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Habían pasado un par de semanas, en las que Sasori no había puesto el ojo en sus notas debido a los pensamientos referentes a cierto rubio que no le dejaban en paz. No solo tenía que verlos todos los días pasar a su lado, tomados de las manos, si no que tenía que aguantar a Kisame, molestandolo y haciendo bromas sobre eso.

Era conciente de su posición, solo era el ex novio celoso, no tenía porque estar molesto si quiera, pero no le podían culpar, no confiaba en que Itachi fuera mejor que él. Estaban cometiendo el mismo error, el de comenzar a salir sin realmente conocerse.

El silencio de su salón, fue interrumpido por un grito de dolor. Todos miraron en aquella dirección, notando que una chica en la primera fila estaba sangrando repentinamente de la nariz.

—¿Estás bien Rio-chan?— preguntó su profesor.
—Debo estar deshidratada— contestó ella débilmente— ¿Puedo ir a la enfermería?
—Por supuesto— dijo el docente— Sasori-kun ¿puedes llevar a tu compañera a revisarse por favor?
—Claro.

Se levantó de inmediato, no tenía ganas de ser niñera de nadie, pero era jefe de grupo, y era su deber obedecer. Así que hizo lo indicado, llevando a la chica con la enfermera. Una vez en el cubículo, decidió que no esperaría que la trabajadora hiciera acto de presencia para poder dejar sola a su compañera.

—Ten— dijo el pelirrojo extendiendo un pañuelo a la chica— iré a buscar a Mina-san, no te muevas.
—G-gracias— le agradeció ella.

Sasori fue entonces a buscar a la enfermera, quién estaba en el pasillo principal, hablando con dos estudiantes.

—Debes tener más cuidado— decía Mina— No puedes salir corriendo tan a la ligera.
—Lo sé— contestó una voz jodidamente conocida.

Se trataba de Deidara, que tenía una venda en el tobillo, e Itachi, quién le ayudaba a sostenerse. Al notar la presencia de Akasuna, el ambiente se torno incómodo, hasta para la mujer era casi palpable la tensión.

—Buenos días Mina-san, una compañera tiene una hemorragia, está en el cubículo.
—Hola Sasori-kun, iré de inmediato cariño, puedes esperarme ahí, no tardo.

El asintió, se dió la vuelta y frunció el ceño. Le enfermaba ver a esos dos juntos, sobre todo porque no podía mostrarse preocupado por Deidara, sin ser hipócrita. Caminó hacia donde estaba Rio, quién le esperaba aún con el pañuelo obstruyendo el sangrado.

—¿Cómo te sientes?— preguntó intentando distraerse en otra cosa, más que por verdadero interés.
—Mejor, gracias.
—No agradezcas, la enfermera ya viene.

Justo después de decir aquello, la mujer apareció, y de inmediato atendió a su compañera, quitandole responsabilidad. Había cumplido con acompañarla, así que se disculpó, y salió de ahí en dirección a su salón, no sin antes desviarse un poco, y dar una vuelta completa por el pasillo para pasar por dónde sabía que estaba el Uchiha con... su ex.

Los vio batallando con bajar las escaleras, y sin decir nada si quiera, se acercó y se puso en el lado contrario a Itachi, enredando su brazo en el del rubio y sirviendole de apoyo, su reacción sorprendió tanto a los chicos, que no supieron apartarlo al momento.

—¡¿Qué crees que haces?!—se quejó Deidara.
—Si siguen intentando bajar de esa forma, se caerán y terminarán lastimados los dos.— respondió— solo cállate, soy presidente estudiantil, es mi deber ayudar a los estudiantes cuando actúan como estúpidos.
—¡¿A quién llamas estúpido?!
—Esta bien Dei, Sasori-senpai solo quiere ayudar ¿Cierto?— dijo Itachi— además, Minato-san pronto llegará a recogerte, no queremos hacerlo esperar.

Lo que más le molestó, fue la pasividad con la que Deidara aceptó. Se sonrojó y apartó la mirada, dejándose llevar por ambos chicos hacia la planta baja, y colocado en una banca cercana a la dirección, dónde su padre podría verlo rápido y llevárselo.

—¿Tratabas de alcanzar a Hidan y te caiste de nuevo, cierto?— inquirió el mayor, sin poder ocultar su preocupación, a lo que él ojiazul solo asintió— te he dicho que dejes de precipitarte.

El Uzumaki solo frunció el ceño, sintiéndose regañado, haciendo que Sasori imitara su acción.

¡¿Por qué no le estaba gritando?! Deidara no era así, él tenía un espíritu libre e indomable. Si hubiera pasado algo así antes, ya le habría lanzado mil maldiciones por tratarlo como un bebé. Algo estaba mal, algo estaba muy mal. Quizá, Itachi no tenía la culpa total, pero si había contribuido a qué la personalidad del chico se afectara, y actuara con más calma.

—Ten cuidado— fue lo último que dijo, mientras se daba la vuelta.
—Gracias por tu ayuda, senpai— le agradeció Itachi, él hizo un ademán con la mano para confirmar que escuchó, y se alejó de ahí, lleno de ira.

No podía quedarse con los brazos cruzados.








;RACHELRED

↺𝙳𝚘𝚗'𝚝 𝚑𝚊𝚗𝚐 𝚞𝚙 「sasodei」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora