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[Una flor creció.  Las nubes ahora están fuera de mi mente]

Mew se termina de cepillar los dientes mientras se observa en el espejo sobre el lavabo. Enjuaga por última vez su boca y pasa su brazo por la misma para quitar rastros de pasta dental.

Observa su abatido rostro reflejado ahí. Las ojeras aún no lo abandonan y su ahora húmedo cabello se ve algo largo. Una fina capa de barba comienza a aparecer en su mentón, luego se daría la oportunidad de rasurase.
Presta atención a su expresión y se da cuenta de la infelicidad que refleja. Se ve realmente mal.

En un intento por mejorar la expresión de su rostro intenta sonreír. Sus labios forman un arco y sus dientes se exponen a la vista. No se ve como una sonrisa sincera. Ni siquiera con eso puede disimular sus verdaderos sentimientos.

Deja de sonreír antes de darse un ultimo vistazo en el espejo y salir del baño. Cierra la puerta tras él y se dedica a secar su cabello con una toalla pequeña.

Los potentes rayos del sol llegan a él. Mew piensa que las cortinas están abiertas y levanta la vista para cerciorarse de eso pero entonces lo ve.

Una cuerpo esbelto y poco nítido se extiende frente a él. Mew se talla los ojos pensando que quizás alucina pero al separar su manos aquella conocida figura sigue ahí.
Siente algo como un cosquilleo en el interior de su nariz, un indicativo de que lágrimas pronto emanaran de sus ojos.

Mew está seguro de que no sueña.

Entonces recordó sus antiguas mañanas, aquellas en donde despertaba y observaba esa misma imagen del pelinegro viendo el amanecer, tan concentrado en sus pensamientos. Siempre tuvo curiosidad por su fascinación hacia aquel paisaje urbano.

En un arrebato de valor se atreve a hablarle desde donde está.

- Gulf, puedo verte.

Mew observa a quien tanto adora alejar la vista del cristal y quedarse quieto por un momento, antes de lentamente girar su cabeza para observar a quien lo había llamado.

Gulf está más que confundido y asustado.
Aunque anteriormente había considerado la idea de comunicase con Mew, no deseaba que fuese de esta forma. No está preparado para afrontarlo.

¿Y su presencia no es bien recibida?, ¿qué hará entonces?

Gulf está consiente de que ya no está vivo, sabe que ser visto o sentido puede ocasionar malas reacciones.

A pesar de conocer a Mew a la perfección, no está seguro de la forma en la que será recibido. Está realmente asustado.

Sus temores se vuelven más fuertes cuando Mew comienza a acortar la distancia entre ambos.
Gulf busca alternativas pero está prácticamente acorralado. El nerviosismo que lo invade le impide ver el anhelo en los ojos del castaño.

Cuando Mew está por hacer contacto físico, Gulf encuentra una vía de escape. Sin dudarlo abre la puerta corrediza de cristal y sale hacia el balcón. Antes de saltar desde aquel segundo piso, da un último vistazo al desconcertado y triste rostro de Mew.

¿Por qué tienes que mostrame esa expresión en este momento?

Gulf, ahora sobre el asfalto de la calle, tiene ganas de llorar. Sus emociones se encuentran mezcladas y aunque el sentimiento es fuerte no podría soltar ni una lágrima. Simplemente es incapaz.

Suspira pesadamente mientras trata de analizar todo lo que hace un momento sucedió. Sigue algo aturdido, lo cual le impide volver a su realidad.

Observa por última vez el lugar desde donde saltó y se aleja lentamente.

Mientras tanto, Mew sólo percibió al contrario abrir como una fuerte ráfaga de viento aquella puerta de vidrio y salir apresuradamente para después desvanecerse ante su vista.

¿Por qué había escapado de esa manera?

Las esperanzas se desvanecen de nuevo en él. Su mirada se vuelve turbia y triste, volviendo a aquel estado depresivo en el que se encontraba antes.

Dejó la puerta corrediza abierta, con la esperanza de que Gulf volviera a él de nuevo. Se acostó en la cama y cerro sus ojos en busca de alivio y descanso.

Ahora Gulf camina nostálgico entre la gente que no puede percibirlo. No tiene a donde ir, el único lugar que realmente le es cómodo es aquel del que ha escapado.
No sabe que hacer. Volver parece ser la opción mas coherente pero quizás deba esperar un tiempo antes hacerlo.

Al final sólo caminó, justo como el día en el que despertó de su largo sueño.

En su trayecto vislumbró un parque. Sin otra alternativa terminó sentado en una de las sucias bancas del lugar.

No sabe con exactitud cuanto tiempo a pasado ya, pero se siente como una gran cantidad de horas. La existencia es tan solitaria y lenta cuando sólo ves pasar a los demás sin poder interactuar con ellos. Puede ser incluso deprimente.

Es entonces cuando Gulf confirma que necesita a Mew incluso después de la muerte. Probablemente sigue en el mundo de los vivos por la promesa que le hizo a Mew, pero algo le dice que incluso en el lugar a donde van las demás almas en paz, él seguirá sintiéndose incompleto.
El castaño tenía razón, sus almas están unidas por un un lazo especial, uno que los une por la eternidad.

Mientras seguía observando a las personas, un grupo de jóvenes atrajo su atención. Al principio los observó debido a la alegría que estos desprenden pero entonces se fijó en sus mochilas. Gracias a eso recordó la escuela que hace unos días visitó. Sin una razón específica se vio en la necesidad de dirigirse a ella de nuevo.

Cuando estuvo dentro, un aura muy distinta lo invadió. Creé que la causa se debe a qué es de día y el instituto ahora está repleto de jóvenes alumnos, todos van de un lado a otro con sus propios planes en mente. Es tan diferente a lo que vio antes.

Las aulas llenas, la cafetería ruidosa, los disturbios en los pasillos. Es curioso que un lugar así le haga sentir reconfortado. Presiente que sus mejores momentos los pasó en un ambiente cómo ese.

Siendo guiado por su propio instinto, llegó a parar hasta la cancha de fútbol. La misma en la que estuvo días atrás.
Los integrantes del equipo están practicando. Ahora los conos y pelotas están esparcidos por todo el lugar, siendo usados por los mismos alumnos.

Algunos jóvenes se encuentran sentados en las gradas, ya sea en grupos, parejas o solitarios. Tan envidiable.

Gulf se sitúa en las gradas más altas. Aunque no sería capaz de sentirlo, tenía la esperanza de poder volver a percibir una brisa fresca de aire acariciando su rostro.
Cierra los ojos con tranquilidad y hace el ademán de tomar una respiración profunda; aunque el aire ahora es irrelevante para su existencia.

Mientras se encontraba en esa posición una voz realmente familiar llegó a sus oídos.

— Deberías sonreír, tu rostro tendría una mejor apariencia si lo hicieras.

Abruptamente abrió los ojos y giró su cabeza hacia su derecha, pero no había nadie. Nadie estaba cerca de él.

¿Qué fue eso?

Indagando en sus pensamientos la brisa de viento que minutos antes anheló, llegó a él. Junto con ella, la escénica de un perfume cítrico y masculino.

Entonces Gulf entendió porque se sentía tan familiarizado con este lugar.

Gulf había logrado recordar algo que nunca creyó poder olvidar.

I Feel You | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora