"La vida no es justa, pero te prometo que cuando renazcamos en este mundo, te haré la persona más feliz."
·Gakuen Au!
·Parejas principales: GenTan/InoZen
·Kimetsu no Yaiba y sus respectivos personajes pertecen a Koyoharu Gotōge.
·La foto de InoZen p...
Varias horas antes, la escena era bastante parecida a la anterior, incluso aburrida.
Zenitsu le estaba explicando, o más bien gritando, los contenidos de inglés a Inosuke, quien no hacía más que repetir mal las palabras.
-¿Se puede saber que estás haciendo?¡Se supone que tiene que ser suave, tú tienes una bola de pelo en la garganta!-El rubio acusó al azabache, estaban practicando la pronunciación y el último parecía que lo hacía a propósito.
-¡¿Ah?! ¿Estas insinuando que el Gran Inosuke lo está haciendo mal?-el de orbes esmeraldas saltó de su sitio, a punto de hacerle ver a su amigo que él era el que estaba equivocado.
-Eso es exactamente lo que te llevo diciendo diez minutos.-replicó cansado Zenitsu, en serio, ¿hasta dónde llega la estupidez de una persona?
Justo en el momento en el que Inosuke abría la boca para rebatir algo, probablemente un insulto al otro, la puerta de la habitación del rubio fue abierta con brusquedad. Cómo muchas veces antes.
Y cómo no, en el umbral estaba Kaigaku, con una mirada de hastío más intensa de lo normal. Un escalofrió fuerte recorrió la sudorosa espalda del rubio. Sus manos empezaron a temblar y se sintió indefenso.
-Zenitsu.-fue lo único que dijo su hermanastro. Esa simple palabra bastó para hacerle comprender al menor que la suerte nunca había estado de su lado. Y lo más seguro es que nunca lo fuese a estar.
-Ahora vuelvo.-Las palabras del de orbes doradas sólo fueron un hilo de voz y tomó varios segundos hasta que alcanzaron los oídos de su amigo, que no sabía que hacer. Se quedaría esperando hasta que Zenitsu volviera, ¿no? Pero la mirada perdida y el temblor en el cuerpo entero del otro hizo que pensase: ¿por qué está temblando? Y mientras pensaba, el rubio desapareció detrás del umbral de la puerta y fue cerrada justo después de él.
Inosuke no era el tipo de persona que escuchaba conversaciones ajenas, sin embargo, no pudo evitar prestar atención a está. El leve murmullo de detrás de la puerta era inaudible, las palabras se mezclaban unas con otras y era imposible desenredarlas. Lo que si escuchó alto y claro fue un golpe, uno seco y conclusivo, ya que después de él, el murmullo se vio sofocado.
La puerta de madera se volvió a abrir pero está vez con delicadeza. Zenitsu atravesó el umbral y detrás de él Kaigaku se iba por su camino.
Inosuke entendió todo ahora, el fino rostro de su amigo estaba decorado por una intensa rojez en su mejilla izquierda. El azabache saltó de su silla y se acercó al otro.
-Estoy bien, Ino.-Y antes de poder preguntar nada, la suave voz de Zenitsu le cortó-.Vamos a seguir estudiando, ¿vale?
-¿Te duele?-fue la respuesta que recibió. Las orbes doradas se abrieron de par en par, mirando confusas al azabache.
-No es nada...-el rubio agachó la mirada. Si no mentía a su abuelo mentía a Inosuke. No sabía cual era peor.
Una mano cálida se poso en la mejilla roja de Zenitsu. La sensación tan calida se fue extendiendo por toda su mejilla en circulos. Y también en su pecho. Sintió ganas de llorar pero mantuvo a raya sus emociones.
-Sana sana colita de rana, si no sana hoy sanara mañanita.-en la cabeza de Inosuke sonaba cómo una idea inteligente cantarle esa canción a su amigo. Lo único que recibió fue una risa ahogada de parte del rubio pero una lagrima traicionera escapó de sus ojos.
-Gracias, ahora seguro que me curo antes.
-¿Acaso dudas de los increíbles métodos del Gran Inosuke?
-Es mejor que no conteste a esa pregunta.
Los dos jóvenes regresaron al inglés y a la terrible pronunciación de Inosuke, sin embargo este no dejaba de pensar en la rabia que sentía, en la impotencia que le estaba carcomiendo los huesos al no poder hacer nada por ayudar a su amigo. Por no protegerle. Por no pegarle una paliza a su hermanastro bastardo. Porque esas heridas ya las ha vito anteriormente y ahora entendía que no eran simples accidentes.
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El sol se estaba escondiendo en el lejano horizonte, creando una paleta de colores fríos y cálidos. Pasaban desde el azul ultramar, hasta el lavanda, el rosa palo, el amarillo marfil y el naranja tigre. Y en esa fusión de colores, él que más destacaba a los orbes esmeralda era el dorado. Cómo Zenitsu. En su cabeza se repetía todo el rato la imagen de su mejilla roja, decorada con sutiles pecas. A opinión de Inosuke, las pecas de su amigo son más hermosas cuando sus mejillas se tiñen de rosa. De forma natural y tierna. No por las sucias manos de aquel bastardo. Y una vez más, la rabia creció dentro de él.
Las calles fueron cayendo en la oscuridad, mientras el azabache seguía su camino hasta su casa. Necesitaba hablar con su madre. Ella siempre tenía la solución a sus problemas y estaba inmensamente agradecido por ello, aunque obviamente nunca lo iba a admitir en voz alta.
Después de caminar por un pequeño trayecto llegó a su hogar y lo primero que hizo fue dirigirse a su madre.
-Mamá-Kotoha se giró hacia su hijo, dedicándole una mirada de duda mezclada con cariño.
-¿Que pasa, Ino?-ese apodo sólo salía de la boca de su madre y de Zenitsu. Un día, el rubio escuchó su apodo y a veces le llama así. A Inosuke le gustaría que fuese todo el tiempo.
El chico se mordió los labios, buscando las palabras indicadas para formular su pregunta.
-Hay alguien que ha recibido daño, ¿cómo le hago saber que quiero protegerle?-después de unos segundos de duda, las palabras salieron al fin. Los orbes esmeraldas de la madre y el hijo se cruzaron. La mujer pareció pensar detenidamente su respuesta.
-Si es posible, aleja lo que le provoque ese dolor. Si no es posible, reconforta a esa persona, dile que llore si es necesario y que tú estas para él...o ella.-Kotoha puso especial atención a las palabras que utilizó para no confundir a su hijo, a veces se podía tomar las cosas muy a pecho y es mejor evitar equivocaciones.
-Él.-Inosuke corrigió a la mujer y volvió a sumirse en sus pensamientos. Debía de alejar el dolor de Zenitsu...¿pero cómo podías alejar a alguien que vive en tu propia casa?
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¡Y seguimos con el dolor! ¡Yuju! ... Esto ha dejado de ser divertido D: