Examen.

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—¿Qué demonios? —preguntó extrañado.

—Detective Mitchell. —le mostró su placa.

—Inspector Herrera. —hizo lo mismo.

—Vale, vale. ¿Por qué el arresto?

—¿Le parece poco lo que hace usted?

—Así me gano la vida, hombre. Las prostitutas hacen cosas peores.

—Definitivamente no. Las prostitutas le dan placer a aquel que lo necesita, tú mandas a matar a alguien por dinero.

—Yo no he matado a nadie.

—Sabemos que le pagaste a Jackson Rendón para golpear a Seth, quien lamentablemente murió.

—Hice lo que tenía que hacer.

—Acompañanos al departamento policial. ¡Ahora!

Así lo hizo.

—Vas a pasar mucho tiempo aquí. —le dijo el detective.

—Fue más fácil resolver eso que el caso. —resopló Mauricio.

—¿Que tal si repasamos la evidencia?

—Hemos hecho eso cada santo día, ¿Y que encontramos? ¡Nada!

—Bueno, ¿Sabes que se hace en esa situación?

—Volver a la escena del crimen. ¡Eres un genio Taylor!

—Aunque bueno, de seguro en la escena no encontraremos mucho, pero podemos revisar su habitación.

—Yo conduzco.

—Supongo que usted y Bianca compartían habitación. —le dijo a Emmanuel cuando lo vió.

—Si.

—¿Podemos revisar?

—Si claro, es por aquí. —los llevó hasta allá. —aquí guardaba su ropa, regalos y algunas cosas.

Empezaron a revisar y revisar hasta que encontraron un sobre blanco que decía "examen"

—Estaba embarazada.

—¿Cómo lo sabes?

—¿Ves la fecha? Es una semana antes de que muriera.

—¡Señor Andrade!

—¿Pasa algo?

—¿Sabía que su novia estaba embarazada?

—¿Embarazada? ¿De quién?

—Nosotros que vamos a saber.

—No tenía conocimiento de eso.

—Como sea, nos llevaremos esto.

—Yo conozco este hospital, si quieres podemos ir. —le sugirió el detective.

—Lo que quiero es resolver este caso ya, hombre.

—¿Me dejarás conducir Mercedes Benz?

—Eso nunca, dime dónde ir, sube.

Lo fue guiando poco a poco hasta llegar allí.

—¿Cómo sabremos a que doctor consultó?

—Fácil, la firma que tiene, es del doctor Franco, ese doctor me ayudaba con mi dolor de espalda. Es por aquí.

Tocaron la puerta y este les dijo que pasaran.

—Sabemos que Bianca Decker estuvo aquí.

—Si, está embarazada de 6 semanas.

—Estaba, fue asesinada hace unas semanas.

—Que terrible.

—¿Cómo la notó ese día?

—No muy bien, en la mayoría de los casos cuando se le dice a una mujer que está embarazada se pone feliz pero ella se notaba triste y un tanto preocupada.

—¿No me reconoce doctor?

—Resopló. —aquí vamos.

—Estuve aquí hace unos meses, por mis dolores de espalda. —continuó diciendo.

—¡Ah, claro! Taylor Mitchell, ¿Cómo haz estado, volvieron tus dolores?

—No, claro que no. Usted ha sido el mejor doctor que he tenido.

—¡Sigo aquí! —se quejó.

—Me tengo que ir, fue un placer verlo, hasta pronto.

—A veces me estresas demasiado.
—le dijo mientras se subía al auto.

—Sé que me adoras.

—Analicemos un poco: Su novio no sabía que estaba embarazada y ella no se veía feliz cuando se enteró.

—¿Crees que le haya sido infiel? —le preguntó mientras lo veía conducir.

—No lo sé, todo esto me parece extraño cada vez más.

Asesinato en el departamento 6-30Donde viven las historias. Descúbrelo ahora