estar pensando en todo y nada a la vez —murmuré, mi voz se encontraba temblorosa, como si en cualquier momento pudiese volver a romper en llanto—. Nunca pude olvidarte ni superarte del todo. Y de todos modos, no puedo sacarme de la mente el recuerdo de lo que viví antaño contigo, ¿qué puedo esperar? ya me rompiste el corazón una vez, y si bien, no creo volver a darte entrada a que hagas comentarios estúpidos y ofensivos, a la mínima sensación de ello, sé que voy a reaccionar a la ofensiva. 

Mika asintió con la cabeza retirando una traviesa lágrima resbalando por su ojo izquierdo. Me sentía pésimo al notar cierta esperanza en su mirada. Con todo lo que me dijo, me hizo sentir importante para él, incluso si pasaron tantos años desde que terminamos. 

—Puedo darte todo el tiempo del mundo para que pienses, Yuu. Si me pides un año, te doy un año. Al final de cuentas, sé que jamás dejaré de sentir algo romántico por ti —expresó. Llevó sus manos al extremo de la mesita que nos separaba, pidiendo la mía. Se la tendí sin problemas. Entonces, Mika entrelazó nuestros dedos. Por otro lado, ante lo que dijo, no pude hacer más que sonreír tenuemente. Que me diera la mano en ese momento, y la tomara con aquella fragilidad, me hizo sentir de cierto modo, protegido.

—Es chistoso —murmuré, admirando nuestros dedos, que se acariciaban con ternura—. Antes temía de decirte lo que sentía porque podría no ser recíproco, pero ahora... Creo que no quería escucharte hablar porque si me decías esa palabra mágica de cariño, me iba a romper a llorar y negar. Pero, no fue tan malo escucharlo —dejé soltar una pequeña risa. Sentí lindo que lo haya dicho, incluso después de nueve años.

Mika dio un pequeño apreton, envolviendo mi mano con las dos propias de este. Fijé mi mirada en el rubio, que también se encontraba espectante.

—Moría por decírtelo, incluso antes de que tú lo hicieras. Supongo que me detuve porque también tenía miedo en su momento.

—¿Mika? —el mencionado me preguntó con su mirada lo que deseaba comunicar, así que continué con mi oración—. ¿Ya no estás molesto conmigo?

Parpadeó un par de veces ante mi pregunta, negando con la cabeza.

—En su momento, me dolió que te fueras sin siquiera avisarme, pero me pediste disculpas, y sé que no eres la clase de personas que solo tiene relaciones y se va, solo espero que si se vuelve a dar una situación así no lo vuelvas a hacer.

Abjurar La Reminiscencia Del NarcisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora