X - El engaño

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— ¡Marco! Isabella, Vengan a comer! —escucharon los dos niños cuando estaban entrenando.

Marco e Isa miraron al fondo de la selva y vieron a Doña Josefa que los llamaba moviendo de un lado a otro un cucharon de madera para llamar su atencion.

—Ya vamos! Vamos Marco tengo mucha hambre, luego te daré una clase de cómo ser la mejor en todo.

— ¿Tú dando clases a alguien mayor? Chistosa.

Isa le saco la lengua y empezó a correr entre la selva.

— ¡El ultimo que llegue le limpia la ropa al otro!

Marco la siguió para ir a la base donde los esperaban para comer.

— Ey ¡eres una tramposa! ¡No estaba listo!

— ¡Marco eres muy lento!

Ambos esquivaban los árboles y saltaban las rocas para llegar lo más rápido posible a la base

— La edad te está afectando tal vez.

Marco corría a gran velocidad, pero no era tan hábil como Isa entre la selva, no perdió el control, pero si bajo su propio ritmo hasta dejar de ver a Isa entre la espesura de la selva.

De la nada apareció la mujer de blanco parada firmemente delante de Marco, que fue detenido con su cabeza contra un árbol al esquivar a la mujer.

— ¿Qué te pasa en la cabeza como te vas a poner así cuando estoy corriendo?

— Lo lamento, querido...

La mujer subió su vestido a la altura de su rodilla y se hincó en esta

— Permíteme curarte.

La mujer le toco con la punta de su dedo índice su frente con mucha delicadeza haciendo que la frente de marco brillara por alguna razón.

— ¿Qué es esto? Se siente cálido.

Todo se oscureció después de que la mujer tocase a marco.

— ¿Marco? ¿Dónde estás?

Muchas personas gritaban a lo lejos.

— La última vez que lo vi, ¡estaba por aquí! ¡Síganme!

— Si sigue lloviendo así puede enfermarse!

Eran muchas voces, como si de todo el grupo se tratase y Marco retomaba poco a poco el reconocimiento.

Acostado en el barro, Marco tenía un sapo negro que lo miraba fijamente en su pecho.

El sapo croó en su cara y salto al barro para esconderse.

— ¡Marco! ¿Puedes oírnos?

Marco sobaba su cabeza, levantándose, resbaló en el fango e intentó apoyarse de un árbol para no volver a caer.

— ¿Qué fue lo que me hiciste? — le dijo a la mujer que lo miraba detrás de un árbol intentando esconderse de la mirada confusa de Marco —

— Dime, Marco, ¿Qué fue lo que viste en tu sueño?

Su Mirada era ocultada por su cabello que se había mojado por la lluvia

— ¿Sueño? No tuve ninguno... Fue como si el día se cortara de un momento a otro.

Marco se hundía en el barro cuando la mujer dejo de ocultarse detrás del árbol

— ¿y tienes frío?

Ella metió sus pies descalzos dentro del barro acercándose a marco.

— ¿Frío? ¡Frío! Siento mucho frio, Señorita.

RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora