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Naruto caminaba mientras hablaba animadamente con Neji, pues recordaban los buenos tiempos que vivieron durante la secundaria y sus aventuras junto con los demás chicos de su curso. Mientras hablaban de camino a casa del rubio, este paró en seco justo al llegar cerca de una tienda de conveniencia que quedaba a unas pocas calles de su hogar, significaba que era la hora de despedirse.

—¿De verdad no puedo pasar a saludar a tu casa?

—Menma me dijo que está Sasuke, lo siento, sabes cómo es él.

—Lo sé.

El castaño sabía de antemano lo celoso y posesivo que llegaba a ser el Uchiha, le molestaba pues Naruto y él se conocían desde hacía mucho antes y seguían siendo buenos amigos, pero por la insistencia del azabache, ellos se tenían que ver a escondidas, casi como si hicieran algo malo cuando solamente disfrutaban de la compañía del otro. Además de que en cualquier momento podían ser descubiertos. Sasuke no era estúpido y Naruto quizá un poco cuando se trataba de mentir, así que debían irse con cuidado si el Hyuga quería volver a ver la luz del sol.

—Entiendo, entonces...espero poder vernos de nuevo Naruto.

—Eso espero Neji.

Hyuga quiso darle la mano, pero el Uzumaki rápidamente se adelantó y lo abrazó con fuerza. Naruto no tenía problema con ser efusivo, ni tampoco mostraba afecto con segundas intenciones, solo hacia las cosas por el mero hecho de querer hacerlas, y eso era la razón por la que Neji había caído enamorado en un principio.

—¡Me saludas a Hinata-chan!— se despidió el menor mientras caminaba hacia su casa y agitaba la mano en su dirección.

Mientras se despedía, Naruto se alejó lo suficientemente de Neji para voltear la vista al frente y seguir sin distracción.

Fue entonces cuando en la puerta de su casa, justo frente al jardín vio una figura encogida sobre si, con una larga y dorada cabellera inconfundible. Deidara estaba en la vereda justo frente de su casa, con las manos en la cara sollozando bajito. Naruto, preocupado se acercó rápidamente y se agachó a su altura para ver si su hermano estaba herido.

—Ni-san... —llamó, no solía hablarle con esa formalidad pero en momentos como esos no importaba— ¿Estás bien, te duele algo?

Deidara alzó la vista y fijó sus ojos azules sobre él, con un atisbo de despecho.

—Naru, no le digas a nadie de esto ¿Si?

—¿De qué hablas?¿Estás bien?

—No— respondió sin pensarlo el rubio— hoy me vi con Sasori, por favor no le cuentes a nadie...

Solo fueron necesarias esa palabras para no preguntar más. No necesitaba saber lo que hizo ni lo porque lloraba. Si se enteraba y Deidara le decía que había hecho algo malo, entonces de todas formas él lo cubriría, prefería no enterarse de nada y no cuestionarlo. Así que simplemente lo cargó en la espalda y Deidara fingió estar dormido para que al pasar a la casa nadie les cuestionara nada y pudieran subir a su cuarto sin problema.

Al día siguiente la puerta de la habitación del menor de los Uzumaki se abrió de repente.

—Ya que le mentiste hasta a tus padres de donde estabas, ahora pregunto yo ¿Dónde estabas?

Naruto se sobresaltó.

Estaba viendo anime en su celular, era sábado y no tenía nada planeado. Le llamó la atención que Sasuke no le hubiese mandado un mensaje antes de irrumpir en su habitación, por muy raro que pareciera, el azabache era demasiado educado y no llegaba a casas ajenas sin avisar.

↺𝙳𝚘𝚗'𝚝 𝚑𝚊𝚗𝚐 𝚞𝚙 「sasodei」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora