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Sasori lo miraba sin expresión, pero notó que sus puños estaban cerrados fuertemente. Se apartó un poco del mayor, sin entender muy bien lo que ocurría.

—¿Por qué Itachi Uchiha acariciaba tu cara?— preguntó el pelirrojo con ira. Deidara se sonrojó al recordar la escena.

Itachi se había portado demasiado bien con él, y antes de irse, lo despidió con una caricia en su cara, admitía que lo había incomodado, pero que había aceptado de todas formas.

—No fue nada. Solo se despedía de mi.

Bien, aquella respuesta había sonado muy mal. Pero era la verdad. No podía simplemente negar algo que había pasado. Sasori soltó una risa burlona.

—Olvidalo, nos vemos mañana.

Se dió la vuelta para seguir caminando, pero el que ahora estaba enojado, era Deidara. Detuvo a su novio de nuevo jalando su brazo, mientras este trataba de apartarlo.

—¿Qué mierda quieres, Deidara?
—¡Que me prestes atención!

Sonaba tan patético. Rogando porque el mayor le regalara una simple mirada, o unos minutos de su maldito tiempo.

—Te he dicho que estoy ocupado.
—¡Siempre estás ocupado, maldita sea. Te extraño!

Sasori ni se inmutó. Seguía con esa jodida expresión de indiferencia, que Deidara quería arrancarse a golpes del coraje.

—¡Me tiras de lado, pero te enojas cuando alguien más me presta atención. Eres un jodido egoísta!— esta vez, logró arrancar un ceño fruncido de ese estático rostro— ¡Está relación es una mierda!
—Entonces será mejor terminarla.

Sin duda, la mejor respuesta que Deidara esperaba, no era esa. Sasori nunca había terminado con él, siempre era Deidara quién lo había cortado. Algo en aquella situación le decía que algo cambiaría en esta ocasión.

—¿Terminar...?
—Si no eres capaz de comprender mi futuro, entonces no te necesito en mi vida.

El veneno que contenían esas palabras, le hicieron trizas el corazón. Sus ojos se le llenaron de lágrimas, y su cerebro fallaba en responder.

¿Cómo se atrevía?

Él había estado siempre para Sasori. Lo procuraba y había aguantado su indiferencia por demasiado tiempo. Nadie más que él, había estado realmente a su lado.

—¡Eres un imbécil!— gritó alejándose lo más rápido que pudo, y de nuevo, Sasori no lo siguió.

Corrió hasta llegar a su casa, ni siquiera saludo a su padre que se sorprendió cuando lo pasó de largo, subiendo rápidamente las escaleras a encerrarse en su habitación. Tiró su bolso de lado y se lanzó a su cama a llorar. Su melena rubia esparcida por toda la cama, dejando salir sollozos que no se molestó en ocultar bajando el volumen. De verdad que nunca se había sentido tan traicionado. Después de darlo todo para su amado Danna, este le correspondía como si él fuera el malo.

—¿Deidara?— una voz del otro lado de la puerta lo hizo distraerse un momento. Era la voz de su madre— ¿Qué pasa cariño?

Derrotado, se levantó de su cama y abrió la puerta a la mujer. Ella, rápidamente lo abrazó, pero Deidara se vio incómodo. El cabello de su madre era idéntico al de Sasori, había sido una de las tantas cosas que le gustaban de su novio...al parecer ahora ex novio. Un detalle tan pequeño, que lo hacía sentir en casa, pero ya no más.

Se vio a si mismo, diciéndole a su madre que estaba bien, que había discutido con Sasori pero que ya se había calmado. Esta le creyó, no era raro que su hijo hiciera algo y a la hora se arrepintiera, por ello le sonrió y bajo a servir la comida, prometiendo subirle un plato.

La verdad, no podía estar más lejos. Lo único que buscó con esa excusa era que la mujer lo dejara, porque no soportaría admitir nada, cuando ese cabello le recordaba una y otra vez que Sasori lo había lastimado, y no solo eso.

Lo había terminado. Al parecer...

Definitivamente.






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↺𝙳𝚘𝚗'𝚝 𝚑𝚊𝚗𝚐 𝚞𝚙 「sasodei」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora