Capitulo 5

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Recogí la carta el día siguiente.

"Está bien, pero recuerde que yo lo encontraré luego."

Jaja, cree que es más lista que yo.

"Que empiece el juego"

Fue mi respuesta.

.....

Teníamos dos horas libres de clase ya que el profesor tuvo un "accidente" subiendo las escaleras dirigiéndose a nuestro salón. Si, es el profesor del primer día, el que odiaba a todos menos a Mónica, todos ellos compartían tanto el sentimiento que quisieron hacerle "un favor", ni crean que fui yo, fue la demás clase, yo tengo mejores cosas que hacer.

Tenía una llamada perdida de skype de mis padres, iba a la biblioteca a responder la llamada.

-¡Hijo!-gritaron mis padres alegres al unísono.

-Hola, los extraño mucho los quiero, rápido que no tengo tiempo.- dije rápido y algo irritado, quería que terminara esta conversación antes de que comenzara, pero veo que no.

-Hijo, ¡iremos a la casa en una semana! - gritó mi madre, demasiado alto.

-Ah, que emoción- golpeaba los nudillos de mis dedos contra la mesa esperando a que acabara.

-Te llevaremos un regalo.-Dijo mi padre.

Se los describiré. Mi madre, una rubia oxigenada cuyo color natural es un café no muy oscuro, ojos azules muy llamativos y hermosos, la mayoría de su cuerpo es plástico, es como una barbie, ella es más plástica que una barbie. Mi padre, un obsesionado también con su imagen, cabello café claro y ojos azules celestes. Yo me parezco a mi padre. Me pinté el cabello de azul porque, además que me aburría el café claro en mi cabeza, no quisiera parecerme a ese.

-¿Y Stephany? ¿Y mi abuela?- dije enojado, no me gusta el favoritismo que me tienen, lo odio.

-¡A ellas les compramos algo luego!- dijo mi padre sin preocupación. -Esperanos, hijo.-

-Sisi, adiós.- colgué. Me cubrí la cara y suspiré.

-Jamás e visto a una persona que le falte el respeto así a sus padres.- escuche la voz de Mónica detrás mío

-Pues ya lo conoces.- pasé mis manos por mi pelo y me despeiné.

-Bueno, mientras tú estabas aquí entretenido yo me conseguía un titulo de lesbiana.- empezó a reírse y cubrió su boca con su mano.

-¿Qué estabas haciendo?- también empecé a reír.

-Buscaba a las rubia oxigenadas más plásticas y suripantas que se me atravesaban a la vista y les tiraba piropos de albañiles que acababa de leer en internet.- empezó a reír y volví a pasar mi mano por mi cabello irritado.

-Venga, para que te pongas alegre.- Me tomó las manos y me llevó a un pasillo con muchos estudiantes pasando.

-¿Para qué me llevas aquí?- pregunto, ella me cubrió la boca y miró detenidamente.

-Calla y mira esto.- Se sentó en el piso trayéndome a mi también. Una rubia demasiado plástica se acercaba con una MINI MUY PEQUEÑA FALDA, creo que saben que palabra trae escrita en la frente.
-¡Mamasita, quisiera ser calle para verte desde un mejor ángulo!- La rubia la volteó a ver, le sacó el dedo del medio y apresuró el paso. Mónica se tiró a reír como más desquiciada que está.

-¿Qué diablos te pasa?- Me tiré a reír también y ella dejó caer su cabeza en mis piernas.

-Chocolate, Chris, muuucho chocolate.- ella siguió riéndose y todos nos miraban muy raro.

-Ya callate Mónica- le tapé la boca con mi mano y ella la lamió. -¡Asquerosa!- me limpié la mano en su cara.

-¡Giuu!- se limpió con su manga. -Okay, sigues tú.- claro que no iba a decir esas estupideces. -No, jamás.- Dije cruzando mis brazos.

-Anda- me insistió y se rió. -Bueno, bueno, entonces sigo yo.- Se levantó de nuevo y yo le cubrí la boca.

-Te compro una malteada de chocolate y palomitas si te callas ya.-

Eso fue algo que la convenció.

.....

Después de ir por su malteada y sus palomitas nos dirigíamos a su casa.

Les diré otra cosa, con lo que pasó el día anterior no decidí hablar de nada, como si nada hubiera pasado, a menos que ella decida hablarme de porqué lloraba cuando le dije umpa lumpa. Quería saberlo pero no quería dañarla.

Escuché un suspiro suyo y cierta decisión él.

-Chris, sobre lo que pasó ayer...- ella comenzó a decir, de pronto la seguridad que tenía se fue.-Nada, olvídalo. ¿Quisieras acompañarme mañana a ver a una amiga? Es esa de la que te hablé antes, la de la música.- me sonrió y yo también.

-Claro, mañana planeaba pasar el día viendo como esconder las cicatrices que me dejó el gato pero el pensarlo bien parezco un chico rebelde, ¿cierto?.- me reí y ella golpeó mi hombro.

-Claro, sigue creyendo eso.- sonrió y seguimos caminando hasta llegar a su casa.

Era la primera vez que veía a la madre de Mónica, una morena, baja, un poco más alta que su hija pero era por los tacones que esta llevaba, cabello café y largo, algo como la apariencia de una latina. Mónica lo único en que se le parecía era en su altura. Una mujer atractiva si me dejo decir

-Chris, mi madre, mamá, Chris- dijo presentándonos, nos dimos la mano y Mónica me llevó a su habitación, la cual era la única en el piso de abajo, las demás estaban arriba.

Era una habitación con paredes rosas y blancas, una cama matrimonial con los mismos colores de sabanas que las paredes. Unas rosas azules posaban al lado de una foto.

-Vuelvo en un minuto.- dijo Mónica saliendo de su habitación y llendose a no se que parte.

Miré mejor la habitación y al lado de la cama había un pequeño mueble, sobre el mueble habían unas rosas azules y una foto enmarcada, en aquella foto había un niño, ojos azules brillantes y cabello café, parecía alrededor de 10 o 11 años, ¿Quién sería? Tomé el marco y miré por detrás.

"Austin.
16/09/01"

¿Austin? ¿Quién es Austin? Espera un momento... Hoy es 17 de Septiembre... ¿El niño habrá muerto? Ayer fue el día del marco.

-¡Suéltalo!- grita Mónica caminando lo más rápido hacia mi y tratando de quitarme el marco de las manos pero lo levanto. -¡Suéltalo! Déjalo en donde estaba por favor- me empujó a la cama y se puso sobre mi. Me senté y lo puse más arriba.

-Te tranquilizas o lo lanzo- ella se tranquilizó y se sentó en la cama. -¿Quién es este niño?- mostré la foto y ella se quedó en silencio algo cabizbaja.

-Él...él es...mi hermano...- se sonrojó un poco y empezó a jugar con sus dedos. -él desapareció hace 10 años...- en las ultimas palabras su
voz se cortó.

Su hermano desapareció hace 10 años... Que duro... Osea que desapareció cuando ella tenía 5 o 6 años, lo sé, no es muy matemático
Pero veo cuanto le debió doler a esa edad. Pudieron ser muy unidos y el niño desaparece dejándola sola. Ouch.
Cuando miré a su cara ella tenía la mirada baja y una débil lágrima corrió por su mejilla. Sus ojos de nuevo gritaban por socorro de unos brazos firmes, de un alma de hierro, unos ojos con suficiente brillo que le puedan compartir. No sé porqué. Siento que esa persona soy yo...

La abracé y ella tomó mi sudadera con fuerza. Empezó a sollozar aun más fuerte. Sentía de nuevo que mi corazón y mi estomago eran apuñalados...

Mónica...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora