Capítulo 13

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Hoy eran mis últimas dos funciones de la obra infantil que estaba haciendo, tuve que ir a prepararme mucho antes porque la primera empezaba a partir de las cinco y otra a las siete. Fueron un éxito total. El director nos dio unas palabras al terminar la última y algunos lloraron. Felicitamos a los pequeños actores y actrices que tenía la obra y los dueños del teatro nos dieron champaña sin alcohol para celebrar dándonos el cheque con todo lo recaudado por los tres meses de funciones. Todo ese dinero iba para la fundación de niños con cáncer y no podía estar más orgullosa de eso. Al salir del teatro, me fui hacia mi coche y me sonó el celular, descolgué mientras me subía al coche.

—¿Aló? —contesté.

—Lali Espósito, ¿todo bien? —su voz sonó desde el otro lado del teléfono. Se me paró el corazón y volteé a ver la pantalla, Peter Lanzani.

—Qué tal, todo bien, ¿vos? —dije tratando de no sonar tan apresurada.

—Quiero invitarte el martes a un concierto siete y media de la noche —soltó de una—. Paso a buscarte, no te preocupes.

—Mmm... con la condición de que no vengas en esa moto tuya.

—Hecho —una media sonrisa apareció en mi cara.

—Hecho.

—Buenas noches, Meryl —oí una risa pequeña que soltó y me despedí.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue darme una ducha, quería relajarme después de un día largo. Cande estaba vuelta loca de un lado al otro haciendo sus maletas y no soltaba el teléfono por las tantas llamadas que tenía por su viaje, así que no la molesté más. Cené comida recalentada que Cande había preparado y antes de quedarme profundamente dormida, la pantalla de mi celular se encendió con un mensaje.

Se me olvidó decirte que es un concierto de música clásica, un homenaje a Debussy.

Vestimenta formal

Buenas noches, un beso.

Me limité a responder enviando un emoji de un pulgar arriba y una carita.

A la mañana siguiente, Mery vino a casa para pasar el día y disfrutar de los últimos dos días con Cande, jugamos un par de juegos de mesa, charlamos y Cande nos contaba su itinerario que tenía, por segundos me arrepentía de no unirme al viaje. Con Mery comencé a tener mucho más onda, la veíamos muy seguido y claramente nos prometimos vernos aunque Cande no estuviera. Llegamos al punto de confianza donde me sinceré con ella y le conté de mi trabajo de desenmascarar hombres. Al principio me daba mucha vergüenza contarle cómo había comenzado todo pero como siempre, Mery me apoyó diciéndome que si era lo mejor para mí, siguiera con esto, aunque entre las dos me recordaban que me cuidara.

—Peter me invitó a un concierto de música clásica el martes por la noche —solté cuando Cande le contaba la situación con Eugenia. Las dos me miraron.

—No te veo muy entusiasmada —me dijo Mery acomodándose en el sillón.

—Porque no lo estoy. Solo que... —no me salían las palabras y miré a Cande, mi amiga lo captó al segundo— Nada, olvidálo.

—Dale, La, ¿qué pasa? —insistió Mery. Aún no estaba lista para hablarlo, últimamente me encontraba con mis sentimientos a tope y confundida, así que desvié el tema.

—Pasa que no sé qué ponerme, me dijo que es vestimenta formal pero... no tengo nada que valga la pena —las miré y Cande soltó una sonrisa abrazadora—. Me parece que el evento es bastante cheto.

—No te preocupes, eso está resuelto. Mañana nos vamos de shopping amigas, ¿dale? —dijo Mery mientras nos servía otra copa de vino. Chocamos las copas juntas diciendo cheers.

A Mi ManeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora