Murió

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—¿Van a decirme porque estoy aquí? —preguntó Jackson luego de sentarse.

—¿Supiste lo que le pasó a Seth Ambrose? —preguntó Mauricio para luego él y el detective sentarse.

—Si, hombre. Una pena lo que pasó, ¿Saben cómo está? Digo, como ustedes son policías.

—Se está muriendo.

—Vale. —respondió al junto de mover su cabeza afirmando. —pero hay algo que no entiendo, ¿Por qué me preguntan eso a mi? ¿No deberían estar investigando? No sé, revisando cámaras.

—Primera regla: nunca le digas a nadie como hacer su trabajo y mucho menos a un policía. —agregó el detective.

—Precisamente porque las revisamos es que estás aquí, te vimos salir de su departamento. —luego sonó el celular de Mitchell.

—¿Por qué siempre lo tienes en sonido, idiota? —el detective hizo caso omiso y salió para contestar.

—Yo no le disparé. —se defendió.

—Nunca dije que le dispararon.

—¡Mierda!

—Murió. —dijo cuando entró.

—Oficialmente eres un asesino, Jackson.

—¡Yo no lo maté!

—Todo te acusa, mataste nuestra evidencia.

—Yo no quería matarlo.

—Esto de ser policía es ¡Tan complicado! —se quejó Mitchell.

—Estoy de acuerdo. A ver, ¿Querías o no?

—Me pagaron para asustarlo, no quería que muriera.

—Cada vez me dan más ganas de revisar tus antecedentes. —decía el detective. —ahora vuelvo. —se puso de pie y salió.

—¿Quién te pagó?

—Eso no se los puedo decir.

—De todas maneras irás a la cárcel, pero si me das esa información él o ella correrá con la misma suerte.

—¿Me pueden dar menos años?

—Es posible, si.

—Fue Emmanuel.

—¿El novio de Bianca?

—No, Emmanuel Gallardo.

—¿Y ese quién es?

—Vive en el departamento 4-48.

—¿Que tenía él en contra de Seth?

—¡Yo que sé! Pregúntele.

—He vuelto con tu historial muchachito. —se anunció el detective.

—¿Quieres escuchar? —le preguntaba al Inspector.

—Ya que estás aquí.

—Robo a mano armada, conducir sin licencia, ¡Estuviste preso por 18 meses por tráfico de armas!

—Tienes cara de que no rompes un plato pero si te dejan rompes toda la vajilla. —comentó. —nosotros nos vamos. —se puso de pie.

—¿Y yo?

—Pacheco te acompañará a la celda. —dijo el inspector.

—¡Pacheco! —vociferó el detective. —Adiós.

—Asi que tenemos un nuevo sospechoso, esto cada vez es más difícil.

—Departamento 4-48. —dijo cuando lo vió y luego tocó la puerta.

—¿Quienes son ustedes? —preguntó la persona que abrió la puerta.

—Yo soy Mauricio Herrera y él es...—pensó. —¡Joder! Nunca me dijiste tú nombre.

—Taylor Mitchell, un placer. ¿Nos deja pasar?

—Si, eso creo. —se hizo a un lado.

—¿Gustan algo de tomar, agua, whisky? —preguntó aquella persona a la que ambos respondieron no.

—¿Hace cuánto tiempo vive usted aquí?

—No lo llevó contado, creo que unos 6 o 5 años.

—¿En su estadía no ha tenido problemas con nadie de este edificio? —preguntó el detective Mitchell.

—Uno que otro, pero nada importante.

—Suponemos que se enteró de lo que le pasó a Seth Ambrose, digo lo comentan en todo el edificio.

—Si, hombre. La verdad es que no me da pena, se lo merece.

—Seth murió, señor Gallardo.

—¿Qué? ¿Cómo saben mi apellido?

—Alguien nos habló de usted, nos dijo que con usted encontraríamos lo que buscamos, ¿Verdad? —le preguntó y el detective asintió.

—Depende de lo que busquen.

—Queremos darle un susto a una persona, usted entiende, es alguien que nos cae muy mal y nos gustaría que aprenda a no meterse en lo que no le importa.

—Entiendo perfectamente, voy a necesitar información sobre esa persona de la que hablan.

—Por supuesto, ¿Tiene con que anotar?

—No es necesario.

—Pues venga, el nombre es: queda usted arrestado. Todo en minúsculas.

Asesinato en el departamento 6-30Donde viven las historias. Descúbrelo ahora