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[Mis preocupaciones se van. Tu eres todas las cosas que necesito recordar.]

—¿Qué quieres decir con eso?. — Mew se encuentra en un pequeño estado de shoock. Hace unos segundos, Gulf le había confesado que padece de una enfermedad al corazón.

Por un lado se siente bastante estúpido. Si lo le pensaba bien, debió sospecharlo. Gulf se negaba a comer grasas, hacer deporte y e ir a lugares donde pudiese agitarse en exceso. Era demasiado evidente.

Gulf, suspiró pesadamente. También parece estar un poco aturdido por toda esta situación.
—Desde que nací me diagnosticaron con arritmia cardíaca. — Hizo una pausa, intentando buscar las palabras correctas para explicarle. —Mi corazón a diferencia de uno común, no tiene un ritmo estable. Los latidos del mio son más rápidos de lo que deberían. Actualmente lo controlo con medicamentos y citas regulares al cardiólogo, pero aún así sigo siendo muy frágil. ¿Lo entiendes? —

Mew procesó lentamente toda la información que Gulf le dio. Está bastante sorprendido, no sabe que decir.

—Comprendo que ahora me tengas lástima, y entiendo que mi compañía ya no te sea agradable o divertida.

El castaño se sorprendió al escuchar esas palabras de Gulf. ¿Esa era la razón por la que no le dijo nada?

—No te tengo lástima. Estas en un error si piensas que te trataré distinto. Tu enfermedad no limita nuestra amistad. Te sigo viendo de la misma forma. — Tomó los hombros del pelinegro mientras hablaba.

Gulf  lo miró con ojos brillantes que parecían agradecerle.
Mew no contuvo el impulso y rodeó con sus brazos la delgada espalda del pelinegro, formando así un abrazo, uno donde ambos cuerpos encajan a la perfección, como si se tratasen de dos piezas de rompecabezas.

Mientras apretaba cariñosamente el cuerpo de Gulf, preguntó:
—¿Por qué no me lo dijiste antes?.

El menor se encogió un poco ante la pregunta.
—Tenía...miedo.

Mew comenzó a brindarle pequeñas palmadas en la espalda mientras el pelinegro seguía hablando:
—Miedo de que realmente me tratases distinto o incluso a que dejaras de hablarme. No tengo las mismas capacidades que una persona sana y eso limita mucho mi vida. Las personas suelen aburrirse de cargar conmigo. — Se acurrucó un poco más entre los brazos del contrario.

El castaño comprendió las inseguridades de Gulf. Se separó un poco del abrazo, y mientras observaba el par de ojos contrarios, dijo:
—Te prometo que yo estaré a tu lado durante mucho tiempo.

Esa fue la primera promesa que Mew le hizo a Gulf. La primera de muchas que se cumplirían.

Inevitablemente el tiempo siguió pasando, reforzando cada vez más su relación amistosa.
Mew encontró formas de hacer que el menor saliera de su rutina sin exponerlo al peligro.
Pasó largas horas y días estudiando sobre todo lo que tuviese que ver con la arritmia cardíaca. Desde lo más básico hasta las medidas de emergencia en caso de una desgracia. Llenó su cerebro de información, todo por Gulf.

Un día mientras Mew ensayaba en la sala de música, Gulf llegó a visitarlo sin aviso. Grande fue su sorpresa cuando el suave sonido de un piano invadió todo el lugar. Sigilosamente se sentó en una esquina y se deleito en silencio.

Ver a Mew tocar el piano era como ver una obra de arte. Los delgados dedos se deslizan por cada tecla con tanta naturalidad y el rostro apasionado y concentrado es digno de ser plasmado en un cuadro. Todo eso mezclado con el agradable sonido que el piano emite, le hace sentir bastante enamorado.

I Feel You | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora