Capítulo XI

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Bajé corriendo las escaleras. Quería obtener respuestas, porque no me parece normal que una mujer casada con un hombre esté hablando con otro. Decidí esperar hasta la noche. Cuando llegué al comedor me planté delante de la mesa, con la Tía Rose tomándose un café como si fuera la persona más normal del mundo. -Tía Rose.-¿Sí, April?-¿Tienes algo que decirle al Tío Robert?-No sé a que te refieres.-Por favor, a mí no me engañas.-Me podrías explicar a que te refieres.- Pues me refiero de que has estado engañando a tu propio marido.Ahí es cuando Tío Robert, Carol, Katie y la pequeña Camila colapsaron. El Tío Robert tartamudeó.- ¿E...e...estás se...e...egura?- Nunca había tenido tanta confianza- April, creo que estás mintiendo-intervino Tía Rose.-Lo dice la persona que estuvo mintiendo durante más de 3 meses- ¿¡Es broma, verdad Rose!?- chilló Tío Robert- Por supuesto que es mentira, Robert. April, te das cuenta que lo que dices es una acusación muy grave.-Pues si dices que es mentira, me puedes explicar que es esto.Le enseñe las conversaciones que había descargado en mi móvil. Tío Robert lo leyó y en vez de ponerse pálido, como había pensado, se río como un demente. Tía Rose también se río. Carol, Katie y Camila leyeron los mensajes y adivinad...también se rieron-¿Por qué os reís todos?-Eso es la conversación de un compañero de trabajo de mamá- me aclaró Carol-Entonces le engaño con un compañero. Debería darte vergüenza- la última oración se lo dije a la Tía Rose- No lo has entendido.-habló la Tía Rose- Eso es una fiesta sorpresa para una compañera. Al que le habló es a Jhon. Le dije que se esforzara más porque solo había planeado un cupecake con una vela. -Oh. ¿Así que no estabas engañando al Tío Robert?-Nunca se me hubiera ocurrido. Me sentía mal, muy mal. Todos me miraron seriamente, como si cuando estaban riéndose nunca hubiera pasado. -Lo siento a todos, es que me había alterado un poco. -¿Un poco?-mencionó Carol- Has acusado falsamente a mi madre y lo único que se te ocurre decir es un triste "lo siento"-Sí, sé que me he portado mal, pero...-¿Y aún te atreves a hablar? Mi madre te acogió en su casa, y lo mejor que se te ocurre es hacerle esto.-Carol tiene razón.-comentó Katie-Te portaste peor que yo con mamá, y creía que eso era imposible. -¡Mentirosas!-me defendió Camila- Ella solo creía que mamá era mala, pero se había equivocado. Como un ser humano. -Camila, es hora de que te vayas a la cama-le ordenó su madre.-Pero...-Nada de peros, o te quitaré a Mr. Rubeb.-Esta bien.Camila y Tía Rose se fueron arriba. Ahora me tocaba lidiar con el Tío Robert, Carol (que por primera vez no estaba ligada al móvil) y Katie. Pero todos se fueron arriba y me dejaron sola en el salón. No es que le tema a la oscuridad, pero tenía un grave presentimiento. No sé porque, no sé cuando y no sé cómo, pero mi primer instinto fue dirigirme al baño. Cualquiera diría que lo había hecho sombríamente, como una película de terror. En vez de caminar, deambulé. Cuando estuve frente a la puerta la abrí mecánicamente. Como ya sabía, había un espejo frente a la puerta. Pero no era como siempre. Tenía letras escritas en rojo (pero tenía un color sangriento) con tamaños desiguales, diciendo:Sal de esta casa o sufrirás las consecuencias.

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