Capítulo 3

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Zenitsu giró la llave de su casa para desbloquear la puerta. No había ni un sólo ruido. Ya sabía lo que eso significaba, sus altos ánimos del día fueron sustituidos por un miedo que conocía muy bien.

Al llegar a la cocina se topó con dos platos de comida, uno vacio y el otro lleno de curry con arroz. Además, había una pequeña nota al lado de los platos que decía:

"Zenitsu, Kaigaku, he tenido que salir por temas del trabajo, probablemente no pueda volver hasta bien entrada la noche. Portaos bien." Era una nota inconfundible de su abuelo. Zenitsu quería al mayor con todo su corazón pero no podía soportar estar a solas con Kaigaku.

Fue sacado bruscamente de sus pensamientos cuando sintió un fuerte impacto en su espalda, el golpe le dejó sin aire en los pulmones por unos segundos.

-Joder que mal, parece ser que me he tropezado con un trozo de mierda.-por supuesto, era su hermano Kaigaku, con su típica sonrisa de autosuficiencia que le daban ganas de vomitar al rubio.-Ah no, es sólo Zenitsu.

El azabache se fue al sillón del salón, no sin dedicarle una mirada burlona, él sabía perfectamente que Zenitsu nunca había abierto la boca ante las agresiones de su hermano. Así que el rubio sólo bajó la cabeza y siguió a lo suyo.

Se sirvió su plato de curry en la mesa pero el hambre había desaparecido, tenía que comer algo aunque sea, si no su abuelo sospecharía. Aunque podía mentir y decir que le dolía el estómago, pero la perspectiva de tener que engañar a su querido abuelo no le gustaba nada. Así que comió aunque él no quería.

Después subió a su habitación a relajarse un rato. Cogió sus auriculares, su teléfono y puso en marcha la lista de reproducción que solía frecuentar cuando se sentía mal, es decir, casi todos los días. Él no decidía tener esos cambios de humor tan drásticos, por supuesto que no, pero la música era su único medio de dejar salir sus sentimientos, derramaba un par de lágrimas, sus latidos disminuían y podía seguir un poco más. El rubio se tumbó en su cama y empezó a pensar en su primer día. Sus únicos amigos eran Genya e Inosuke, los cuales había conocido el año pasado. El joven Tanjirou parecía muy amable, aunque dentro de su mente se seguía culpando un poco por haber presionado al pelirrojo sobre el tema de su hermana en coma.

Cómo siempre, cómo en una carretera circular, volvía al mismo pensamiento desde hacía un año. Inosuke Hashibira. Aquel joven de ojos esmeralda le había cautivado.

Cuando Zenitsu estaba cerca de su amigo se sentía fuerte, seguro...sin miedo a vivir. Inosuke le transmitía su personalidad inquebrantable, y aunque es verdad que se pasaban el día entero discutiendo, la amistad que habían desarrollado era muy fuerte. Sus familias se conocían mutuamente, Zenitsu pensaba que la madre de su amigo, Kotoha, debía de ser un ángel ya que la mujer resistió todo tipo de agresiones de su ex marido y siguió adelante con su hijo, aunque tuviese que ser una madre soltera. El rubio sabía cuanto quería Inosuke a su madre, siempre la ayudaba y era muy servicial alrededor de la mujer. Quizá se debía a que simplemente era su progenitora o porque sentía un profundo respeto hacia ella. O ambas cosas.

Al rubio le encantaba esa parte de su enamoramiento, esa parte más delicada y tranquila. Aún así, le gustaba todas las personalidades de Inosuke. Excepto la agresiva, esa si que no la aguantaba.

Una leve risa escapó de los labios del joven, volvió a la realidad y seguía sintiéndose tan sólo cómo siempre. A veces pensaba que eso no se trataba de soledad, que debía de ser otro sentimiento porque ya se había acostumbrado a reprimir todo.

Después de una hora de, básicamente, no hacer nada, se levantó de su cómoda cama y empezó a hacer deberes y a estudiar. Por lo menos eso lo distraía un poco de su mierda de vida.

Mientras las horas pasaban, Zenitsu escuchó cómo la puerta de su casa era cerrada. Kaigaku se había ido, el rubio intuyó que con sus amigos a alguna fiesta para emborracharse. Sólo esperaba que hoy tuviese un poco de suerte. Bajó al salón y efectivamente, no había nadie, decidió tomarse un descanso para relajar la mente. Se sentó en el sofá y empezó a ver una película.

Las horas seguían pasando, a un ritmo inexorable. Al rubio le parecía una maldita agonía tener que pasar así su tarde, quizá la próxima vez podía quedar con Inosuke, Genya y Tanjirou. Soltó un breve suspiro y se dirigió a la cocina a preparar la cena. Aunque sólo la prepararía para él ya que Kaigaku seguro que se infló a comida y su abuelo se habría asegurado de alimentarse apropiadamente.

 Aunque sólo la prepararía para él ya que Kaigaku seguro que se infló a comida y su abuelo se habría asegurado de alimentarse apropiadamente

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Zenitsu se acostó en su cama. 23:46 y no había llegado nadie. Cerró los ojos e intento conciliar el sueño pero su insomnio le decía otra cosa. Después de dar vueltas y vueltas y más vueltas, el rubio encontró una posición cómoda. Por fin, cuando estaba cayendo en los brazos de Morfeo, la puerta de su habitación se abrió con una brutalidad que le dio pánico.

-¿Todavía sigues vivo? Menudo desperdicio.-era Kaigaku, el olor que desprendía a alcohol era asqueroso, pensaba Zenitsu. Pero se le estaban revolviendo las tripas por otra razón.-Déjame que te ayude a irte al cielo.

Un par de manos sujetaron el cuello del rubio con presión, ahogando a este. Zenitsu pegaba patadas y le clavaba las uñas todo lo profundo que podía. Pero se empezaba a marear. Mierda, mierda, mierda...Zenitsu le asestó un rodillazo a su hermano en la mandíbula lo suficientemente fuerte para que este le dejara respirar. Llenando sus pulmones de aire, el rubio podía respirar pero la sensación de asfixia no desapareció.

-Pequeña mierdecilla, ¡aprende a respetarme!-dicho esto el azabache agarró de los pelos a su hermano para después asestarle una bofetada. Zenitsu se sujetaba la cara en el lugar donde la mano había impactado y con la otra mano restante se sujetaba su dolorido cuello. Por fin, Kaigaku salió de su habitación.

Al cabo de unos insufribles minutos, el joven pudo volver a respirar y su mejilla no picaba tanto. Se mordió el labio inferior y maldijo para si mismo su existencia. Deseaba con todas sus fuerzas desaparecer de la Tierra.

A Zenitsu tampoco le puedo dar un poco de felicidad al pobre

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A Zenitsu tampoco le puedo dar un poco de felicidad al pobre

~En otra vida te haré feliz~GenTan/InoZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora