Confiese.

13 2 0
                                    

-¿Ahora que?.

-Pasó adelante. -¿como era la relación de usted y Bianca en el momento en que murió?

-Muy buena, estábamos muy bien.

-¿Sabia usted que ella tenía un amante?

-Si, yo también. Eso pasó cuando estábamos mal, pero nos empezamos a arreglar y decidimos terminar con esas aventuras.

-¿Y como reaccionó cada uno?

-Según tengo entendido, mal. A mi Renata me amenazó.

-¿Su amante era la recepcionista? -Emmanuel asintió. -¿Que pasó ese día?.

Recuerdo de lo que pasó.

-Tenemos que hablar Renata.

-Si mi amor, ¿que pasa?. -lo besó.

-No, no me beses. Quiero que terminemos esto.

-¿Que? ¿Por qué?.

-No quiero seguir engañandote, yo no te amo.

-¿Esto es por Bianca, verdad?, Yo puedo cambiar, puedo ser como ella si quieres. No me dejes —con la mirada triste se quiso acercar pero Emmanuel la detuvo.

-Lo siento, no fue mi intención hacerte daño.

-Si no eres mío, no serás de ella, la voy a matar, ella no te tendrá, ¡la mataré, Emmanuel!

-Me gritó eso mientras me alejaba.

-¿Y sobre Bianca y su amante?

-Ya debe de estar informado de quien era, Seth, del departamento 6-29.

-Según tengo entendido que ella no terminó con él.

-Pues entiende mal, como le dije antes nos estábamos arreglando y estábamos funcionando mejor. Aunque el día que me fui, cuando llegué a recoger mis cosas los encontré en una situación extraña.

-¿Que situación?

Flashback.

-TÚ NO ME PUEDES DEJAR, ¿ENTIENDES?. -le gritó Seth mientras la tomaba bruscamente del brazo.

-¿Que está pasando aquí? ¿Por que tanto grito?

-A ti no te debe de importar lo que haga o no haga.

-Pues mira que si, porque estás en MI casa y a quien le gritas es mi novia.

-¿Tu novia? ¿La chica que tiene mi saliva en su cuello?. -preguntó en tono de burla.

-Saliva la cual llegó ahí porque quisiste estar conmigo a la fuerza. -agregó ella.

-Yo la verdad la vi muy asustada, pero no me pude quedar porque tenía trabajo en Kilkenny.

-Muchas gracias, hasta luego.

-No tengo tiempo. -le decía Seth cuando lo vio presentarse en su puerta.

-Y yo quisiera ganar más, pero ya ve usted. Odio que me mientan señor Ambrose.

-¿En que le ayudo esta vez, inspector?. -preguntó fastidiado mientras lo veía entrar.

—Podría empezar diciéndome la verdad, por ejemplo.

—¿A que se refiere?

—A que Bianca terminó con usted, pero usted no lo soportó y quiso volver a tener sexo con ella y ahí fue cuando llegó el señor Andrade, ¿no es así?

—Es correcto, pero yo no la encontré sola.

—¿Con quién estaba?

—Con Luan.

Asesinato en el departamento 6-30Donde viven las historias. Descúbrelo ahora