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—Te vez patético, quita esa cara de idiota, me incómodas.

Sasori miró con el ceño fruncido a Kakuzu quien le había susurrado aquello en tono amenazante, mientras Kisame contenía su risa. Estaban en clase de historia y por primera vez, el pelirrojo no prestaba atención.

—Será mejor que termines el trabajo a tiempo, tienes que pasarmelo Sasori-san— se burló el de sonrisa afilada.

—Idiotas— murmuró con desagrado.

Hizo su trabajo y recibió una nota perfecta en aquella clase. La campana sonó y varios alumnos salieron al almuerzo, mientras él, como siempre se limitó a comer de su bento. Sus dos amigos se quedaron con él en el salón, hacía frío y preferían resguardarse en el edificio pues las nubes amenazaban con regalarles lluvia.

—Entonces ¿De verdad le dijiste eso a Deidara?— se burlaba por décima vez Hoshigaki.

Las manos de Sasori se apretaron y terminó aplastando el sushi que se iba a llevar a la boca con los palillos. No supo porque les había contado sobre su conversación con Deidara, quizá porque eran amigos, aunque no de los que se dan apoyo y ánimos, más bien esos que no se meten en los asuntos del otro, y en caso de Kisame, de esos que se burlan de la desgracia ajena.

—¿Quieres cerrar la boca de una vez? No es gracioso.

—Para mi lo es.

Rodó los ojos y se concentró de nuevo en su bento. Deidara no le había contestado, pero había visto su mensaje y al menos no lo había bloqueado, ya era algo bueno de por sí.

—Hidan habló conmigo ayer— dijo de repente Kakuzu con las manos escondidas bajo el escritorio, cosa que solía hacer cuando algo le incomodaba— no dejaba de hablar de Deidara, es un fastidio porque además vengo aquí y es lo primero que escucho, que pesados todos con ese niño.

Akasuna le miró con una ceja levantada.

—¿Y qué te ha dicho?

—Que Deidara se ha vuelto muy raro...algo que no debería estarte contando, tú eres el principal responsable.

—En eso tiene razón— admitió Kisame, pero cerró la boca al ver la cruda mirada de Sasori quien estaba muy atento a las palabras de Kakuzu.

—Tambien noté que está algo raro, no parece ser el mismo.

—Vaya, entonces si que le prestaba atención a la rubia— dijo Kisame y de nuevo fue acallado por la mirada del más bajo.

—Es en serio lo que te dije Kakuzu, yo...fuí un idiota, ahora mismo ni siquiera sé porque lo hago pero de verdad enmendaré mi error y volveré con Deidara.

Los ojos esmeralda de su amigo le miraron con seriedad, nadie notó cuando colgó el teléfono que tenía escondido bajo el escritorio, causando que un par de salones y un piso de diferencia de ahí, un chico de cabello gris suspirara con el móvil en la mano, después de acabar la llamada con su novio, todo había salido conforme al plan, habían logrado espiar la conversación con éxito y había escuchado lo que quería escuchar.

—¿Qué ocurrió?— preguntó Konan a Hidan mirándole con recelo, esperando una respuesta.

Deidara había acompañado a Itachi a la máquina dispensadora del primer piso, mientras ellos intentaban saber de propia fuente si valía la pena meter las manos al fuego por alguien que no parecía valerlo.

—¿De verdad era el imbécil de Sasori?

—¿Por qué lo dices?

—Sonaba como si de verdad tuviera un corazón y estuviera arrepentido, aunque no estoy del todo seguro si nosotros...

—No haremos nada malo, solo le ayudaremos a Sasori a arreglar su error, recuerda que no depende de nosotros al final, si no de ellos.

—Ya lo sé, solo espero no estarnos equivocando— Hidan suspiró— ahora debo preocuparme por mi, Kakuzu no hace favores gratis, sabrá Jashin lo que me obligará a hacer.









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↺𝙳𝚘𝚗'𝚝 𝚑𝚊𝚗𝚐 𝚞𝚙 「sasodei」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora