V - El liquido negro

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Marco y Nicolau se peleaban en el barro al frente de la escuela mientras que uno de los soldados intentaba separarlos, Marco forcejeaba con el cuello de Nicolau quien tenía su cara contra la tierra.

— Señor Marco es completamente inaceptable esto, por favor suelte al amo Nico — imploraba desesperado el soldado.

Marco aflojo la llave permitiendo que Nicolau se escapara, pero por cómo estaban posicionados el soldado ayudó a Nicolau a estar en la posición perfecta para engancharle a Marco un par de golpes con los puños y codos a Marco quien completamente indefenso pateo el torso de Nico enviándolo a volar cayendo encima del soldado.

El soldado preocupado verifico que Nicolau se encontrara bien mientras que Marco se alejaba escupiéndoles encima yendo a su salón.

Nicolau contuvo su ira solamente porque estaba cansado y sin aire, el soldado le limpiaba la cara con un pañuelo a Nicolau.

— Gracias — dijo Nicolau poniéndose de pie, agarró su maletín y corrió a su salón.

Cuando este llegó a su clase sus compañeros le miraban fríamente, asombrados por alguna razón, Nicolau camino hacia su pupitre y de reojo observo su apariencia en el reflejo de la ventana, sucio como un mendigo por culpa de la pelea que tuvo con su hermano, sangrando de la nariz y con la cara pálida.

El niño solamente colgó su maletín al lado de su pupitre y se apoyó para poder descansar.

— Oye Nico despierta, esto ira para el examen — escuchó Nicolau al mismo tiempo que algo punzante le tocaba el hombro.

Nicolau no levantó su cabeza, le dolía el cuerpo y le costaba respirar.

— ¿Oye déjalo tranquilo, no sabes que fue lo que le pasó a su hermano? — Susurró otra voz femenina cerca de ellos.

Nicolau cuando escucho estas palabras subió su cabeza de golpe y giro para ver a las niñas que le miraba de manera diferente de hace unos segundos.

— Marco? — Preguntó confundido Nico — Que le pasó?

Las niñas se miraron entre ellas confundidas al darse cuenta que Nicolau de verdad no sabía que había pasado.

— Nico, ayer...

— Ayer secuestraron al señor Marco, no me sorprende que tu padre te lo ocultara — Dijo directamente la niña de los lentes y las trenzas mientras que la otra niña de la cola de caballo intentaba detenerla por lo inapropiado de su frase.

— Oye no debemos hablar así del capitán — Advirtió nerviosa la niña de la cola.

— ¿Que importa, seguro a Nico no le agrada como lo trata su padre No es cierto Nico? — Quiso preguntar la niña de los lentes antes de ser intimidada por la mirada que tenía Nicolau, quien tenía su vista pegada al piso sin parpadear con su piernas y brazos temblorosos.

— Es imposible — Aseguró Nicolau con la voz ronca — Yo vi a mi hermano esta mañana, por su culpa estoy así de sucio y pálido.

— Que quieres decir con eso Nico? Siempre tienes tu uniforme impecable gracias a los sastres del capitán — intentó recordarle la niña de la cola a Nico.

— Es verdad Nico, tan solo tienes que verte a ti mismo.

Nico se levantó e intentó ver su reflejo en la ventana del salón, la profesora le interrumpió y le puso suavemente la hoja del examen a Nicolau.

— Nico por favor siéntate que ya va a comenzar la prueba escrita — Dijo la profesora evitando el contacto visual con un inquieto Nicolau que la aparto con un brazo dirigiéndose a la puerta, donde se topó con dos grandes guardias armados.

— Que hacen ustedes aquí? Vuelvan a sus puestos y déjennos en paz.

— Me temo que no será posible amo Nico, tenemos órdenes directas del Capitán de proteger esta entrada visto las circunstancias.

— Y usted no tiene derecho de salir en horas de clases — Ambos soldados se interpusieron bloqueando la salida.

Nicolau los miró con malicia mostrándoles la hoja del examen a los soldados.

— Háganla por mí, si mi padre se entera que tuve malas notas le diré que ustedes me distrajeron, ¿entendido?

Los soldados se separaron y agarraron la hoja del examen de Nicolau sin decir una sola palabra.

— ¿Y una cosa más, esta mañana quien fue el soldado que detuvo mi pelea con mi hermano?

Los soldados no entendieron la pregunta por sus expresiones.

— Mi señor Nico, ese altercado tuvo lugar la mañana del día de ayer, y aquel soldado desapareció por la tarde durante el caos que produjeron los esclavos.

Nicolau sin comprender tornó los ojos y se apartó dirigiéndose al aula de Marco, donde se percató que no había ni un solo guardia ni soldado y cuando observó la ventanilla de la puerta no vio a su hermano en ninguno de los asientos, aun sabiendo que él se sentaba al lado de Luis en la primera fila de la clase.

Nicolau desalentado fue al baño de niños donde una vez hubo un incidente sangriento entre algunos estudiantes, con el agua fría del lavamanos limpio su cara antes de mirar su propio rostro en el espejo.

— Que fue lo que me pasó? — se preguntó Nico antes de ver sus propios ojos los cuales cambiaron de color tan pronto como parpadeó.

Asustado, Nicolau se paseó por los pasillos mirando su alrededor.

— Estos pasillos siempre fueron igual de sombríos?

Todo se tornó oscuros en lo que Nicolau se acercaba a las escaleras que lo dirigían a la oficina del director.

Nicolau avanzaba sin detenimiento, cuando este pisó los escalones resbaló y cayó de espalda en el piso, manteniendo silencio Nicolau toco sus botas y sintió una cosa empalagosa que se había pegado a su suela.

Aquel tono rojizo oscuro se asemejaba al vino que bebía el Noble Filipe durante las cenas familiares.

Nicolau se puso de pie y subió cuidadosamente apoyándose del barandal yendo a la oficina del director Williams y cuando este ya se encontraba encarando la puerta esta se abrió de golpe sorprendiéndolo.

— Nicolau que es lo que haces aquí? Deberías estar en tu clase, tu profesora me confirmó que tendrían un examen — Remarcó el director limpiándose, con su pañuelo tintado de su propia sangre, sus heridas autoinfligidas.

— Director, porque está usted tan herido? — Preguntó Nico apuntando las muñecas del director.
El director se vio en desacuerdo con Nico.

— A que te refieres Nicolau? ¿Qué quieres decir con herido? — Preguntó el director agachándose al nivel de Nicolau.

Nicolau no respondió a la intriga del director, en cambio cayo y miro tras el director en su oficina como todas las cortinas estaban cerradas y había una persona frente al gran ventanal del director.

— Te interesa mi oficina? Quieres pasar?  fue por eso que viniste?

— No señor, me sentí mal de repente y decidí dar un paseo para agarrar aire, cuando Marco y yo peleamos esta mañana mi cabeza empezó a dar vueltas.

— Entiendo la situación Nicolau, pero el incidente con su hermano sucedió ayer, lo que me recuerda que me gustaría decirle que me siento sumamente conmocionado por lo de ayer con su hermano.

Nicolau bajo la cabeza llevando sus manos a su frente, intentó dar la vuelta para retirarse a su aula, pero el director tomó su hombro.

— No quieres entrar un rato y tomarte un té? Podrías ir a la enfermería, pero mi caja de té es de mejor calidad.

Nicolau observó como la oficina del director volvía a tener sus cortinas abiertas y estar vacía lo cual reconfortó a Nicolau quien deicidio pasar a la oficina tentado por él te.

El director fue directamente a por un par de tasas par si mismo y para Nicolau trayendo consigo una caja de madera con las iniciales del director ¨W.A.¨ grabadas en la madera.

— Quieres un té negro o un té verde Nico?

— Cualquiera de los dos, no quiero ser grosero.

El director se apartó al fondo de su oficina donde había una hornilla en donde puso a hervir el agua.

— Es una gran oficina director.

— Lo sé, tiene todo lo que necesito, pues aquí es donde paso la mayor parte de mi tiempo, ser un educador no es nada fácil Nico, tienes que saber organizar tus horarios y al mismo tiempo mantener organizados a tus estudiantes.

Nicola bebió un sorbo del té que apenas había servido el director, pero estar hirviendo se quemó su lengua.

— Discúlpame debí advertirte que estaba caliente.

— No hay problema, gracias por el té.

— Como te decía, es difícil ser un profesor, mucho más ser el director, pero contigo y con marco es aún peor debido a que son muy difíciles de tratar — Nicolau subió su mirada mirando al director a los ojos ofendido — Yo soy una persona muy clara en mis palabras, me opuse completamente al hecho de que tú y tu hermano vinieran a mi institución.

— Ya veo.

El director se sentó en su sillón frente a su escritorio dándole la espalda al ventanal.

— Y mis intuiciones se confirmaron el día de ayer, el hecho de que ustedes estudien aquí forma un gran problema para mí y mis compañeros, y más importante aún un peligro para ustedes ahora solo usted y mis estudiantes.

— Y por qué piensa de esa manera tan?
El director se levantó y dirigió su mano al ventanal.

— Por el simple hecho de que nos encontramos a dos cuadras de la Capitanía General de la provincia.

— Y eso en que afecta nuestra seguridad? Al contrario, al estar cercanos a mi padre, nos vemos en una situación de confortabilidad, ¿que no lo entiende? ¿O en cambio, usted ignora este hecho adrede?

El director se sentó y giró hacia el ventanal mientras que Nicolau se dirigía al lado derecho del director.

— ¿O acaso, es que usted le teme a mi padre?

— Tsk, de ninguna manera, el capitán ya intentó mandarme a la horca por haberme opuesto a sus inscripciones, pero sus soldados fueron mis estudiantes atrás, y se negaron a matarme, de ninguna manera el capitán podría hacerme daño.

— ¿Entonces que es?

— Nicolau si tuviese que darte un consejo, sería que no hagas tantas preguntas cuyas respuestas no quieres conocer — aconsejó el director metiendo su mano en su saco de vestir como agarrando algo — Creo que es la hora del almuerzo, ve con tus amiguitos.

— Buenas tardes — Dijo Nicolau cerrando la puerta de la oficina.

RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora